El pilar invisible del trabajo de las madres en M¨¦xico
Las mujeres dedican en promedio seis horas al d¨ªa a las labores dom¨¦sticas y de cuidados, tres veces m¨¢s que los hombres, seg¨²n estima el Inegi
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
Desde que Erika Hern¨¢ndez tiene memoria, lavar los platos es una tarea interminable en el hogar. ¡°Ya sabes, los trastes nunca se acaban¡±, r¨ªe al tel¨¦fono mientras comienza a recibir felicitaciones por su cumplea?os 48, un d¨ªa antes del 10 de mayo, fecha en la que se celebra a las madres en M¨¦xico. Aunque consigui¨® descansar de su trabajo como enfermera en un hospital, la mam¨¢ de una ni?a de 10 a?os y un adolescente de 15 no tiene mucho tiempo para festejar. Acomoda la loza y pone un poco de ropa en la lavadora. La lista de quehaceres en la casa se alarga y no da tregua.
Talla algunas prendas a mano y las pone a secar al sol. Despu¨¦s, barre el patio y se sienta unos minutos. ¡°Es mucho trabajo¡±, reconoce. ¡°Hoy no he hecho tanto y ya estoy muy cansada¡±, comenta. El cansancio se acumula con la rutina. Levantarse todos los d¨ªas antes del amanecer y dirigirse a la cocina. ¡°Como un robot, tengo que preparar r¨¢pido el desayuno y el lonche, dejarles los uniformes listos y revisar que no les haga falta nada. Siempre, corriendo¡±, describe.
En M¨¦xico, las mujeres dedican en promedio seis horas al d¨ªa a las labores dom¨¦sticas y de cuidados, tres veces m¨¢s que los hombres, seg¨²n estimaciones del Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Geograf¨ªa (Inegi). La suma de esas labores alcanz¨® en 2020 un valor de 6.4000 millones de pesos, equivalente al 27,6% del PIB nacional, del que un 73% corresponde a ellas. Si todo ese trabajo se pagara, cada una recibir¨ªa alrededor de 70.000 pesos al a?o, de acuerdo con el ¨²ltimo informe de la Cuenta Sat¨¦lite de Trabajo No Remunerado de los Hogares.
Al finalizar su turno de 7.00 a 15.00 en el hospital, Hern¨¢ndez regresa a casa y comienza la segunda ronda de labores. Ahora hay que ir al mercado, si hace falta, hacer la comida, servirla y, otra vez, los trastes que tambi¨¦n habr¨¢ que lavar en la noche, despu¨¦s de repetir todo lo anterior. A¨²n en sus d¨ªas de descanso, el traj¨ªn no para, especialmente desde que se retir¨® la trabajadora dom¨¦stica que le ayudaba una vez por semana. ¡°Estuvo con nosotros 14 a?os y creo que hasta ahora valoramos todo lo que hac¨ªa¡±, reflexiona. Su partida en septiembre pasado tambi¨¦n les ha llevado a replantear el reparto de los quehaceres.
Sus hijos ahora tienen nuevas tareas en la casa. ¡°Por ejemplo, uno tiende la ropa y el otro la dobla, uno lava los trastes y el otro los guarda¡±, explica. Las estad¨ªsticas del Inegi son mucho m¨¢s equitativas entre los m¨¢s j¨®venes. Seg¨²n el mismo reporte, cada ni?a de entre 5 y 11 a?os destina en promedio 5,5 horas a la semana en labores dom¨¦sticas y de cuidados del hogar, mientras que los ni?os del mismo rango de edad dedican alrededor de 5,1.
El azaroso arte de la maternidad
Desde los cinco a?os, Adriana L¨®pez tuvo que sumarse a las tareas del hogar. Como hermana mayor, recuerda que ten¨ªa que cuidar a la menor mientras su madre atend¨ªa al beb¨¦ que acababa de nacer. Conforme fue creciendo, las labores fueron aumentando. Luego sus padres se separaron y vivi¨® un a?o con su pap¨¢ y sus hermanos. A los 13, ten¨ªa que vigilar que sus hermanos se lavaran los dientes y tuvieran uniformes limpios para ir a la escuela. A?os despu¨¦s, vio nacer a sus hermanas m¨¢s peque?as y desde el primer d¨ªa les cambi¨® el pa?al. Cree que el v¨ªnculo que se form¨® es m¨¢s parecido a la maternidad. ¡°De hecho, mi hermana m¨¢s chiquita, creo que me ve como una figura materna¡±, comenta.
Su hija Violeta naci¨® hace cuatro a?os rodeada del arte y las pinturas de su mam¨¢. Ahora que la ni?a entr¨® al k¨ªnder, su madre aprovecha las ma?anas para estudiar la viola. La artista de 29 a?os tuvo que reducir la frecuencia en la que lo hac¨ªa porque cuidar a su beb¨¦ y sostener un instrumento tan grande le resultaba imposible. Ahora, el reto es poder vivir de la m¨²sica sin descuidar a su ni?a. En la mayor¨ªa de los trabajos que ha conseguido, los ensayos son por la tarde y su hija no la puede acompa?ar. ¡°Es muy inc¨®modo tener que trabajar as¨ª y ser mam¨¢¡±, reclama.
Todo lo contrario le ha pasado con la pintura. ¡°Empec¨¦ a pintar mucho porque era muy f¨¢cil encontrar ratitos para hacerlo desde que estaba chiquita y, ya que ha ido creciendo, nos ponemos a pintar juntas¡±, cuenta. Pese a las dificultades, L¨®pez se anima al pensar que uno de pocos pros de tener un empleo inestable es que puede pasar m¨¢s tiempo con su hija. ¡°S¨ª, hay d¨ªas pesados que no nos vemos tanto, pero tambi¨¦n hay semanas en las que siempre estamos juntas¡±, confiesa.
Margarita Garfias, directora de Yo Cuido M¨¦xico, organizaci¨®n especializada en el trabajo no remunerado, advierte de que la falta de oportunidades para insertarse en el mercado laboral y la sobrecarga de trabajo, pueden llevar a las mujeres a renunciar a su proyecto de vida. ¡°Ya sea escolar, laboral, familiar o meramente personal, y no es porque queramos ser esas m¨¢rtires que se han construido en el imaginario mexicano, sino porque no en este pa¨ªs no hay servicios¡±, se?ala. ¡°Desgraciadamente, las mujeres trabajadoras del hogar somos el seguro social del Estado, pero sin ning¨²n derecho¡±, expone.
Una casa con dos madres y cuatro hijos
En el hogar que desde hace seis a?os Ana De Alejandro comparte con su pareja y sus cuatro hijos, no existe un reparto de tareas por g¨¦nero. ¡°Como son varones, desde peque?os les hemos ense?ado que tienen que participar en todas las labores, entonces ya saben cocinar, barrer, trapear, sacudir, tender camas¡±, enlista. ¡°Somos muy reiterativas de que aqu¨ª no hay una divisi¨®n por g¨¦nero, aqu¨ª todas las personas tenemos que cooperar y ayudar parejo¡±, afirma.
¡°Intentamos hacerlo tan equitativo como sea posible y siempre hacer conciencia de que aqu¨ª todas las personas comemos, entonces todas las personas tenemos que lavar y preparar los alimentos¡±, contin¨²a. As¨ª, las dos madres se las ingenian para sostener su nido mientras revolucionan el concepto de familia. ¡°Vivimos en una familia reconstruida, una familia lesbomaternal¡±, explica la activista. ¡°Quiere decir que cada quien ya ten¨ªa su propia familia cuando empezamos nuestra relaci¨®n¡±.
Se conocieron en 2016, cada una con dos hijos con sus exparejas. ¡°Miztli [su novia] lleg¨® a la Red de Madres Lesbianas en M¨¦xico porque quer¨ªa saber c¨®mo explicarle a sus hijos que era lesbiana y yo inici¨¦ la red en 2012 justo para que otras madres lesbianas supieran que no eran las ¨²nicas en el mundo¡±, cuenta.
Seis a?os despu¨¦s, juntas han construido un hogar en el que viven un ni?o de 11 y tres adolescentes de 15, que crecen entre las casas de su otra madre y de su abuela. La red por la que se encontraron tambi¨¦n ha crecido y, de las 40 madres que eran al inicio, ahora suma a m¨¢s de 3.500 en todo el pa¨ªs con el mismo objetivo de hacer visible que existen todo tipo de maternidades. ¡°Hay mam¨¢s que deciden ser aut¨®nomas, est¨¢n las madres lesbianas, las pansexuales, las asexuales, las poliamorosas y un largo etc¨¦tera¡±, apunta.
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