De ch¨®fer a l¨ªder de 100.000 petroleros: el liderazgo sindical de Carlos Romero Deschamps
El todopoderoso dirigente sindicalista muri¨® a los 79 a?os alejado de los reflectores y dejando atr¨¢s una decena de indagatorias por supuestos actos de fraude, enriquecimiento il¨ªcito y lavado de dinero
Carlos Antonio Romero Deschamps pas¨® de conducir una pipa petrolera (un cami¨®n cisterna) a liderar por 26 a?os a m¨¢s de 100.000 trabajadores sindicalizados de Petr¨®leos Mexicanos (Pemex). Estudi¨® la licenciatura en Contadur¨ªa por la Escuela Bancaria y Comercial en su natal Tampico, en el Estado de Tamaulipas, pero nunca ejerci¨®. Hijo de un ferrocarrilero, Romero Deschamps emigr¨® a Salamanca (Guanajuato), ciudad donde uno de sus primos le consigui¨® una plaza temporal en la refiner¨ªa de Pemex en la ciudad, ten¨ªa apenas 26 a?os. En esa ciudad conocer¨ªa a la que ser¨ªa su esposa, Blanca Rosa Dur¨¢n y al hombre que lo encumbrar¨ªa en la industria petrolera: Joaqu¨ªn Hern¨¢ndez Galicia La Quina, el entonces l¨ªder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la Rep¨²blica Mexicana (SPTRM).
Bajo el amparo de La Quina, quien tambi¨¦n naci¨® en Tampico, Romero Deschamps, pas¨® de conducir el autom¨®vil del l¨ªder sindical a organizar asambleas y a administrar algunos de los bienes del sindicato. En paralelo, ya afiliado al Partido Revolucionario Institucional (PRI), comenz¨® una carrera pol¨ªtica como diputado del Distrito Federal para los periodos de 1979 a 1982 y luego de 1991 a 1994. Su ascenso final ocurri¨® cuando Hern¨¢ndez Galicia fue encarcelado durante el mandato del priista Carlos Salinas de Gortari, en 1989. Aunque en un primer momento fue designado Sebasti¨¢n Guzm¨¢n Cabrera, secretario general de la secci¨®n 10 de Minatitl¨¢n, finalmente Romero Deschamps ocup¨® el m¨¢ximo puesto sindical en 1993.
Al frente de uno de los sindicatos clave de M¨¦xico, a Romeo Deschamps le toc¨® administrar la bonanza de Pemex, a?os en los que la producci¨®n rebas¨® los tres millones de barriles diarios. Una abundancia que no escap¨® a las sombras de la corrupci¨®n y el desv¨ªo de recursos para el partido en el que militaba desde 1961, el PRI. En el a?o 2000 estall¨® uno de los esc¨¢ndalos m¨¢s sonados al descubrirse un supuesto desv¨ªo de recursos de Pemex al sindicato para la campa?a presidencial del entonces candidato priista, Francisco Labastida, caso que se conoci¨® como el Pemexgate. Su fuero como diputado y senador, adem¨¢s de una andanada de amparos, lo libraron de todas estas acusaciones.
Durante a?os, los medios mexicanos exhibieron la vida ostentosa de ¨¦l y su familia: viajes, yates, relojes finos, las casas de Acapulco y Canc¨²n o el Ferrari que manejaba su hijo, un secreto a voces. Romero Deschamps pod¨ªa presumir de viajes a Canad¨¢ y Noruega, en tanto lideraba al gremio sindical y de paso, ostentaba su cargo como senador en el Gobierno de Enrique Pe?a Nieto (2012-2018). El tama?o de su fortuna siempre fue cuestionado por trabajadores disidentes de Pemex. Las interrogantes sobre la procedencia de su fortuna, archivadas durante los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calder¨®n, resurgieron con esta Administraci¨®n y derivaron en al menos 12 indagatorias por supuestos actos de fraude, enriquecimiento il¨ªcito y lavado de dinero.
Acechado por la estela de corrupci¨®n, finalmente, present¨® su renuncia a la dirigencia sindical en octubre de 2019. Lejos de los reflectores, el otrora poderoso l¨ªder sindical opt¨® por el bajo perfil en sus ¨²ltimos a?os de vida. Sin embargo, para algunos de los trabajadores de la petrolera la impronta de su gesti¨®n como un cacique del sindicato, unidireccional y sin democracia, sigue presente. La ingeniera Silvia Ramos, trabajadora de Pemex desde 1985, relata que conoci¨® a Deschamps cuando ¨¦l era dirigente de la secci¨®n 35 en Tula, Hidalgo. ¡°Los aumentos salariales eran buenos, las prestaciones laborales eran buenas y adem¨¢s hab¨ªa mucha impunidad, los trabajadores manuales pod¨ªan hacer lo que fuera y el sindicato los defend¨ªa. Despu¨¦s del quinazo (el encarcelamiento de Hern¨¢ndez Galicia) el sindicato sigui¨® su rutina, sin asambleas, sin democracia sindical, pero la gente estaba tranquila porque continuaba la venta de plazas, el huachicoleo al por mayor, como ocurr¨ªa en todos los sindicatos charros¡±, narra.
La ingeniera y tambi¨¦n exsecretaria general de la Uni¨®n Nacional de T¨¦cnicos y Profesionistas Petroleros (UNTyPP) explica que al interior de Pemex se desarroll¨® un sistema de control a trav¨¦s de las plazas y de las plazas de familiares, bajo el amago de que los trabajadores sindicalizados perder¨ªan esta importante prerrogativa si se rebelaban contra su dirigente. ¡°Son m¨¢s de 80 a?os sin organizaci¨®n, sin entender para qu¨¦ sirve el sindicato, no hay conciencia de clase, ni amor a la empresa¡±, acusa.
El investigador de la UNAM y coordinador del Observatorio Nacional de la Reforma Laboral, Alfonso Bouzas Ort¨ªz, califica a Romero Deschamps como el ¨²ltimo capo del sindicalismo corporativo en M¨¦xico, representante de la vieja escuela sindical. ¡°Lleg¨® por designaci¨®n presidencial, se dedica a estar bien con el aparato del Gobierno como un sindicato clientelar, donde los trabajadores reconoc¨ªan a la direcci¨®n, en tanto que la direcci¨®n les otorgaba prebendas. Cualquier cosa podemos decir, menos que no obtuvo votos mayoritarios, lo que est¨¢ a discusi¨®n son los m¨¦todos a los que recurri¨®, de forma clientelar, a trav¨¦s de alg¨²n espacio laboral para un familiar, de un pr¨¦stamo econ¨®mico o reducciones de jornada¡±, se?ala.
Para Diego Garc¨ªa Saucedo, experto en materia laboral, el liderazgo de Romero Deschamps estuvo marcado por la opacidad que en esos a?os se permit¨ªa a los sindicatos en el manejo de cuotas patronales y sobre las prestaciones que no estaban sujetas a auditor¨ªas. ¡°Abus¨® mucho de la falta de fiscalizaci¨®n sobre las cuotas obrero-patronales y en una empresa tan grande como Pemex se cre¨® mucho descontrol¡±, zanj¨®.
¡°Don Carlos¡±, ¡°El l¨ªder¡±, como le escucharon llamar en numerosas asambleas o en alg¨²n acto alusivo a la expropiaci¨®n petrolera, ha muerto este jueves, a los 79 a?os, tras sufrir un infarto. Aunque estuvo alejado de la escena pol¨ªtica y laboral en sus ¨²ltimos a?os, su impronta en Pemex, dicen quienes trabajaron a su lado, se mantiene y algunos con menos optimismo afirman que a¨²n faltan a?os para que la verdadera democracia sindical llegue a las puertas de la paraestatal.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.