Polo Polo y el chiste canalla
La comedia mexicana pierde a uno de sus principales exponentes, un hombre que arranc¨® risas con montajes mis¨®ginos y homof¨®bicos, que hoy se someten al tamiz de la cr¨ªtica
En uno de sus espect¨¢culos m¨¢s populares, titulado Viaje a Espa?a, el comediante Polo Polo narra el d¨ªa que decidi¨® cumplir un sue?o: hacer un viaje de vacaciones. ¡°El otro d¨ªa cojo, me levanto muy temprano, costumbres que tiene uno y que a mi vieja le encantan, por supuesto, el ma?anero, mientras se echen un buche de Cepacol para que no les apeste el oc¨¦ano, porque luego amanecen bien cabreras¡± (risas) y tras meditar un rato reconoce que como hab¨ªa trabajado mucho y hecho mucho dinero era momento de tomar las vacaciones que tanto se merec¨ªa. El ¡°pinche problema¡± comenzaba con la pregunta ¡°a d¨®nde chingados¡± deb¨ªa ir. ?Italia? ¡°Puta madre, ?a huevo! Imag¨ªnate yo en la Fuente de Trevi aument¨¢ndole la ag¨¹ita¡± (mano imitando que orina, risas del p¨²blico). Francia no, ¡°porque est¨¢ lleno de sida¡± (risas). Mejor Espa?a, ¡°cuando todav¨ªa hab¨ªa cantantes machitos en Espa?a, porque parece que les est¨¢n machacando los huevos¡± (risas)¡ Su mon¨®logo corre en una retah¨ªla de frases con referencias sexuales, comentarios homof¨®bicos, misoginia, burlas a los mexicanos de clases bajas y mucho albur, ese juego de palabras, de frases de doble sentido, con las que los mexicanos se toman el pelo. En fin, una carga de chistes canallas que arrancaban risas de un p¨²blico que idolatraba al comediante y adoraba sus presentaciones, pero que levantan m¨¢s de una ceja en nuestros d¨ªas.
No es f¨¢cil hacer re¨ªr al otro y Polo Polo, fallecido el lunes, era un mago de la risa para sus pares mexicanos. Nacido Leopoldo Roberto Garc¨ªa Pel¨¢ez Ben¨ªtez en Le¨®n, Guanajuato, el 9 de marzo de 1944, sus chistes atrapaban a millones de personas y sus discos recopilatorios se vend¨ªan por decenas de miles. Puede que para un extranjero su comedia fuera muy local, aunque tambi¨¦n recurr¨ªa a las viejas f¨®rmulas: sexo, prejuicios raciales y escenas escatol¨®gicas. Aunque no se met¨ªa en asuntos pol¨ªticos en un pa¨ªs que sufr¨ªa el f¨¦rreo control de la ¡°dictadura perfecta¡± del PRI, en muchas ocasiones sufri¨® la censura porque a uno que otro vigilante de la moral le parec¨ªa de mal gusto que el hombre se paseara por los escenarios hablando de las ¡°chichis¡± de una se?ora que amargada esperaba el regreso a casa del esposo borracho, de enfermeras que deb¨ªan rasurarle los test¨ªculos cuando ¨¦l se someti¨® a la operaci¨®n de una hernia en sus genitales (estos siempre presentes en sus espect¨¢culos, claro est¨¢) o su siempre activa y orgullosa vida sexual. Pero la censura era vencida y el comediante sigui¨® durante d¨¦cadas haciendo que a muchos se le salieran las l¨¢grimas de tanto re¨ªr.
Aunque la buena carcajada es una delicia que todos debemos disfrutar, los chistes de Polo Polo plantean en nuestros d¨ªas la pregunta de hasta d¨®nde es v¨¢lido re¨ªrse. ?De la mujer como objeto sexual o la vieja bruja que no deja en paz al marido que merecidamente se emborracha? ?Del homosexual (joto, marica) que siempre est¨¢ tentando al hombre macho-macho? ?Del gallego? ?Del negro? ?Del pobre? ?Del poblano? Muchos acusan que estamos en una ¨¦poca de una correcci¨®n pol¨ªtica que suena a censura, pero tambi¨¦n son tiempos diferentes, cuando el movimiento LGBTQ ha logrado reconocimiento de derechos, parejas del mismo sexo se casan y adoptan; las mujeres avanzan sin freno en su lucha por la igualdad, denuncian abusos de hombres poderosos; un negro ha sido presidente de la primera potencia del mundo y los j¨®venes est¨¢n m¨¢s entregados a un lenguaje inclusivo, neutral, igualitario. S¨ª, algunos dir¨¢n que han aguado la broma, pero son contextos diferentes, con formas de ver el mundo diferentes. Polo Polo seguir¨¢ con sus miles de seguidores que lo a?oran. Hay otros que cambiar¨¢n el canal porque no le encuentran el chiste.
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