Arnoldo Kraus: ¡°La bella esperanza de ser mejores tras la pandemia ahora est¨¢ en la basura¡±
El m¨¦dico y escritor reflexiona sobre el anhelo universal de que termine la vida pand¨¦mica y el hartazgo acumulado durante los ¨²ltimos dos a?os
Arnoldo Kraus es m¨¦dico internista, escritor y miembro fundador del Colegio de Bio¨¦tica. En 2020 public¨® Bit¨¢cora de mi pandemia y recientemente coordin¨® Suicidio, que recopila una serie de ensayos con una veintena de colaboradores. El profesor de la Facultad de Medicina de la UNAM cuenta que en el primer lapso de vida pand¨¦mica se aferraba al optimismo, pero conforme pasaron los meses esa esperanza ¡°ahora est¨¢ en la basura¡±. Kraus no tiene WhatsApp ni Facebook ni Twitter. Dice que le basta un celular viejo porque prefiere hablar con sus pacientes en vez de pasarse el tiempo mandando mensajes.
El doctor levanta el tel¨¦fono fijo de su consultorio para hacer precisamente eso: hablar. De lo que el coronavirus nos ha arrebatado, del anhelo universal de poner punto final a la pandemia y de su contraparte, el hartazgo generalizado y acumulado durante los ¨²ltimos dos a?os. ¡°En la medida de sus posibilidades, las escuelas tendr¨¢n que dar en el futuro una materia sobre covid y lo que ha representado para el mundo¡±, afirma.
Pregunta. El mismo d¨ªa en que el subsecretario Hugo L¨®pez-Gatell dijo que hab¨ªa pasado lo peor de la cuarta ola, M¨¦xico registr¨® m¨¢s de 800 muertes, la mayor cifra desde septiembre. ?Qu¨¦ dice esto sobre el estado de la pandemia en el pa¨ªs?
Respuesta. Aqu¨ª hay un problema muy serio: ?creemos o no creemos a las cifras que reporta el Gobierno en cuanto al n¨²mero de muertos, de casos y de hospitalizaciones? Yo, en lo particular, no les creo. Muchas veces veo un conflicto entre lo que dice el subsecretario L¨®pez-Gatell y lo que yo pienso y hablo con mis colegas. Hasta hace poco, por ejemplo, en Estados Unidos se hablaba m¨¢s o menos de un mill¨®n de contagios al d¨ªa, en un pa¨ªs que tiene unos 330 millones de habitantes. En M¨¦xico habl¨¢bamos de 30.000, 40.000 pruebas positivas, en un pa¨ªs en donde habitan algo m¨¢s de 120 millones. Resulta, entonces, que hay un divorcio impresionante entre la positividad en Estados Unidos y la observada en M¨¦xico. Ese tipo de cosas nos meten mucho ruido y nos incomodan.
La realidad es que no hemos superado el problema de la pandemia. Pr¨¢cticamente, ning¨²n pa¨ªs lo ha superado. Todos siguen reportando una gran cantidad de pacientes positivos. Entonces, existe un conflicto entre quienes creen con fe y cierto fanatismo a las cifras gubernamentales y quienes las cuestionamos.
P. ?Cu¨¢ndo dej¨® de creer en las cifras oficiales?
R. Empec¨¦ a desconfiar casi desde el principio. Desde el momento, por ejemplo, en que L¨®pez-Gatell hablaba de que un contagio de L¨®pez Obrador era una cuesti¨®n de moralidad o de no moralidad. Cuando observaba la conducta oficial de no usar cubrebocas de parte del presidente. Cuando en las conferencias vespertinas, L¨®pez-Gatell dec¨ªa que no ve¨ªa se?ales de alarma, pero entre la poblaci¨®n hab¨ªa muchas. Cuando comparaba el n¨²mero de muertos en otros pa¨ªses con lo que aqu¨ª se publicaba y se dec¨ªa.
Hay una negaci¨®n tremenda del Gobierno. Yo platico con muchos infect¨®logos y epidemi¨®logos de la capital y el resto del pa¨ªs, y el panorama epidemiol¨®gico planteado por el Gobierno no es lo que yo escucho de mis colegas. Mucha gente ha muerto en sus casas ya sea por pobreza, porque no hab¨ªa cupo para internarse o porque no conf¨ªan en los hospitales. Muchos de esos casos no entran en las cifras oficiales. De a?o y medio para ac¨¢, sin embargo, el n¨²mero de muertes se ha incrementado much¨ªsimo cuando se compara con lo que suced¨ªa antes de la pandemia.
P. ?D¨®nde han estado las principales carencias en la gesti¨®n de la crisis sanitaria de este Gobierno?
R. La principal carencia, aunque no es propiamente una carencia, es no decir la verdad y no alertar adecuadamente a la poblaci¨®n, no advertirles de que es un problema muy serio para el que todav¨ªa no contamos con remedios, no s¨®lo en M¨¦xico, sino en todo el mundo.
En mi opini¨®n, el problema m¨¢s grave es el binomio conformado por la pobreza y la enfermedad. Ese binomio es delet¨¦reo y mort¨ªfero. En M¨¦xico, casi la mitad de la poblaci¨®n es pobre o muy pobre y varios estudios demuestran que quienes m¨¢s se han muerto son los pobres. Yo creo que el Gobierno tendr¨ªa que aceptarlo.
Muchos han muerto porque no encuentran donde atenderse, porque no se les abren las puertas de los hospitales p¨²blicos o porque no tienen recursos para pagar un hospital privado. No estoy diciendo que la atenci¨®n de la medicina privada sea mejor, lo que digo es que la saturaci¨®n en la medicina p¨²blica ha estado fluctuando constantemente. Tambi¨¦n ha habido una negaci¨®n de la pandemia en algunos sectores poblaciones que los hace no ir a los hospitales hasta que los s¨ªntomas ya est¨¢n muy avanzados.
P. ?Y los aciertos?
R. Un acierto ha sido la vacunaci¨®n, que va in crescendo. Se est¨¢ vacunando a una gran parte de la poblaci¨®n y quiero pensar que todo el manejo de lo que tiene que ver con vacunas ha sido correcto. Otro punto positivo es que en M¨¦xico hay una mayor conciencia sobre el uso de cubrebocas, se usa m¨¢s que en varios pa¨ªses europeos y Estados Unidos, al menos eso es lo que yo noto.
Pero ese acierto se desvanece cuando ves a muchos de nuestros jerarcas sin usar cubrebocas, incluyendo al presidente. L¨®pez Obrador es muy admirado y uno quiere imitar normalmente a quien admira: ?Si el presidente no quiere usarlo, por qu¨¦ voy a usarlo yo? Hay un desbalance entre las grandes medidas y discursos presidenciales, que no reproducen la realidad ni lo que ya han demostrado los cient¨ªficos.
P. ?Est¨¢ justificado que se pretenda acusar a L¨®pez-Gatell de homicidio por omisi¨®n?
R. L¨®pez-Gatell ha sido muy cuestionado desde el principio. Yo creo que si analizamos los ¨²ltimos 500 art¨ªculos que se han escrito sobre su gesti¨®n, habr¨¢ una paliza apabullante en su contra. Dicho esto, no creo que sea justo el juicio que se le quiere hacer. No me gusta lo que ha hecho, pero no me parece que sea el responsable del n¨²mero de muertos y contagios.
Hay que decirlo, este Gobierno entr¨® con un sistema de salud muy golpeado en el sexenio pasado y los previos. La salud en M¨¦xico no es una cosa para enorgullecernos. Era un sistema bastante devastado, aunque quitaron el seguro popular que era, sin duda, mil veces mejor que el sustituto actual. La responsabilidad no es de estos tres a?os de gobierno, es de hace 20, 30, 40 a?os en los que no se ofreci¨® una mejor salud a la poblaci¨®n. Hay que recordar que en un inicio, L¨®pez Obrador dijo que ¨ªbamos a tener servicios m¨¦dicos como los de Dinamarca y Suecia. Eso hubiera sido fenomenal y me arrodillar¨ªa ante el Gobierno si hubiese sucedido algo as¨ª, pero no ha pasado. No culpemos de todo a la pandemia, hay que hurgar tambi¨¦n en las fallas gubernamentales.
P. ?Por qu¨¦ cree que cada hito, desde la llegada de las vacunas hasta la aparici¨®n de ¨®micron, nos ha llevado a pensar en el final de la pandemia?
R. Mucha gente puede no estar de acuerdo conmigo, pero yo repito que entre m¨¢s sabemos del virus, menos sabemos. Un reflejo de esto es ¨®micron. Lamentablemente, cuando pensamos que ya hab¨ªamos caminado mucho, surgi¨® delta y las otras variantes. La aparici¨®n de las vacunas sembr¨® esperanzas y realmente son muy eficientes, algunas tienen una protecci¨®n mayor al 90%. Al mismo tiempo, han surgido los movimientos antivacunas, que no han ayudado para nada. Y tenemos pa¨ªses en ?frica y otras regiones que no pasan del 10% de la poblaci¨®n vacunada contra otros que tienen coberturas del 70%.
El anhelo de que se acabe la pandemia es universal, pero el fin no se avizora cercano. Necesitamos tener un medicamento que sea capaz de tratar el virus, como sucedi¨® con la influenza. Hay buenas expectativas, pero no tenemos eso todav¨ªa. Cuando eso pase podremos hablar con cierto optimismo. Creo que la pandemia, como otras pandemias, lleg¨® para quedarse. Vamos a tener que convivir con la idea de que nunca se acab¨® la pandemia de SARS-CoV-2, como nunca se acab¨® la de influenza. Otras pandemias se han acabado, pero muchas regresan. Cada vez hay m¨¢s casos de sarampi¨®n, por ejemplo, en buena medida debido a los antivacunas, que no vacunan a sus hijos y los mandan as¨ª a las escuelas.
P. Hablando de las desigualdades, ?cree que la pandemia va a llevar a un replanteamiento de estos problemas o va a terminar por magnificarlos?
R. Me gustar¨ªa pensar que el hombre aprende de sus malos pasos. Dicen que el ser humano es el ¨²nico animal que tropieza dos veces con la misma piedra. En mi opini¨®n, estamos ante un fracaso muy grande en cuanto a conocimiento acumulado. No hemos sido capaces de distribuir de forma mejor y m¨¢s equitativa el conocimiento. Tiene que llegar a m¨¢s lugares, ya sea a comunidades pobres de pa¨ªses ricos o a pa¨ªses pobres.
El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional presumen que hay grandes avances en cuanto a la pobreza. Sus cifras son muy alegres, pero cuando uno va a la Sierra de Puebla, a Chiapas o a Guatemala, el nivel de pobreza, hambre y muertes prematuras es alt¨ªsimo. Esas cifras son muy bellas, pero no cuadran con la realidad. Mientras que el conocimiento m¨¦dico y cient¨ªfico no se distribuya de una mejor forma y ¨¦ticamente, hay que cuestionar las desigualdades y el exceso de ambici¨®n de los que tienen el poder.
Como an¨¦cdota, despu¨¦s de que se logr¨® la vacuna contra la polio, un reportero le pregunt¨® a su creador, Jonas Salk, si iba a patentarla. Salk contest¨® con una gran inteligencia: ¡°?Acaso se podr¨ªa patentar el sol?¡±. ?Se entiende la iron¨ªa, no? Yo no s¨¦ si las farmac¨¦uticas sean las ¨²nicas responsables de la mala distribuci¨®n de la vacuna, pero creo que tienen mucho que ver. Tambi¨¦n los pa¨ªses ricos, en Estados Unidos e Israel se habla de la cuarta dosis de vacuna. Si no universalizamos los beneficios de la vacunaci¨®n, nos vamos a seguir encontrando con sorpresas desagradables.
P. ?Cu¨¢l es la huella que ha dejado la pandemia en nuestra salud mental?
R. Creo que hay varios frentes. Pensar¨ªa en la pandemia de soledad que viven los viejos, que se les ha arrumbado en sus casas y han sufrido una ca¨ªda en su calidad de vida muy notoria, sobre todo a aquellos que ¡°se les cuida mucho¡± y no se les permite salir ni moverse y permanecen encerrados. Eso ha ayudado a un incremento en niveles depresivos.
Hay que pensar tambi¨¦n lo que pasa con los ni?os y j¨®venes. Los ni?os de dos o tres a?os de familias con ingresos econ¨®micos que les permiten quedarse en casa piensan que las caras que van a ver al salir son las de personas con cubrebocas. Piensan que eso es lo normal. Casi no socializan ni salen. Se est¨¢ moldeando una sociedad diferente. Algunos chicos que vienen a mi consultorio con sus padres se emocionan de ver a otra gente, no est¨¢n acostumbrados a hablar con los dem¨¢s. Veremos qu¨¦ va a cobrar eso. En los extremos de la vida, los ni?os y j¨®venes est¨¢n teniendo un encuentro con la vida diferente y los viejos, con la soledad y la desesperanza en aumento.
P. Las noticias sobre covid siguen llegando, pero parece que cada vez queremos hablar menos de la pandemia. ?Hemos llegado a un punto de saturaci¨®n como sociedad?
R. S¨ª, todos estamos en un punto de hartazgo de la pandemia, en donde ya no queremos o¨ªr m¨¢s. Me incluyo en la lista. Hay un conflicto secreto y mal llevado a cabo entre pol¨ªticos y cient¨ªficos, el lenguaje de los pol¨ªticos muchas veces choca con el de los cient¨ªficos. No se entienden y eso termina por mermar la confianza de la poblaci¨®n y ha incrementado el hartazgo. El autor y f¨ªsico brit¨¢nico Charles Percy Snow hablaba desde los a?os cincuenta en Las dos culturas de un gran divorcio entre las ciencias y las humanidades, y que eso dificultaba la soluci¨®n de los problemas del mundo. Ten¨ªa mucha raz¨®n, pero yo ahora veo ese divorcio entre la realidad pol¨ªtica y la ciencia.
P. ?Es una ventaja o una desventaja vivir esta pandemia como profesional de la salud?
R. No lo calificar¨ªa como mejor o peor. Recientemente publiqu¨¦ Bit¨¢cora de mi pandemia. En los primeros meses ten¨ªa cierta esperanza. A mediados de 2020 se dec¨ªa que hab¨ªa menos contaminaci¨®n, que las tortugas regresaban a las playas, que las aguas estaban m¨¢s limpias. Hab¨ªa esperanza de que mejorara la comunicaci¨®n entre seres humanos, de que nos sirviera de experiencia, de evitar pandemias futuras. Despu¨¦s de dos a?os, la bella esperanza de ser mejores tras la pandemia ahora est¨¢ en la basura.
Las enfermedades dan mucho material para reflexionar. Escrib¨ª durante 130 o 140 d¨ªas de la pandemia y ya me preguntaron si iba a haber una segunda parte, pero no la voy a hacer porque creo que ya no hay mucho m¨¢s qu¨¦ decir. Lo que todos esperamos es que los medicamentos funcionen y que eso nos lleve al fin de la pandemia, aunque no sea el fin de la pandemia, como ya dije antes.
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