David Toscana: ¡°Los autores rusos se jugaban la vida por la literatura¡±
El escritor mexicano ofrece un recorrido por la literatura rusa en ¡®El peso de vivir en la tierra¡¯, ganadora del Premio Mazatl¨¢n 2023, que tambi¨¦n es una oda a los autores que lucharon por la libertad desde las letras
Un d¨ªa Nicol¨¢s decide que est¨¢ harto de su vida. El trabajo tedioso en una oficina de Monterrey, al norte de M¨¦xico. El salir todos los d¨ªas de casa y regresar hecho un piltrafa. Ganar dinero para sostener el hogar, pagar la renta. Llevar, en fin, una vida mediocre. ?l aspira a algo m¨¢s elevado, sublime, trascendental. Su vida, en sus propias palabras, alcanza apenas para media frase de Le¨®n Tolst¨®i. Porque Nicol¨¢s es un apasionado de la literatura rusa, a cuyos autores recita como un fan¨¢tico religioso recita la Biblia. Adora la pasi¨®n con la que esos atormentados personajes rusos buscan la libertad y la trascendencia entre la miseria de la vida. Quiere ser un Raskolnikov y vengar a sus semejantes asesinando a una avara, por ejemplo. Y entonces decide un buen d¨ªa que ya no se llama Nicol¨¢s, sino Nikol¨¢i Nikol¨¢ievich Pseld¨®nimov y emprende, al lado de una peculiar pandilla de gente tan chalada como ¨¦l, un viaje maravilloso por la literatura rusa, cuyo fin es la libertad de imaginar otra vida.
Este Nikol¨¢i Nikol¨¢ievich se convierte en un Quijote moderno. El escritor mexicano David Toscana (Monterrey, 62 a?os) ofrece al lector un viaje apasionado por la literatura rusa en El peso de vivir en la tierra (Alfaguara), galardonada con el Premio Mazatl¨¢n de Literatura 2023. Una novela que es, adem¨¢s, un tributo para los autores rusos que sufrieron la censura, la persecuci¨®n, el destierro, la c¨¢rcel y muerte por ejercer su derecho a la libertad, debido a la alergia de los zares a la cr¨ªtica o por las purgas stalinistas y cerraz¨®n sovi¨¦tica. En sus p¨¢ginas aparecen referencias y citas enteras de Ant¨®n Ch¨¦jov, Boris P¨¢sternak, Aleksandr Solzhenitsyn o M¨¢ximo Gorki. ¡°Para m¨ª son un ejemplo. La literatura no es un pasatiempo, no es para entretener a la gente, es porque verdaderamente t¨² tienes algo que decir sobre el ser humano, sobre el individuo, sobre la libertad, sobre la vida, la muerte, el significado de la vida¡±, dice Toscana en esta entrevista por videdo llamada desde Madrid, donde el autor mexicano vive.
Esa valent¨ªa de los creadores rusos cobra especial vigencia en estos d¨ªas, cuando los escritores e intelectuales vuelven a enfrentarse al odio de reg¨ªmenes trasnochados, como ha ocurrido con los escritores Sergio Ram¨ªrez y Gioconda Belli en la Nicaragua gobernada con mano dura por Daniel Ortega. Toscana ha coincidido en Espa?a con Belli, en el nuevo exilio de la escritora y poeta. De ella ha le¨ªdo sus poemas revolucionarios, en especial uno que llama a una huelga silenciosa para que solo se escuchen las botas del tirano. Estaba dedicado al dictador Somoza, pero le cae como guante a Ortega, afirma Toscana. ¡°Creo que esto que aprendimos en el mundo sovi¨¦tico de que el escritor tiene que dar la cara por los colegas escritores es importante. No se trata nada m¨¢s de mostrar solidaridad, si no que hay que estar ah¨ª, hay que estar presentes¡±, afirma Toscana.
Una lucha por la libertad que puede ser pol¨ªtica y est¨¦tica. La libertad de crear, de decir, de pensar, pero tambi¨¦n de imaginar un mundo distinto, que puede ser sublime y grotesco, como una novela rusa. Ese es el viaje quijotesco que emprende Nikol¨¢i Nikol¨¢ievich con su pandilla de locos, compuesta por su mujer, a quien decide llamar Marfa Petrovna, el borracho Guer¨¢sim, Griboy¨¦dov que en un inicio se presenta como la vieja avara de Crimen y castigo, el t¨ªsico Ant¨®n y una serie de personajes que se adaptan al viaje seg¨²n las necesidad de Nikol¨¢i de convertir la vida en una tragedia rusa. La novela se enmarca en plena carrera por la conquista del espacio y los diarios de Monterrey presentan enormes titulares con los logros rusos. La pandilla de chalados decide entonces prepararse para su propio despegue a la inmensidad del universo. ¡°Cuando comenzamos te dije que morir¨ªamos igual que cosmonautas, que no soportar¨ªamos el peso de vivir en la tierra¡±, le dice Nikol¨¢i Nikol¨¢ievich a su mujer. ¡°A¨²n nos queda mucho por recorrer. Nos falta la guerra, la miseria, el hambre, los trabajos forzados, los fr¨ªos extremos, desastres naturales, la soledad, la vejez, la invalidez, la ceguera, la distancia, la desesperanza, el manicomio, el llanto, la muerte¡±, le promete. En fin, todo lo terrible de un buen relato ruso, porque, sentencia Nikol¨¢i Nikol¨¢ievich, ¡°la vida es lo ¨²nico infinito que tiene final¡±.
Pregunta. Ha creado usted un Quijote ruso cuyas aventuras se desarrollan en Monterrey. Vaya mezcla, ?no?
Respuesta. Es un Quijote regiomontano que quiere, por supuesto, emular a los rusos del mismo modo que aquel otro Quijote quer¨ªa emular a los caballeros andantes. Pero la diferencia se nota en que estos otros no son caballeros andantes: son alcoh¨®licos, asesinos, tuberculosos, picados de viruela, pobres diablos, prostitutas, porque el desfile de personajes que vemos en la literatura rusa es bastante diferente. No es que mi personaje se quiera volver un antih¨¦roe, lo que quiere es precisamente tocar la condici¨®n humana, el alma humana.
P. Su novela es un viaje intenso por la literatura rusa. Nikol¨¢i, su personaje principal, est¨¢ trastornado por los rusos. ?A usted los rusos le han producido tan fuerte impresi¨®n como a ¨¦l? ?C¨®mo inici¨® ese romance tan apasionado por la literatura rusa?
R. Esta novela parte de mis primeras lecturas. En casa no hab¨ªa libros, la familia no era lectora. Hab¨ªa solo dos libros cuando yo era un ni?o, que eran El Quijote y Crimen y Castigo. Y desde entonces son mis dos amores y los llevo en la conciencia. He seguido leyendo y releyendo Crimen y castigo, pero por supuesto mucho m¨¢s de la literatura rusa.
P. ?Y por qu¨¦ los rusos?
R. Pues creo que es una literatura que est¨¢ muy cargada de humanidad, con muchas pasiones, mucha violencia, mucha valent¨ªa, con mucho derroche de lo que significa estar en este mundo. Estos escritores ten¨ªan mi admiraci¨®n porque Rusia es un pa¨ªs que nunca ha tenido libertad, ni con los zares, ni durante el comunismo ni ahora con Putin y siempre me gust¨® ver como estos autores le daban tanta importancia a la literatura como para jugarse la vida.
Desde Pushkin hasta G¨®gol y por supuesto Dostoievski estos autores pasaron por los campos de trabajos forzados. A Le¨®n Tolst¨®i, que por ser un gran personaje de la nobleza no lo pudieron perseguir directamente, lo estuvieron acosando, lo censuraron y la Iglesia acab¨® excomulg¨¢ndolo. En el periodo ya bolchevique tenemos muchos que fueron perseguidos, encarcelados. Isaak B¨¢bel, que es uno de mis grandes amores, termina con un tiro en la nuca. Hay otros que terminan muriendo en un campo de concentraci¨®n. Y yo pienso sobre todo en lo que se hace con tal de poder escribir unos versos. Para m¨ª son un ejemplo. La literatura no es un pasatiempo, no es para entretener a la gente, es porque verdaderamente t¨² tienes algo que decir sobre el ser humano, sobre el individuo, sobre la libertad, sobre la vida, la muerte, el significado de la vida. Buena parte de la literatura no est¨¢ ah¨ª para gustarnos. Al contrario, est¨¢ ah¨ª para provocar una serie de emociones que no necesariamente tienen que ver con el placer.
P. Decimos zares y decimos Stalin y parece algo muy lejano, pero la persecuci¨®n oficial contra escritores contin¨²a, mire usted lo que ha pasado con Sergio Ram¨ªrez y Gioconda Belli, exiliados y sin nacionalidad por orden del r¨¦gimen de Daniel Ortega en Nicaragua.
R. Creo que esto que aprendimos en el mundo sovi¨¦tico de que el escritor tiene que dar la cara por los colegas escritores es importante. No se trata nada m¨¢s de mostrar solidaridad, si no que hay que estar ah¨ª, hay que estar presentes, hay que defender a los autores de dictaduras, tambi¨¦n de censuras morales, de muchos intereses pol¨ªticos; hay que defenderlos de calumnias. Siempre tenemos que estar los escritores detr¨¢s de los escritores.
P. ?Deben los escritores tener una posici¨®n pol¨ªtica, mantener una postura frente a reg¨ªmenes dictatoriales o autoritarios?
R. Creo que la bandera m¨¢s libertaria que tiene el escritor es la de escribir y darle en las obras este protagonismo y esta dignidad al individuo, que esto fue lo m¨¢s peligroso durante el comunismo. Si t¨² lees a Pasternak, a B¨¢bel, a tantos autores, no estaban enfrentando al Gobierno, simplemente estaban diciendo que hab¨ªa un individuo, un individuo libre, y esto le molestaba tanto a Stalin como a Kruschev y Br¨¦zhnev, porque ellos quer¨ªan siempre hablar de la colectividad. Lo hemos visto siempre. Madame Bovary escandalizaba no porque te contara la historia de una mujer, sino porque esta mujer era un individuo y quien la leyera quer¨ªa participar de esta libertad, de esta vida, de esta posibilidad de quitarse trabas morales. Esto es lo que siempre me ha ense?ado la literatura. Por supuesto que necesitas una literatura que invite al lector a no ser solo un espectador, sino que sea participante.
P. ?Sigue vigente la literatura rusa en nuestros d¨ªas? ?O ha envejecido mal?
R. Buena parte de ella sigue muy vigente. Acudo a muchos textos rusos para escribir mis columnas de prensa que hablan del presente. Por ejemplo, un cuento de Ch¨¦jov que se llama Muerte de un funcionario, que trata de un personaje que en un teatro estornuda y moja a la persona que est¨¢ delante. Entonces empec¨¦ a jugar con ese cuento porque est¨¢bamos en lo m¨¢s profundo de la pandemia y dec¨ªa qu¨¦ va a pasar ahora en el teatro cuando alguien estornude. Estos autores ponen mucha luz a detalles generales sobre la vida contempor¨¢nea, la pol¨ªtica contempor¨¢nea.
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