Oda al aire en tiempos de emergencia clim¨¢tica
Puesto en perspectiva real, muchas de las pugnas que atraviesa el presente, incluidas las de la industria audiovisual, son considerablemente irrelevantes en comparaci¨®n con la crisis ambiental que estamos viviendo

EL PA?S ofrece en abierto la secci¨®n Am¨¦rica Futura por su aporte informativo diario y global sobre desarrollo sostenible. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscr¨ªbete aqu¨ª.
Que? este?ril es escribir acerca de la emergencia clima?tica cuando el aire deja de correr porque el calor es tan indolente que dejo? de transmitir el sonido de las palabras y nuestros pensamientos. Miramos a trave?s de la falta morgana del horizonte como si fue?ramos los que nos quedamos en el anden del tren, viendo a nuestra amada persona viajar a la velocidad de la luz, adelgazada como un fideo brillante en el instante de la u?ltima vez que nos vimos a los ojos. Ojala? pudie?ramos apoyar la frente de nuevo en la espalda de esa persona, cerrando los ojos para imaginarse estar en otra parte, escapando entre la humedad fresca, dejando que la respiracio?n nos lleve a son?ar bonito ya que hace mucho que no encontramos la tranquilidad.
Me gustari?a decir lo contrario: el calor me hizo levantarme una vez ma?s para imaginarme co?mo construir un bosque. Pase? por un lado del jagu?ey mientras las ranas se escondi?an sintiendo mi presencia. ?Que? buscaba? Los suelos yermos para contemplar: aqui? hay que plantar avena y buscar unos gansos para que se paseen por estos lares. La composta que arme? queda lejos, pero la ire? trayendo poco a poco para alimentar este espacio recie?n plantado de tre?bol. Ya no crecen los helechos que creci?an antes de que construye?ramos nuestra casa. Pero volvera?n, ahi? esta?n los bulbos y las rai?ces volviendo a conectarse a trave?s del micelio. Hay que hacer monte, bosque, selva, un lugar do?nde perderse y esconderse. Un lugar donde no haga calor.
En los u?ltimos cien an?os ha aumentado la temperatura promedio del planeta de una forma ano?mala. Supongo que quien lee esto ya lo sabe. Pero si usted no lo sabe, debe saber que hay quienes creen - puesto que es mera creencia que proviene de la ignorancia - que esto no esta? sucediendo. Y si acaso aceptaran que esta? sucediendo, inmediatamente dicen que es un feno?meno natural, como parte de un ciclo constante de la tierra. (Es muy difi?cil y duele escribir acerca de los frutos de la ignorancia). Obviamente, el me?todo cienti?fico ha buscado las razones de esta anomali?a de aumento ra?pido de la temperatura, y ha llegado al consenso masivo y abrumador de que se debe a la actividad humana desde el comienzo de la era industrial, exacerba?ndose drama?ticamente en estos u?ltimos cincuenta an?os. Casi mi edad, carajo. Duele decir que esta tragedia pone en riesgo la existencia de todo lo vivo en nuestro planeta y que ha sido causada por el ser humano. Hay que matizar: ¡°por el sistema industrial y econo?mico del ser humano¡±.
Pero duele mucho ma?s ponerle palabras para describir la idiotez de los negacionistas del cambio clima?tico. Ojo, quiza?s aqui? hay una clave que ejemplifica la contradiccio?n que enmarcaba al comienzo: la derrota de nuestra especie me aflige y me apalanca; me deprime y me hundo en el mar del calor. Pero la ignorancia de algunos miembros de nuestra especie ¡ªpor lo general suelen ser hombres¡ª me hace levantarme y sentir que no son tan inertes las luchas que hacemos en solitario pero en especial en comunidad, para encontrar la forma de desacelerar y dejar de contaminar, combinado con ampliar la capacidad de absorcio?n de todos los gases que ocasionan el aumento en la temperatura. Y volvemos al bosque, al mar, a los humedales, a las canciones que podemos cantar mientras jugamos en las olas de la playa todo el di?a hasta la noche. La aute?ntica alegri?a y prosperidad esta? en el esplendor de las canciones donde celebramos en comunidad que hay futuro. La desolacio?n e ignorancia aute?ntica radica en la foto de la red social donde el ¡°creador de contenido¡± anuncia su viaje en avio?n privado hacia el ¡°bienestar de vivir en el momento¡±. (Perdo?n por escribir ese concepto miasma).
De la inmovilidad a la revelacio?n. Quiza?s ese mismo recorrido es el que experimentaron los fi?sicos teo?ricos que resistieron a la derrota de lo insensato para adentrarse en la dolorosa realizacio?n del colapso de una estrella, donde la densidad es tan extrema que hace que el futuro y el pasado sea un mismo lugar. No tiene sentido que eso exista, pero existe.
En un extremo ma?s inho?spito existe la maldad. Es difi?cil descifrarla o desenmascararla porque se refugia en conceptos y palabras secuestradas por el crecimiento econo?mico: ¡°bienestar, progreso, riqueza¡±. Y se usan y sobreutilizan esas palabras hasta volverlas clave para una campan?a poli?tica o algu?n posicionamiento ideolo?gico. ¡°Prometo desarrollo, bienestar y progreso. ?Co?mo? ?Si?gueme y juntos lo haremos!¡± La batalla sema?ntica es otra que hay que dar. Hay que recuperar el significado de las palabras para subvertir los sino?nimos econo?micos de la prosperidad. Pero sobre todo hay que recuperarlas para que el significado -patrimonio de la verdad/vida que nos une como especie - deje de ser utilizado por los hombres (una vez ma?s, solemos ser la inmensa mayori?a) que buscan un frenesi? poli?tico que los lleve al poder y asi? poder satisfacer esa patologi?a desenfrenada que nace de la falta de carin?o y alegri?a.
Hace unos di?as tuve una conversacio?n pu?blica en el festival Hay en Quer¨¦taro. La huelga de actores de uno de los sindicatos a los que estoy afiliado me impide participar de la promocio?n de las peli?culas en las que participo y que se esta?n estrenando en este momento. Esto sera? muy anecdo?tico en la posteridad en comparacio?n al arreglo al que se llegue para regular y mejorar las condiciones de la industria audiovisual. En cuanto se llegue a un arreglo justo y necesario entre las partes, podre? hacerlo. Asi? que mientras tanto, hable? del tema que nos atan?e y nos convoca inexorablemente: la emergencia clima?tica. Puesto en perspectiva real, todo lo que tiene que ver con las pugnas dentro de la industria audiovisual es infinitamente irrelevante en comparacio?n con la crisis ambiental que estamos viviendo. Con ma?s razo?n agradezco que me hayan dado el espacio para compartir y promover esta conversacio?n en torno a la emergencia clima?tica. La ma?s importante y transversal, y que recupera el significado de las palabras: justicia, dignidad, alegri?a, prosperidad, igualdad. En este momento es cuando busco a los poetas para que maticen mi optimismo y cursileri?a para transformarlos en moldes abstractos y asi? darle vida a otra realidad del entendimiento.
Fragmentos de Oda al Aire, de Pablo Neruda:
Andando en un camino encontre? al aire, lo salude? y le dije con respeto: ?me alegro de que por una vez dejes tu transparencia, asi? hablaremos?...
No, aire, no te vendas, que no te canalicen, que no te entuben, que no te encajen ni te compriman,
que no te hagan tabletas, que no te metan en una botella, ?cuidado!
?Cuidado! y ven conmigo nos queda mucho que bailar y cantar. vamos a lo largo del mar. a lo alto de los montes, vamos donde este? floreciendo la nueva primavera y en un golpe de viento y canto repartamos las flores, el aroma, los frutos, el aire de man?ana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
