La familia de Anastasio contra Estados Unidos: la CIDH juzga por primera vez los abusos de la Patrulla Fronteriza
El mexicano Anastasio Hern¨¢ndez muri¨® el 31 de mayo de 2010 despu¨¦s de recibir descargas el¨¦ctricas, golpes y humillaciones de los agentes. Doce a?os despu¨¦s, su familia a¨²n busca justicia
El agente fronterizo Gabriel Ducoing se enfad¨®, le empuj¨® contra la pared y le dio varias patadas en la parte baja de las piernas, para que las abriera bien. Uno de esos golpes rompi¨® el tornillo de metal que sujetaba el tobillo derecho de Anastasio Hern¨¢ndez Rojas, un mexicano de 42 a?os que fue detenido el 28 de mayo de 2010, cuando intentaba cruzar la frontera para llegar a San Diego, California. All¨ª viv¨ªa con su mujer y sus cinco hijos desde hac¨ªa 27 a?os. El dolor y la cojera de Hern¨¢ndez despu¨¦s de esa patada ¡ªla primera de muchas¡ª no desaparecer¨ªan hasta su muerte, cuatro d¨ªas m¨¢s tarde, cuando todav¨ªa estaba bajo la custodia de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.
La Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha comenzado en San Diego un proceso que juzgar¨¢, por primera vez en su historia, a la Patrulla Fronteriza por su historial de violencia contra los migrantes que intentan cruzar al otro lado del R¨ªo Bravo. El juicio enfrenta a Mar¨ªa de Jes¨²s Puga Moran, mujer de Hern¨¢ndez Rojas, contra el Gobierno de Estados Unidos, despu¨¦s de que los jueces nacionales no impusieran cargos a los agentes que golpearon, humillaron y electrocutaron a Hern¨¢ndez hasta la muerte. Tambi¨¦n se juzgar¨¢n los errores judiciales cometidos: no se presentaron cargos contra los agentes involucrados y hubo intentos de encubrimiento del incidente por parte de las fuerzas del orden p¨²blico, seg¨²n los documentos presentados a la Comisi¨®n por los abogados de la familia.
¡°No podemos tener paz, porque sin justicia no hay paz¡±, dice la viuda conteniendo las l¨¢grimas durante una entrevista telef¨®nica con EL PA?S. Esta frase la repetir¨¢ tambi¨¦n durante la audiencia, y cada vez que sale de su boca suena menos como un sollozo y m¨¢s como un grito desesperado, la cara visible de una familia que ha sido devastada por la muerte violenta de Anastasio. ¡°Su madre y su padre se murieron queriendo justicia para su hijo y mis cinco hijos nunca se llegaron a recuperar de la desgracia¡±, cuenta De Jes¨²s. ¡°Mi hijo de 24 a?os iba a cumplir 12 a?os cuando mataron a su padre, y lo mataron a ¨¦l en vida, vive encerrado y lleno de traumas, y por la noche dice que escucha los gritos de su pap¨¢¡±.
El problema es que la CIDH puede juzgar a Estados Unidos, pero no puede encarcelar o imponer ninguna de sus sentencias, porque ese pa¨ªs no ¡°ha ratificado la convenci¨®n¡±, explica Rosanna Altholz, abogada de la familia. Por lo tanto, la Comisi¨®n puede emitir un veredicto con recomendaciones sobre las actuaciones pertinentes, pero queda a la voluntad del Gobierno estadounidense el llevar a cabo estas acciones. La familia de Anastasio busca tres resultados: una disculpa p¨²blica, la reapertura de la investigaci¨®n y reformas a las pol¨ªticas actuales ¡°para terminar con el abuso sist¨¦mico¡±.
¡°Estados Unidos siempre ha mantenido que sus instituciones son suficientes para proteger a sus ciudadanos, pero ya hemos visto que eso no es posible¡±, asegura Altholz. Los abusos de la Patrulla Fronteriza est¨¢n bien documentados por organizaciones como Human Right Watch. ¡°Los migrantes y solicitantes de asilo que ingresan a M¨¦xico por la frontera sur enfrentan abusos¡± al entrar a Estados Unidos, asegura el informe de esta instituci¨®n, como el uso de balas de goma para repeler a los venezolanos que intentan cruzar o el maltrato que han ejercido a los haitianos que llegaron el pasado julio. Desde 2010, los agentes de Aduanas y Protecci¨®n de Fronteras han matado a casi 50 migrantes desarmados y ciudadanos estadounidenses en la frontera entre Estados Unidos y M¨¦xico, seg¨²n el grupo de abogados de la Universidad de Berkeley, en California, que representan a la familia de Anastasio en este caso.
Hern¨¢ndez, que entonces ten¨ªa 42 a?os, fue detenido el 10 de mayo de 2010 en San Diego, donde viv¨ªa con su mujer y sus cinco hijos, supuestamente por robar en un supermercado. Dos semanas despu¨¦s le expulsaron de Estados Unidos porque carec¨ªa de documentos para permanecer legalmente en el pa¨ªs. El 28 de mayo intent¨® regresar con su familia, pero le detuvieron cuando cruzaba la frontera y le llevaron a una c¨¢rcel en Tijuana. All¨ª, el agente Gabriel Ducoing le orden¨® que tirase la botella de agua que llevaba en la mano. Hern¨¢ndez abri¨® la botella y tir¨® el agua en la basura. Ducoing se enfad¨® y fue cuando empuj¨® al detenido a la pared y pate¨® sus tobillos para que abriera las piernas, le espos¨® y le encerr¨® en una celda.
Horas despu¨¦s le trasladaron a Whiskey 2, la zona donde llevan a las personas antes de que sean deportadas. Los agentes quitaron las esposas a Hern¨¢ndez y aqu¨ª los testimonios de los polic¨ªas difieren, as¨ª como los de los civiles que presenciaban la escena y que empezaron a grabar en v¨ªdeo los excesos de los polic¨ªas. Lo que es seguro es que Anastasio iba cojeando y no ten¨ªa capacidad para hacer da?o a nadie, pero los polic¨ªas aseguran que Anastasio se puso violento y trat¨® de golpear a los polic¨ªas, que sacaron sus bastones de hierro y empezaron a golpear al detenido, que cay¨® al suelo y fue esposado de nuevo.
¡°Inmovilizado en el piso, Anastasio grit¨® pidiendo ayuda en espa?ol¡±, relata el documento basado en los v¨ªdeos y en los testimonios de la Patrulla Fronteriza. Los agentes trataron de meter a Anastasio en un veh¨ªculo, pero el detenido se negaba, as¨ª que lo volvieron a tirar al suelo y, seg¨²n los testigos, uno de los agentes puso una rodilla en el cuello de Hern¨¢ndez y otra en su espalda. Mientras, el resto de uniformados le pateaba en el cuerpo y la cabeza. En este momento ya hab¨ªa al menos 15 polic¨ªas rodeando al detenido.
Uno de los agentes interpret¨® que Anastasio segu¨ªa resisti¨¦ndose, le dispar¨® su Taser X26 y administr¨® varias descargas. Despu¨¦s le esposaron los tobillos, le quitaron los pantalones y le siguieron golpeando, con la rodilla otra vez sobre su cuello, hasta que Anastasio dej¨® de moverse. Seg¨²n las autopsias realizadas por los m¨¦dicos forenses, Anastasio entr¨® en parada card¨ªaca y durante ocho minutos dej¨® de recibir ox¨ªgeno al cerebro. Adem¨¢s, certificaron las lesiones en ¡°la mand¨ªbula, la frente, los labios, el abdomen, las manos y la parte baja de las piernas¡±. Muri¨® d¨ªas despu¨¦s, en lo que fue descrito por los dos forenses que analizaron el cuerpo como ¡°homicidio¡±.
Doce a?os despu¨¦s de la muerte de su marido, Mar¨ªa de Jes¨²s sigue buscando lo mismo: ¡°Que pidan perd¨®n, que el Gobierno de Estados Unidos pida perd¨®n y que se haga algo, porque no queremos m¨¢s familias como la m¨ªa. ?Acaso nunca se preguntaron si a lo mejor ten¨ªa una familia esper¨¢ndole en casa?¡±.
¡ª?Ha encontrado alguna respuesta despu¨¦s de todo este tiempo?
¡ªNo he encontrado respuestas, solo m¨¢s casos de otras familias que han pasado por lo mismo. Esperemos que con este juicio haya un cambio.
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