No son ¡®autoataques¡¯, sino feminicidios
Los casos de violencia de g¨¦nero les explotan en las manos a las fiscal¨ªas de M¨¦xico y optan por lavarse las manos p¨²blicamente
En el cuento Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enr¨ªquez una chica quemada pide dinero en el metro, no para cirug¨ªas pl¨¢sticas ¨Cla chica sabe que no volver¨ªa su cara normal, pero nadie le da trabajo por su aspecto, ni siquiera en puestos donde no ser¨ªa vista¨C, y pide dinero en el metro, contando su historia, para mantenerse. Juan Mart¨ªn Pozzi, el hombre que la quem¨® y su esposo, estaba seguro de que ella lo enga?aba y no le faltaba raz¨®n, ella estaba por dejarlo: ¡°Para evitar eso, ¨¦l la arruin¨®, que no fuera de nadie m¨¢s, entonces. Mientras dorm¨ªa, le ech¨® alcohol en la cara y le acerc¨® el encendedor. Cuando ella no pod¨ªa hablar, cuando estaba en el hospital y todos esperaban que muriera, Pozzi dijo que se hab¨ªa quemado sola, se hab¨ªa derramado alcohol en medio de una pelea y hab¨ªa querido fumar un cigarrillo todav¨ªa mojada. ¨CY le creyeron ¨Csonre¨ªa la chica del subte con su boca sin labios, su boca de reptil¨C. Hasta mi pap¨¢ le crey¨®.¡± En el cuento de Enr¨ªquez, esta violencia la replica un hombre, luego otro y luego otro hasta que ¡°quemaban a sus novias, esposas, amantes, por todo el pa¨ªs¡±. Este cuento brillante cuestiona desde las violencias en contra de las mujeres hasta la idea de belleza impuesta por la sociedad patriarcal y se dirige a otro lugar, pero en este arranque terrible y brutal est¨¢ uno de los puntos centrales del problema: el relato del hombre que quema a su pareja es el que impera. ?Por qu¨¦? Primer punto: que el relato de ellos y no el de ellas impere.
Segundo punto grave: sabemos que 11 mujeres son asesinadas todos los d¨ªas por el hecho de ser mujeres en M¨¦xico y que de enero a junio de este a?o 47 mujeres han sido quemadas intencionalmente. Luz Raquel Padilla, madre de un ni?o en el espectro autista, recibi¨® varias amenazas que ella misma hizo p¨²blicas en sus redes sociales. Los ruidos de su hijo en momentos de crisis molestaban a los vecinos y fue quemada tal como la hab¨ªan amenazado. En estos d¨ªas, a una menor de 11 a?os le prendieron fuego en el municipio de Tonal¨¢, Jalisco. El caso de Luz Raquel Padilla en Zapopan, Jalisco, como el de Debanhi Escobar en Monterrey, Nuevo Le¨®n, se hicieron medi¨¢ticos. Las fiscal¨ªas en ambos casos responsabilizaron a las v¨ªctimas de sus muertes: las revictimizaron. La c¨²spide de la revictimizaci¨®n, de hecho, cuando el aparto de justicia del Estado culpa a las v¨ªctimas de sus muertes.
Tercer punto: el Estado las revictimiza y los medios replican, crece la revictimizaci¨®n. En el caso de Luz Raquel Padilla esto empez¨® a propagarse: ¡°Im¨¢genes de c¨¢maras de seguridad parecen dar un giro en la investigaci¨®n de la muerte de Luz Raquel. Seg¨²n la fiscal¨ªa de Jalisco, ella misma hab¨ªa escrito las amenazas y se hab¨ªa prendido fuego con alcohol y un encendedor que compr¨®.¡± Esto dec¨ªan las pintas que, de acuerdo con la fiscal¨ªa, Luz Raquel escribi¨® afuera de su casa: ¡°Te vas a morir, Luz¡±, ¡°?Viene lo peor¡±, ¡°Te voy a quemar viva¡±, ¡°Te vas a morir machorra¡±. En una conferencia de prensa, la fiscal¨ªa estatal declar¨® ¨Cigual que Juan Mart¨ªn Pozzi en el cuento de Mariana Enr¨ªquez¨C que Luz Raquel se quem¨® sola. Igual que el padre de la chica quemada del cuento, los medios le creen a ¨¦l, a ese relato oficial. En ese relato sobre que su muerte fue resultado de un ¡°autoataque¡±. Los medios siguen esa l¨ªnea, los medios dicen: ¡°?Se prendi¨® fuego ella misma?¡±. Los medios integran el relato oficial, los medios dicen ¡°Ese d¨ªa Luz Raquel compr¨® un encendedor rojo¡±. Los medios dicen: ¡°adem¨¢s, Luz Raquel ten¨ªa dos denuncias por conflictos por sus vecinos¡±. Los medios dicen: ¡°debe ser muy dif¨ªcil lidiar con un hijo autista¡±. Los medios dicen: ¡°la gente que se acerc¨® a Luz Raquel se acerc¨® para auxiliarla, no para atacarla¡±. Los medios dicen: ¡°ese d¨ªa Luz Raquel compr¨® dos botellas de medio litro de alcohol¡±. Los medios dicen: ¡°entonces, ?se suicid¨®?¡±. Los medios dudan: ¡°?ella misma se prendi¨® fuego?¡±. Dudan y dicen porque el relato oficial culpa a la v¨ªctima de su propia muerte.
Cuarto punto: muchos de nosotros y nosotras dudamos del relato oficial de las fiscal¨ªas. Dudamos del relato oficial por el contexto en el que vivimos. Dudamos del relato oficial porque pareciera que antes de trabajar en el servicio de la justicia, est¨¢n cuidando su imagen p¨²blica. Pas¨® lo mismo con Lesvy Berl¨ªn, asesinada en 2017 en la UNAM por su pareja con un cable de un tel¨¦fono p¨²blico, mientras las autoridades capitalinas declaraban que se hab¨ªa suicidado. Pas¨® lo mismo con Debanhi Escobar, la fiscal¨ªa estatal declar¨® que ¡°se hab¨ªa ca¨ªdo a la cisterna¡± cuando la encontraron. Hoy se sabe que fueron casos de feminicidio. Pero dec¨ªan que Lesvy estaba borracha, adem¨¢s no estudiaba, se suicid¨®. Dec¨ªan que Debanhi estaba borracha, adem¨¢s, ?qu¨¦ hac¨ªa a esas horas en un motel?, se mat¨®. Y dicen que Luz Raquel era problem¨¢tica, su hijo es problem¨¢tico, ella se prendi¨® fuego. Pero ante la presi¨®n medi¨¢tica, las fiscal¨ªas no saben qu¨¦ hacer y dicen que son suicidios, que no son feminicidios. Dicen las fiscal¨ªas, en otras palabras, que no tienen nada que resolver, que es culpa de las v¨ªctimas. Los casos de violencia de g¨¦nero les explotan en las manos, y optan por lavarse las manos p¨²blicamente. Quiz¨¢s para estas alturas, las fiscal¨ªas deber¨ªan considerar asesor¨ªas para tratar estos casos con perspectiva de g¨¦nero, entender el contexto en el que dicen y declaran. Llevar los casos medi¨¢ticos de manera que al centro est¨¦ la justicia y no su imagen p¨²blica. A menos de que la imagen p¨²blica que quieran dar las fiscal¨ªas sea la del esclarecimiento de todos los suicidios. A menos de que la imagen p¨²blica de las fiscal¨ªas quiera ser una que minimice el contexto feminicida en este pa¨ªs.
Supongamos que creemos en los relatos oficiales, supongamos que los casos que se vuelven medi¨¢ticos resultan ser casos de suicidio como quieren las fiscal¨ªas que supongamos. Y supongamos que Luz Raquel escribi¨® pintas feminicidas frente a su casa, decidi¨® dejar de cuidar a su hijo y prenderse fuego en un contexto en el que 11 mujeres son asesinadas diariamente: ?qui¨¦n, sino la autoridad, atiende el esclarecimiento de los feminicidios p¨²blicamente? Si las fiscal¨ªas resuelven suicidios, ?c¨®mo se resuelven los casos de feminicidios?, ?qu¨¦ garantiza la justicia si las fiscal¨ªas est¨¢n m¨¢s interesadas en su imagen p¨²blica?, ?y qu¨¦ ganamos como sociedad teniendo fiscal¨ªas que revictimizan, medios que revictimizan? Y, espec¨ªficamente, en el caso de Luz Raquel Padilla: ?c¨®mo atiende el Estado a las personas que cuidan de menores con discapacidades? ?Qu¨¦ opciones ten¨ªa para cuidar de su hijo en el espectro autista?
La fiscal¨ªa estatal dio un orden a las fotograf¨ªas y algunos videos para dar a conocer el relato oficial, ese en el que Luz Raquel se ¡°autoatac¨®¡±. En su ensayo sobre la fotograf¨ªa y el uso que se da para atestiguar el dolor de los otros, Susan Sontag escribe: ¡°Con toda fotograf¨ªa ocurre lo que Wittgenstein argumentaba sobre las palabras: su significado es el uso¡±. Si las autoridades, como Juan Mart¨ªn Pozzi en el cuento Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enr¨ªquez, dan uso de las fotograf¨ªas y los videos para limpiar su imagen, minimizando la emergencia feminicida, lejos, muy lejos de la justicia, los relatos oficiales est¨¢n del lado feminicida de la historia. No del de Luz Raquel, no del de Debanhi, no del de Lesvy, no del lado de ellas, no del de sus familiares, no del de la justicia, sino de ese lado, ese que sigue perpetrando la violencia.
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