Cancelando a quien cancela. Ameny
La cancelaci¨®n es un asunto de poder, por eso, cancelados han estado hist¨®ricamente muchos pueblos y colectividades oprimidas, pero eso es algo que no llama tanto la atenci¨®n
En una de las m¨²ltiples discusiones que he tenido ¨²ltimamente sobre ese peculiar fen¨®meno llamado cancelaci¨®n, una persona me dijo a modo de conclusi¨®n: ¡°me niego a aceptar que yo no pueda hablar de ciertos temas solo por el hecho de ser var¨®n y no ser ind¨ªgena por miedo a ser cancelado¡±. Para dar contexto, est¨¢bamos hablando sobre la participaci¨®n de ciertos acad¨¦micos en una discusi¨®n sobre el movimiento de mujeres en los pa¨ªses del sur del continente. Por esta y otras discusiones, me parece que hay una sensaci¨®n en ciertos espacios de que ahora ya no es posible hablar de todos los temas de los que se hablaba antes, que aquello que llaman ¡°pol¨ªticamente correcto¡± les est¨¢ impidiendo ejercer de manera adecuada su libertad de expresi¨®n, que analizar un tema que afecta a pueblos o a experiencias identitarias que no son las suyas los pone en riesgo de ser cancelados.
Esta sensaci¨®n de acecho y de peligro les parece lamentable, sienten que, de pronto, una mordaza les incomoda y les impide hablar libremente de todos los temas de los que les gustar¨ªa hablar del modo que mejor les parezca. Pero, ?qu¨¦ es exactamente la cancelaci¨®n? Cancelar a una persona no significa romper las m¨¢quinas con las que imprime su peri¨®dico ni tampoco encarcelarla porque emiti¨® ciertas opiniones, cancelar significa retirar el apoyo (de m¨²ltiples tipos) que se le estaba dando a alguien porque dijo o hizo algo que nos parece inadecuado haya cometido o no un delito. La cancelaci¨®n tiene un innegable matiz de intensidad, o cantidad, para ser m¨¢s exactos y tambi¨¦n depende de la prominencia de su la voz p¨²blica de la persona cancelada. La cancelaci¨®n es tambi¨¦n un asunto de escalas.
Por ejemplo, si un cantante muy conocido a quien admiras mucho y que apoyas de diversas maneras de pronto utiliza la frase racista ¡°no es culpa del indio, sino de quien lo hace compadre¡± para explicar una an¨¦cdota, es posible que ceses tu admiraci¨®n, te quejes y dejes de seguirle; sin embargo, es muy posible tambi¨¦n que esta acci¨®n no tenga mayor repercusi¨®n, que dicho cantante ni se entere ni se sienta en absoluto cancelado. La cosa cambia si la molestia se replica y miles de sus seguidores se molestan y dejan de seguirle o si su compa?¨ªa disquera decide retirarle su apoyo porque fue el due?o el que se sinti¨® molesto por dicho comentario. La cancelaci¨®n es un asunto de poder, por eso, cancelados han estado hist¨®ricamente muchos pueblos y colectividades oprimidas, pero eso es algo que no llama tanto la atenci¨®n. Lo que escandaliza es cancelar a quienes han ayudado a cancelar estructuralmente.
Me parece muy interesante la genuina y consternada preocupaci¨®n de ciertas ¨¦lites intelectuales y econ¨®micas que se quejan de las pocas posibilidades de hablar francamente sin sufrir cancelaci¨®n. ?Por qu¨¦ quienes hist¨®ricamente han tenido los medios para comunicar sus opiniones y ejercer su libertad de expresi¨®n para participar en el debate p¨²blico sienten tan amenazada ahora su voz y su libertad de opinar? Durante el reparto agrario que surgi¨® de la Revoluci¨®n Mexicana, los grandes hacendados que hab¨ªan acaparado inmensas extensiones de tierra, sent¨ªan que repartirlas era un acto de injusticia. Si pensamos en la voz medi¨¢tica como un gran territorio con due?os hist¨®ricos, todo intento de reparto parece entonces un riesgo; incluso otorgar una peque?a parcela en una esquina de la gran extensi¨®n de tierra se lee como una amenaza porque ya la tierra no est¨¢ ¨ªntegra, se le ha dado un mordisco, todo los ojos apuntan hacia all¨¢ y se olvidan que poseen a¨²n la mayor parte de las tierras de la hacienda, esa hegemon¨ªa se olvida. De ah¨ª, que me parece que estas preocupaciones se enmarcan en un fen¨®meno m¨¢s general: la urgente necesidad de defender lo que ya de por s¨ª es hegem¨®nico. En una entrevista reciente que EL PA?S le hizo a las escritoras Mar¨ªa Galindo, Clara Obligado y Arianna Harwicz, Galindo le aclar¨® a Harwicz, ante el uso figurativo de una frase, que Am¨¦rica no hab¨ªa sido descubierta, hecho que molest¨® a la escritora argentina como lo escribi¨® despu¨¦s en sus espacios digitales. Todo esto me pareci¨® muy simb¨®lico. M¨¢s all¨¢ de las explicaciones sobre el origen de su molestia, ¨¦sta puede acontecer porque ahora, en las grandes extensiones de tierra de la hacienda medi¨¢tica, se otorg¨® una peque?a parcela a alguien que puede llegar y hacer este tipo de aclaraciones: Am¨¦rica no fue descubierta. Sin su presencia en ese espacio, la aclaraci¨®n y la molestia subsecuente no habr¨ªan existido. Pudo no haber sido molestia, pudo haber sido la celebraci¨®n de la diversidad de ideas en contraste que un poco de reparto agrario medi¨¢tico caus¨®.
Todo esto se resume en la frase de Brian Sims: ¡°cuando est¨¢s acostumbrado al privilegio, la igualdad se siente como opresi¨®n¡±. Los peque?os logros en la b¨²squeda de equidad se sienten como amenazas a lo hegem¨®nico que tiene que ser defendido para que nunca deje de serlo. Hay m¨²ltiples ejemplos, las personas que se preocupan porque los integrantes de la selecci¨®n francesa de futbol no tiene suficientes integrantes de piel blanca, las personas que ante la inmigraci¨®n en pa¨ªses Europeos se sienten amenazadas por la llegada de inmigrantes a sus pa¨ªses o en el peor de los casos esas teor¨ªas delirantes del reemplazo que sostienen que la poblaci¨®n de piel blanca est¨¢ en riesgo de desaparecer o que las personas trans borran a las mujeres. Cuando lo hegem¨®nico se siente amenazado, reacciona con mucho enojo, y cuando ese enojo tiene poder, se convierte en violencia radicalizada. Para tratar de entender estos miedos, el proyecto de investigaci¨®n acad¨¦mica Becoming a Minority, explora de manera muy interesante en ciudades de los Pa¨ªses Bajos, distintos fen¨®menos que surgen en la vida de personas sin antecedentes migratorios que viven en barrios ¨¦tnicamente diversos donde ahora todos pertenecen a una minor¨ªa.
Regresando al punto, un poco a modo de broma, ante la pregunta de ¡°?me vas a cancelar porque me puse a opinar negativamente sobre mujeres ind¨ªgenas siendo un hombre mestizo?¡±, respond¨ª ¡°?vas a violar mi libertad de expresi¨®n impidiendo que te diga que no es adecuado hacerlo?¡±. Tienes la libertad de expresar que es culpa del indio, y no de quien lo hace compadre, y tengo la libertad de expresi¨®n de decirte que eso es racista. Solo que ahora somos m¨¢s que antes. Tal vez lo que molesta es que ahora nosotros podemos dec¨ªrtelo. Tal vez lo que lamentas es que ya no puedes decir lo que sol¨ªas decir sin ninguna r¨¦plica, tal vez, lo que te molesta es la diversidad de las voces. ?Entonces qui¨¦n ten¨ªa cancelado a qui¨¦n?
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