Todos los demonios del ¡®caso Florence Cassez¡¯

Pocos casos judiciales han revelado las grietas m¨¢s oscuras no solo del sistema de justicia mexicano, sino tambi¨¦n del poder pol¨ªtico. El de Florence Cassez e Israel Vallarta, acusados por secuestro en 2005, destap¨® las pr¨¢cticas criminales de dos Gobiernos, de los presidentes Vicente Fox (de 2000 a 2006) y Felipe Calder¨®n (2006-2012), y unas instituciones coordinadas en destruir cualquier posibilidad de conocer la verdad. La serie documental de Netflix El caso Cassez-Vallarta: Una novela criminal, cuyo tr¨¢iler adelanta EL PA?S en exclusiva y la plataforma de streaming estrena el 25 de agosto, rescata c¨®mo se gest¨® lo que permanece en la memoria colectiva como el gran montaje del siglo. Y en una presentaci¨®n minuciosa de los hechos y sus principales protagonistas, el espectador asiste horrorizado con la plena consciencia de que algo as¨ª le puede suceder a cualquiera.

Todo comenz¨® mucho antes, explica el documental, inspirado en el libro del escritor mexicano y coproductor de la serie, Jorge Volpi, Una novela criminal, premio Alfaguara de novela 2018. En el a?o 2000 la ola de secuestros manten¨ªa en jaque al pa¨ªs. Las v¨ªctimas hab¨ªan pasado de ser gente adinerada, hijos de empresarios y famosos cantantes, a familias de clase trabajadora. Las recompensas exorbitantes acababan reduci¨¦ndose ante la imposibilidad de juntar tanto dinero. Orejas cercenadas, dedos. El verdadero horror en M¨¦xico no era El Chapo Guzm¨¢n, eran unos tipos que pod¨ªan ser sus vecinos.

Y el Gobierno de Vicente Fox, del conservador PAN, que acababa de desbancar al legendario PRI ¡ªque hab¨ªa gobernado m¨¢s de 70 a?os en el pa¨ªs¡ª y arrancaba una legislatura desconocida para cualquiera, que promet¨ªa cambio, orden, seguridad, emprendi¨® una cruzada con bombo y platillo contra los secuestradores. La psicosis general hizo el resto.

Detener a una banda de secuestradores a principios de los 2000 supon¨ªa el mayor golpe contra el crimen. Lo malo es que entre los l¨ªderes de esa cruzada se encontraban personajes tan turbios como el jefe de la Agencia Federal de Investigaciones, la ¨¦lite de la polic¨ªa en la ¨¦poca, Genaro Garc¨ªa Luna ¡ªa la espera de juicio en Estados Unidos acusado de colaborar con el cartel de Sinaloa¡ª y su mano derecha, el agente Luis C¨¢rdenas Palomino, en prisi¨®n desde hace un a?o por torturar a sus detenidos. Los dos ascendieron en esos a?os. Garc¨ªa Luna lleg¨® a convertirse, durante el Gobierno de Calder¨®n, en su secretario de Seguridad.

Un 9 de diciembre de 2005, cuando todav¨ªa no hab¨ªa amanecido, las c¨¢maras de las principales cadenas de televisi¨®n ya estaban listas y a punto para retransmitir en vivo un gran operativo contra una banda de secuestradores. El gancho definitivo. La escena parec¨ªa perfecta: polic¨ªas avanzando hacia la entrada de un rancho con sincronizaci¨®n militar, una puerta que sorprendentemente alguien abre, y dentro, todo, secuestradores, v¨ªctimas ¡ªentre ellas, un ni?o¡ª, armas, fotograf¨ªas, hasta una careta de monstruo. Un golpe sin fisuras si no fuera porque todo era mentira. La gran farsa, un montaje que algunos periodistas, como el conductor Carlos Loret de Mola, no podr¨¢n sacudirse en sus a?os de carrera.

Ah¨ª estaban Florence Cassez, francesa, pareja de Israel Vallarta, se?alado como el principal l¨ªder de una banda que consist¨ªa en ellos dos. A Vallarta, que contin¨²a en prisi¨®n desde hace 17 a?os sin una sentencia, lo llegan a golpear en vivo para que confiese ante millones de espectadores haber secuestrado a tres personas, pero tambi¨¦n, a otras tres u ocho m¨¢s a?os antes. Y del otro lado de la pantalla, una ciudadan¨ªa conforme, deseosa de ver a los malvados en la c¨¢rcel.

A?os despu¨¦s, se desmont¨® la farsa. Cassez y Vallarta fueron detenidos un d¨ªa antes, ¡°secuestrados¡±, apunt¨® Cassez, que entr¨® por tel¨¦fono a un programa de televisi¨®n a confrontar a Garc¨ªa Luna cuando este presum¨ªa el golpe. Y trasladados a ese rancho para completar la escena fabricada por las autoridades. El caso escal¨® a un conflicto internacional, un asunto casi personal entre dos presidentes, Calder¨®n y Nicolas Sarkozy, que hablan sobre lo sucedido en la serie de Netflix. En 2013, un fallo de la Suprema Corte liber¨® a Cassez y regres¨® a Francia. Vallarta permanece en prisi¨®n sin haber sido sentenciado todav¨ªa. Pero en el imaginario colectivo qued¨® solo aquel montaje medi¨¢tico. No la cantidad de irregularidades, abuso policial, fabricaci¨®n de pruebas, manipulaci¨®n de testimonios de las v¨ªctimas, que se dio m¨¢s adelante.

La serie se remonta a los casos de secuestros que provocaron la necesidad de dar urgentemente con un culpable. Recorre M¨¦xico y Francia y habla con casi todos los que estuvieron implicados en esta historia: desde los familiares de las v¨ªctimas secuestradas, la familia de Vallarta ¡ªperseguida a?os despu¨¦s y acusados algunos de sus hermanos de formar parte de la banda del Zodiaco, secuestradores tambi¨¦n, luego liberados¡ª, los padres de Cassez, la propia Cassez narra su versi¨®n de la historia, su hermano y su enfrentamiento con un poderoso empresario jud¨ªo, Eduardo Margolis, que parece clave en el caso, los periodistas que desde el primer d¨ªa sospecharon de la trama, algunos, como Loret de Mola, que lamentan lo sucedido. Incluso aparece una corta conversaci¨®n con Vallarta desde la c¨¢rcel. Entrevistan a los presidentes de entonces, mexicano y franc¨¦s y a los magistrados de la Suprema Corte que concluyeron que se hab¨ªa hecho todo lo posible en el expediente para que nunca se sepa nada de lo que sucedi¨®. ¡°El efecto corruptor¡±, concluyeron.

¡°Es un caso que se volvi¨® excepcional debido a la nacionalidad francesa de Florence y por eso escala a un conflicto internacional y adquiere una dimensi¨®n inaudita. Pero lo que se describe en ¨¦l: los abusos policiacos, los montajes, la falta de un sistema de justicia adecuado en M¨¦xico, la imposibilidad de llegar a la verdad, la creaci¨®n de testigos, el sembrar pruebas, la tortura... Han sido una constante en la historia de M¨¦xico. En realidad, como Vallarta, hay mucha gente en M¨¦xico padeciendo estas irregularidades¡±, se?ala Volpi en una entrevista para este diario.

El actual presidente, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, recurre a menudo al caso para insistir en las pr¨¢cticas criminales de Gobiernos anteriores. Hace una semana, durante una conferencia ma?anera, exhibi¨® la famosa entrevista a Vallarta en ese rancho esa noche. Otro de los productores de la serie, Alejandro Gerber, se?ala sobre esto: ¡°Es un absurdo rotundo, porque se muestra el caso como un ejemplo de lo que se hac¨ªa antes, pero Vallarta sigue en prisi¨®n, el expediente sigue contaminado, los responsables ni siquiera han ofrecido explicaciones, ya no digamos, que hayan sido requeridos por la justicia. En ese sentido, sigue siendo un ejemplo claro de la disfuncionalidad sist¨¦mica de la justicia mexicana¡±. ¡°Sobre todo, porque no cambia. Esto es el presente. Nunca ha estado m¨¢s negra la noche¡±, remata Pablo Cruz, tambi¨¦n productor.

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