No es (solo) el Tata Martino
El entrenador y los jugadores de turno son los chivos expiatorios tras cada fracaso mundialista. ?Cu¨¢ndo vamos a cuestionar los intereses de los hombres de pantal¨®n largo?
M¨¦xico est¨¢ fuera del Mundial de Qatar. Aferrada a un milagro que no lleg¨®, la selecci¨®n ha cerrado una de las peores participaciones de su historia al ser eliminada en la fase de grupos por primera vez en m¨¢s de 30 a?os. Cada cuatro a?os, tras cada cat¨¢strofe, la b¨²squeda de culpables se convierte en el deporte nacional. ?Fue culpa del Tata Martino? ?Se regal¨® el partido desde el planteamiento t¨¢ctico? ?Se respet¨® demasiado la jerarqu¨ªa de las vacas sagradas? ?El destino hubiera sido diferente con otros jugadores? ?Es lo que hay, para lo que nos alcanza? ?Falt¨® suerte? Entre tantas preguntas y tantos hubieras, todav¨ªa con la calentura del fracaso, casi siempre se deja de lado la responsabilidad de los due?os del bal¨®n en un futbol que se ha olvidado de lo deportivo para aceitar una maquinaria multimillonaria con las ilusiones y esperanzas de casi 130 millones de fan¨¢ticos en las fronteras del pa¨ªs y otros 60 millones m¨¢s en Estados Unidos. De ese tama?o es el mercado cuando se mira a la selecci¨®n como lo que es para los hombres de pantal¨®n largo: un negocio.
Algo se rompi¨® despu¨¦s de un inicio esperanzador de la gesti¨®n del Tata Martino. El equipo perdi¨® de vista la porter¨ªa, la idea de juego, el futbol de conjunto que hab¨ªa llevado a una selecci¨®n sin jugadores de ¨¦lite a competir con las mejores del mundo. El bache coincidi¨® con un buen tramo de la pandemia de covid-19. Mientras la prensa deportiva encend¨ªa las alarmas, los medios financieros reportaban que la Federaci¨®n estaba preocupada por un agujero en los ingresos de la selecci¨®n: la caja registradora dej¨® de sonar porque el Tri no jug¨® un solo partido en Estados Unidos en 2020.
Desde 2003, la selecci¨®n tiene un acuerdo con Soccer United Marketing (SUM), el brazo empresarial de la Major League Soccer (la liga de EE UU) y la empresa que tiene los derechos comerciales del equipo de M¨¦xico en Estados Unidos. La cifra reportada es que los due?os del bal¨®n reciben dos millones de d¨®lares por partido jugado en suelo estadounidense. No es un mal negocio para la contraparte: SUM calcula una asistencia promedio de 60.000 espectadores durante la ¨²ltima d¨¦cada y las entradas se venden m¨¢s o menos a 80 d¨®lares. Eso solo por los ingresos de taquilla.
Hay que sumar otros acuerdos con otras compa?¨ªas y m¨¢s dinero: derechos televisivos, comerciales, venta de camisetas. Seg¨²n Forbes, ¡°la selecci¨®n mexicana es una de las m¨¢s redituables del mundo y en este cuatrienio puede facturar entre 450 y 500 millones de d¨®lares¡±. Negociazo. ?Se ha invertido algo para ser m¨¢s competitivos?
?Por qu¨¦ M¨¦xico no va a jugar al Centenario contra Uruguay o a Saint Denis contra Francia? La pregunta emerge una y otra vez. Parte es el negocio y parte es el calendario, que es cada vez m¨¢s restrictivo y que tambi¨¦n tiene que ver con el negocio. SUM tambi¨¦n tiene los derechos de comercializaci¨®n de ¡°productos¡± como la Copa Oro y la llamada Concachampions.
En la p¨¢gina oficial del Mextour, nombre formal de la gira de partidos moleros (cuenta la leyenda que viene de que los jugadores pensaban m¨¢s en el mall que en el bal¨®n), se puede encontrar todo tipo de merchandising del Tri: desde tenis hasta artefactos para evitar que las cervezas se calienten. Ah, y tambi¨¦n hay anuncios de conciertos en ¡°USA¡± que ya pasaron del grupo Intocable, con la participaci¨®n especial de jugadores de la selecci¨®n. No es justo culpar a los paisanos, pero ?cu¨¢ndo diremos basta en ambos lados de la frontera? ?D¨®nde est¨¢ el fondo de la caldera de las monedas de oro y los d¨®lares?
?Por qu¨¦ M¨¦xico dej¨® de competir en la Libertadores y la Copa Am¨¦rica? Por el negocio. Mientras los directivos mexicanos analizaban volver a medirse con Sudam¨¦rica, lleg¨® a su escritorio una propuesta para crear otro torneo que enfrentara a equipos de la MLS con los de la Liga MX. Es la nueva versi¨®n de la Leagues Cup y se comenzar¨¢ a jugar en Estados Unidos el pr¨®ximo a?o.
?Por qu¨¦ M¨¦xico tiene uno de los pocos torneos profesionales sin ascenso y descenso, con multipropiedad y los ecos del antiguo ¡°pacto de caballeros¡±? ?Una liga en la que la pelota sigui¨® rodando pese a los disturbios en el Atlas contra Quer¨¦taro? Para cuidar el negocio de los due?os. ?Por qu¨¦ hay casi 200 jugadores no formados en M¨¦xico que dificultan la llegada de talentos que han ganado torneos internacionales con l¨ªmite de edad? Por el negocio. Para qu¨¦ invertir en el desarrollo de canteras y j¨®venes si es m¨¢s sencillo comprar un jugador que ya fue formado por otros y despu¨¦s venderlo m¨¢s caro si es bueno. Pero el negocio va bien: M¨¦xico fue a Qatar con 26 futbolistas y casi una veintena de patrocinadores: bancos, celulares, casas de apuestas, vendedores de papitas, galletas y refrescos.
Hay, desde luego, excepciones y garbanzos de a libra. De eso ha vivido nuestro futbol.
C¨®mo duele ser aficionado de M¨¦xico. Llevamos buscando respuestas en la cancha desde M¨¦xico 1986 o antes, pero a cuatro a?os de que se celebre el tercer mundial en el pa¨ªs, ?se cuestionar¨¢ de una vez por todas el negocio y no la alineaci¨®n del ¨²ltimo partido? ?Se privilegiar¨¢ eventualmente lo deportivo sobre lo econ¨®mico? Dif¨ªcil creerlo y, sobre todo, dif¨ªcil separar el binomio negocio-futbol a la luz de un Mundial en Qatar. Pero, como cada cuatro a?os, muchos seguimos creyendo.
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