La frontera sur de M¨¦xico se convierte en un tap¨®n para miles de migrantes: ¡°?Aqu¨ª ya no caben m¨¢s!¡±
El fin de la norma que negaba la entrada a EE UU por motivos sanitarios provoca un ¡®efecto llamada¡¯ en la ciudad mexicana de Tapachula, en la frontera con Guatemala
Es de noche en Tapachula y una estampida de migrantes irrumpe a empujones en uno de los accesos a las oficinas del Instituto Nacional de Migraci¨®n instaladas en el parque Ecol¨®gico, en los suburbios de la ciudad mexicana fronteriza con Guatemala. Dos agentes de la Guardia Nacional que cuidan la entrada sostienen con todo lo que dan la barda met¨¢lica que han colocado para intentar controlar el flujo de migrantes hacia el interior. Tras la barda, unos 2.000 migrantes se api?an esperando su turno. La multitud entra sin control y los agentes intentan detenerla a gritos. ¡°?Ya! ?Ya! ?Ya!¡±, grita uno de ellos. Ante el caos, un grupo de venezolanos migrantes se apiada de los agentes y ayuda empujar las bardas y a cortar el flujo.
Los polic¨ªas se recomponen y uno de ellos grita a los agentes de Migraci¨®n que intentan controlar al grupo tras la barda: ¡°?Aqu¨ª ya no caben m¨¢s! ?Ya no caben m¨¢s!¡±, dice exasperado.
Todos los d¨ªas, desde hace dos semanas, miles de migrantes forman kilom¨¦tricas colas frente a estas oficinas de migraci¨®n en la ciudad m¨¢s grande de toda la frontera que divide M¨¦xico de Guatemala y que es la principal v¨ªa de entrada en la frontera sur de M¨¦xico. Su objetivo es solicitar al Gobierno mexicano un permiso temporal para poder avanzar legalmente hacia la frontera con Estados Unidos. La mayor¨ªa de ellos tiene la esperanza de cruzar a territorio estadounidense ante el inminente fin del T¨ªtulo 42, la pol¨ªtica migratoria impulsada por Donald Trump para expulsar de forma expr¨¦s a los migrantes con argumentos sanitarios.
Los migrantes, venezolanos, haitianos, centroamericanos y hasta africanos, llevan horas e incluso d¨ªas esperando su turno. Est¨¢n desesperados. Este lunes han aguantado el implacable sol y temperaturas de hasta 35 grados. Por la tarde, el cielo empez¨® tambi¨¦n a escupir lluvia sobre sus cabezas.
La noticia del fin de esta pol¨ªtica de Trump vinculada a la emergencia sanitaria provocada por la pandemia, que expirar¨¢ el 11 de mayo, ha provocado una crisis en la frontera sur de Estados Unidos, donde el Gobierno ha apostado a 1,500 soldados para reforzar la seguridad e impedir el paso de decenas de miles de migrantes que avanzan hacia ese pa¨ªs. Unos 3,500 kil¨®metros m¨¢s al sur, en la frontera de M¨¦xico con Guatemala, hay otra crisis.
Los miles de migrantes que consiguen llegar a suelo mexicano se acumulan mientras esperan un permiso para poder transitar legalmente hasta el norte. Sin embargo, otros deciden seguir su camino por rutas alternativas donde no puedan ser detenidos por agentes migratorios y ser deportados, arriesg¨¢ndose a ser v¨ªctimas de robos, secuestros, extorsi¨®n o hasta la muerte.
Esperar el tr¨¢mite para seguir avanzando tambi¨¦n es un proceso doloroso. ¡°Hermano, yo llevo cuatro d¨ªas haciendo cola aqu¨ª. No me voy a mover ni un cent¨ªmetro¡±, dice un venezolano de 37 a?os, mientras soporta la lluvia al lado de su esposa.
La acumulaci¨®n en la frontera sur no es nueva. Las organizaciones de derechos humanos que trabajan sobre el terreno calculan que en Tapachula hay entre 40.000 y 50.000 migrantes atrapados en esta ciudad. Muchos de ellos han llegado aqu¨ª buscando tramitar una visa humanitaria o el estatus de refugiados, pero la lentitud de la burocracia obliga a muchos a regresar o los deja varados aqu¨ª durante meses.
El pasado 23 de abril, una caravana de cerca de 3.000 migrantes sali¨® de Tapachula rumbo a Ciudad de M¨¦xico, a casi 1.200 kil¨®metros de distancia. El l¨ªder de la caravana, Irineo Mujica, activista de la organizaci¨®n Pueblo sin Fronteras, logr¨® un acuerdo con el Gobierno mexicano para que se otorgue un permiso temporal de 45 d¨ªas a los migrantes a cambio de disolver la marcha que buscaba generar una protesta en la ciudad.
En Tapachula, Migraci¨®n abri¨® una oficina ambulante en el parque Ecol¨®gico y empez¨® a otorgar permisos expr¨¦s a cientos y luego a miles de migrantes. Algunos peri¨®dicos locales informan de que las autoridades entregan m¨¢s de 1.000 permisos diarios. Sin embargo, la cola parece que no termina nunca. Los que all¨ª aguardan aseguran que los agentes migratorios trabajan hasta la madrugada para reducir las aglomeraciones. Pero a media ma?ana del d¨ªa siguiente la cola vuelve a incrementarse.
Aunque Migraci¨®n emite permisos temporales sin parar, el flujo de las ¨²ltimas semanas supera por mucho su capacidad de gesti¨®n. El caos entre los migrantes y la falta de organizaci¨®n por parte de las autoridades provoca que muchos pasen d¨ªas esperando bajo el intempestivo clima y durmiendo en las calles aleda?as.
El Instituto Nacional de Informaci¨®n inform¨® este martes que entre el 23 de noviembre del a?o pasado y el 6 de mayo emiti¨® 81.245 permisos temporales a personas de 103 pa¨ªses de los cinco continentes del mundo. Muchos migrantes vienen de pa¨ªses que antes era impensable escuchar en esta regi¨®n como Kirguist¨¢n, Burkina Faso, Djibouti, Estonia, Eritrea, Sri Lanka e Islas Reuni¨®n, entre otros. Los pa¨ªses que encabezan la lista de solicitantes son Venezuela, Ecuador, Hait¨ª, Honduras y Angola.
Nadie sabe qu¨¦ pasar¨¢ despu¨¦s del jueves, cuando el T¨ªtulo 42 haya finalizado. Sin embargo, la crisis se sigue agravando en ambas fronteras de M¨¦xico, al norte y al sur. ¡°Esto no se va a acabar. Detr¨¢s de nosotros vienen m¨¢s y m¨¢s. Dicen que Estados Unidos va a abrir las puertas y nosotros lo ¨²nico que queremos es que nos dejen pasar¡±, dice ?scar, un joven hondure?o que lleva tres meses atrapado en Tapachula y desde hace tres d¨ªas pendiente del papel que le permitir¨¢ avanzar hacia su destino: el norte, Estados Unidos.
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