Las tres veces que la muerte asedi¨® al escritor ?lvaro Uribe
La poeta Tedi L¨®pez Mills, viuda del novelista mexicano, conversa con EL PA?S sobre ¡®Tr¨ªptico del Cangrejo¡¯, el libro p¨®stumo en el que el autor narra sus enfrentamientos con el c¨¢ncer
La salud levanta una barrera que separa a los individuos en dos grupos incomprensibles entre s¨ª: aquellos que est¨¢n sanos y aquellos que no lo est¨¢n. El escritor ?lvaro Uribe (Ciudad de M¨¦xico, 1953-2022) cruz¨® esa l¨ªnea por primera vez a principios de 2008: ten¨ªa 55 a?os y un tumor en la parte superior del pulm¨®n derecho. La enfermedad lo convirti¨® en paciente ¡ªaquel que espera, aquel que sufre¡ª, y la cr¨®nica cotidiana de ese dif¨ªcil tr¨¢nsito hacia el otro lado desemboc¨® en Tr¨ªptico del Cangrejo (Alfaguara, 2023), un libro p¨®stumo compuesto por tres cuadernos que recogen las reflexiones del autor durante su lucha contra el c¨¢ncer. Sali¨® derrotado a la tercera embestida, en marzo de 2022, 14 a?os despu¨¦s del primer examen m¨¦dico y tras sendas reca¨ªdas en la pr¨®stata y el pulm¨®n izquierdo.
¡°Tedi me dijo hoy que cambiar¨ªa con gusto su vida por la m¨ªa. [...] Rechac¨¦ el pacto. Por ella y por m¨ª. C¨®mo explicarle que es la ¨²nica persona no otra. La ¨²nica que cabe conmigo en el solipsismo en que me est¨¢ encapsulando la enfermedad¡±, dej¨® escrito Uribe el 7 de enero de aquel 2008, en la primera entrada de un diario del que ya no se despegar¨ªa. Tedi L¨®pez Mills, poeta y compa?era del escritor durante 40 a?os, es la ¨²nica que aparece con su nombre completo a lo largo de las p¨¢ginas. El resto de los personajes se esconden tras unas iniciales que no dicen nada a un lector ignorante de su entorno m¨¢s cercano.
Con ella, sin embargo, no hay m¨¢scaras. Y desde esa sinceridad despojada de disfraces, confiesa ahora ella: ¡°El tercer diario es el m¨¢s dif¨ªcil, el m¨¢s doloroso, el m¨¢s tremendo¡±. ¡°Tiene una prisa que no tienen los anteriores. Hay como una especie de carrera contra el tiempo¡±, reflexiona en una videollamada con este peri¨®dico, sensiblemente emocionada. Es el ¨²nico que no ley¨® hasta despu¨¦s de su fallecimiento, cuando comenz¨® a transcribirlo. Con una excepci¨®n, la ¨²ltima entrada, escrita desde el hospital apenas 24 horas antes de su muerte, en el propio cuaderno de la poeta, ¡°porque ten¨ªa miedo de perder el suyo y no lo llev¨®¡±.
Los adjetivos se amontonan en un diario en el que prima el universo m¨¦dico en el que se sumergi¨® durante largos meses. ¡°Me veo ¡ªespero equivocarme¡ª nauseabundo, debilitado, ab¨²lico¡±, se puede leer en otra de sus anotaciones. Tras esas palabras se esconde un optimismo ac¨¦rrimo que le acompa?¨® hasta el final. Perdi¨® la fuerza para casi todo, menos para escribir, siempre a mano, cada d¨ªa. ¡°Es impresionante. Cuando lo transcrib¨ª no hab¨ªa tachaduras. No le cost¨® trabajo escribir con esa prosa tan legible, tan precisa y tan sabia¡±, relata L¨®pez Mills. Autor de El taller del tiempo (2003) o Autorretrato de familia con perro (2014), entre otras obras, su estilo sencillo pero exacto le vali¨® siempre el reconocimiento de sus pares.
Durante su primer periodo de c¨¢ncer, le otorgaron el primer premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska por Expediente del atentado (2007), adaptada al cine dos a?os despu¨¦s bajo el t¨ªtulo simplificado de El atentado. ¡°Estoy casi mejor que feliz. Estoy plenamente involucrado en algo que no es mi cuerpo¡±, reflej¨® en su libreta. La literatura era la ¨²nica v¨ªa de escape ante una enfermedad que invadi¨® su rutina, su pensamiento y tambi¨¦n su escritura. La primera reaparici¨®n del tumor le pill¨® en la parte final de Los que no (2021), editado durante la ¨²ltima tregua de la que disfrut¨®, y contiene, ficcionado, el segundo de los cuadernos que componen el tr¨ªptico publicado ahora.
Tambi¨¦n la prosa de ella cay¨® en la ¨®rbita de la enfermedad. ¡°Al mismo tiempo que se public¨® Los que no, sali¨® un libro m¨ªo que se llama Cascar¨®n roto (Almad¨ªa, 2021), y el primer ensayo es sobre aviones, pero uno de los temas que trata es la muerte s¨²bita versus una muerte con una agon¨ªa razonable¡±, rememora: ¡°?lvaro siempre fue partidario de la muerte s¨²bita, y yo de la agon¨ªa razonable, de una muerte que te d¨¦ algo de tiempo. En ese sentido, creo que algo tuvo que ver, fue un precursor, un anuncio¡±. Sus obras presentes y futuras no romper¨¢n nunca del todo con aquella ¨¦poca y con lo que vino despu¨¦s. ¡°Todo lo que vaya a escribir de ahora en adelante va a estar bajo la influencia de la ausencia de ?lvaro¡±, se sincera la autora.
Durante las largas sesiones de quimioterapia, ella le le¨ªa en voz alta: la Epopeya de Gilgamesh, el Norma Jeane Baker de Troya, de Anne Carson, y solo parcialmente el Purgatorio, de Dante. De aquellos d¨ªas, ¡°lo rescatar¨ªa absolutamente todo, porque todo vali¨® la pena: los d¨ªas buenos, los d¨ªas malos, los d¨ªas regulares; la intensidad, la normalidad¡±.
Uribe dej¨® preparado un libro de ensayos, La suma de las partes, todav¨ªa sin editar; y una novela sin terminar. Cuando la muerte era inminente, hablaron de ella. ¡°Me la cont¨®. Me cont¨® el desenlace y me cont¨® el secreto¡±, revela L¨®pez Mills. Ese relato sin terminar ya tiene nombre, La novela inconclusa, y contar¨¢ con los personajes que ide¨® ¨¦l, sin ser del todo su narraci¨®n: ¡°Voy a hacer algo paralelo que de alg¨²n modo comulgue con lo que hizo ?lvaro, esa es mi aspiraci¨®n¡±. La literatura los re¨²ne una vez m¨¢s en un ¨²ltimo acto conjunto.
El suceso definitivo, no obstante, se producir¨¢ cuando se decida a depositar las cenizas que ahora descansan en una urna en el antiguo estudio de ¨¦l. ¡°Quiero que sea en un r¨ªo y me encantar¨ªa que fuera el Sena, en Par¨ªs, porque es el r¨ªo de la vida de ?lvaro, y adem¨¢s los mexicanos carecemos de r¨ªos, estamos siempre en busca del r¨ªo perfecto, y ese lo es¡±, defiende. Pero ese momento todav¨ªa no ha llegado.
Las ¨²ltimas palabras del escritor, a escasas horas del final, le hablan a ella: ¡°Lo que le espera a Tedi, si mis deseos correspondieran a la realidad, ser¨ªa mucho mejor de lo que ella teme¡±. En una especie de di¨¢logo p¨®stumo que completa el c¨ªrculo, ella cierra ahora su Tr¨ªptico con un conmovedor ep¨ªlogo que comienza as¨ª: ¡°Tengo la historia, tengo los d¨ªas, tengo el inicio, tengo el final, pero ya no tengo a ?lvaro¡±. De ¨¦l quedan sus libros, unos diarios y el inagotable amor de esta poeta.
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