El florecimiento de Natalia Lafourcade
La artista presenta ¡®De todas las flores¡¯, un nuevo ¨¢lbum brillante, con canciones propias, que es un viaje ¨ªntimo y de aprendizaje y tambi¨¦n un canto a la vida
Natalia Lafourcade se ha hundido en la amargura del sufrimiento, como en las aguas saladas del mar, para salir de ¨¦l m¨¢s fuerte, viva, florecida. Eso es lo que quiere transmitir la artista mexicana en su nuevo ¨¢lbum, De todas las flores, hecho bajo la producci¨®n de Ad¨¢n Jodorowsky. La int¨¦rprete ofrece sus sentimientos como una flor abierta en doce canciones que son un viaje interno, hechas como un b¨¢lsamo para curar no solo el amor que se va, sino tambi¨¦n la p¨¦rdida, la soledad, la melancol¨ªa y el vac¨ªo, pero que tambi¨¦n son una fiesta que celebra la vida. Se trata de su primera producci¨®n con canciones propias desde 2015, cuando el ¨¢lbum Hasta la ra¨ªz tuvo un ¨¦xito abrumador y el aplauso de la cr¨ªtica. Si en ese disco Lafourcade quer¨ªa gritarle al mundo con intensidad, desesperada, el dolor de una p¨¦rdida amorosa (¡°te perder¨¢s dentro de mis recuerdos por haberme hecho llorar¡±, cantaba), en este nuevo trabajo la desdicha del amor que se acaba se acepta como un proceso de aprendizaje, doloroso, pero necesario, el abono para que algo nuevo surja. ¡°Que se vuelvan polvo todos los dolores / y los queme el fuego /y vengan nuevas flores¡±, canta Lafourcade en Mar¨ªa la curandera.
Este nuevo trabajo muestra que Natalia Lafourcade es una de las mejores int¨¦rpretes que tiene ahora M¨¦xico. Despu¨¦s de explorar con ¨¦xito en ¨¢lbumes anteriores el legado musical de su pa¨ªs, el folclore latinoamericano, sus propias ra¨ªces, Lafourcade quer¨ªa producir un disco con canciones propias. Arropada por sus propios sentimientos, se entreg¨® a la escritora de las canciones en su refugio de Veracruz, pero el ¨¢lbum fue grabado en doce d¨ªas intensos en un estudio de Texas, en cinta anal¨®gica y sin ensayos previos. ¡°El disco fue creado en un clima de absoluta intimidad y concentraci¨®n¡±, cuenta. Se trata de un trabajo muy notable, donde la m¨²sica nost¨¢lgica, los acordes suaves, se mezclan con los sones afrocubanos. De hecho, en Canta la arena, Lafourcade cuenta con la compa?¨ªa de la guitarra del estadounidense Marc Ribot, gran admirador y promotor de la m¨²sica tradicional cubana.
La explosi¨®n de emociones tatuadas en las canciones del disco comienza con toda una declaraci¨®n de intenciones. En Vine solita Natalia Lafourcade asegura que se aferra a la vida, que sabe que es ingrata y ef¨ªmera, con sus dolores y angustias, con sus p¨¦rdidas y sue?os truncados, con su inevitable camino hacia la muerte, pero tambi¨¦n con sus placeres y dichas. ¡°A este mundo vine solita. Solita me voy a morir¡±, canta. Ella ha descrito esta canci¨®n ¡°como un pacto¡± consigo misma tras comprender, de forma dolorosa, por la muerte de un sobrino, que ¡°la vida es un hilo que se puede romper en cualquier momento¡±. Al dejar claro que est¨¢ dispuesta a vivir con plenitud, Lafourcade ofrece luego un sensible y hermoso viaje por sus sentimientos. Las primeras canciones del disco hablan del desamor, son esa catarsis que necesita para decir adi¨®s. Pasan los d¨ªas es una muestra potente de eso. Es la historia del amor que debe dejar ir, aunque a¨²n haya sentimientos. Es una decisi¨®n dif¨ªcil para ella, la ¡°ruptura de una relaci¨®n que en su momento fue una maravilla, pero despu¨¦s se volvi¨® tormentosa¡±, explica sobre la canci¨®n. Admite la pena que le causa ese desprendimiento (¡°Y dime c¨®mo hago para respirar en este mundo tan vac¨ªo que queda en m¨ª¡±) y en otra canci¨®n, Ll¨¦vame viento, la necesidad de esconderse, de correr sin rumbo, de llegar a un lugar donde pueda olvidar lavarse las heridas (¡°viento, ll¨¦vame donde la bruma no pueda encontrarme. Donde los p¨¢jaros canten y el agua me salve¡±).
Rota como estaba por el fin de esa relaci¨®n tormentosa, Natalia Lafourcade decide ella misma unir los pedazos para sanar. Como el animal que lame sus propias heridas, busc¨® refugio en las playas de Veracruz, donde naci¨® y tambi¨¦n pas¨® los d¨ªas del encierro por la pandemia, se sumergi¨® en ese mundo de sal, de olor a mango y guayaba, de son jarocho e intimidad, para preparar el brebaje de la recuperaci¨®n y dejar ir el pasado. La segunda parte de su ¨¢lbum es el camino de ese sanar. El lugar correcto es un homenaje a Veracruz, un agradecimiento a esa tierra que le ense?¨®, explica Lafourcade, ¡°el momento en que pude ver a la distancia, con claridad y agradecimiento, la esencia de mis procesos personales¡±. Para ella, Veracruz, con el romper acristalado de las olas en la playa, las caricias er¨®ticas de las palmeras, el murmullo pl¨¢cido de la brisa tropical es ¡°un silencio necesario¡± para ¡°escuchar al coraz¨®n hablar de la verdad¡±. Una vez quemado el dolor, la mujer rota da paso a la renovada, dispuesta nuevamente a querer, a entregarse a nuevas pasiones. El disco se torna juguet¨®n, alegre, invita a quien escucha a mover los hombros. Porque ahora el amor no duele, sino que es algo que se debe disfrutar como un buen bailongo, sin importar de qui¨¦n te enamores, el g¨¦nero o la raza. As¨ª, asegura en Mi manera de querer: ¡°En mi manera de querer no hay maquillaje / en mi manera de querer no hay filtros ni error / es algo simple, pero profundo / amor sincero que en este mundo ya no me importa si se comprende¡±. Y m¨¢s adelante, cuando la canci¨®n toma m¨¢s movimiento, Lafourcade lanza un gui?o a una discusi¨®n muy actual: ¡°No me importa si eres hombres o si eres mujer / yo te veo como un ser de luz de cabeza a los pies¡±.
La ¨²ltima parte, la m¨¢s conmovedora del disco, es una conversaci¨®n de la artista con la muerte. ¡°Le doy gracias a la muerte / por ense?arme a vivir / por ense?arme a salir / a descifrar bien mi suerte¡±, recita Lafourcade al inicio de Muerte. Acepta la artista que morir es parte de vivir, que en alg¨²n momento todo se acaba. Pero no lo acepta como un lamento, sino como algo necesario que te hace entender que hay que disfrutar la vida: ¡°De haber mirado a la muerte/ es que hoy camino la vida con la fe y el alma encendida¡±. Porque el disco recoge otro momento dif¨ªcil de Lafourcade: la muerte de su sobrino, Nicol¨¢s, a quien dedica la canci¨®n que cierra el ¨¢lbum, Qu¨¦ te vaya bonito, Nicol¨¢s. Recuerda una canci¨®n de cuna, en la que arrulla a un ni?o al que le dice que no tenga miedo de emprender un viaje de no retorno. Ella misma quiere que ese viaje sea como una fiesta que celebre la vida, con los recuerdos que quedan y sus risas. ¡°Que se lleve el viento nuestro llanto y dolor¡±, canta, ¡°que en las estrellas te encontremos, por favor¡±, le pide la artista al despedirse de ¨¦l. Es un adi¨®s hermoso, un cierre que enternece, pero que lejos de ser triste deja una sensaci¨®n de placidez, la satisfacci¨®n de haber escuchado una docena de canciones que, como un hermoso ramillete de flores variadas, reconforta, alegra y consuela.
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