Santiago Levy: ¡°La subida del salario m¨ªnimo no ayuda a reducir la informalidad¡±
El exsubsecretario de Hacienda y exdirector general del IMSS en los noventa, conocido como el padre de las ayudas sociales en el pa¨ªs, cr¨ªtica las leyes del Gobierno en materia laboral por ¡°encarecer la contrataci¨®n¡±
La curiosidad de Santiago Levy (Ciudad de M¨¦xico, 1956) habita en el contrato social. El economista confiesa que pasa mucho tiempo pregunt¨¢ndose por qu¨¦ tantos en Am¨¦rica Latina, a pesar de tener un trabajo, son excluidos de las garant¨ªas y derechos que gozan quienes trabajan en la formalidad. ¡°El acuerdo social t¨¢cito que tenemos en estos pa¨ªses es disfuncional¡±, apunta.
Exsubsecretario de Hacienda, exdirector general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) d...
La curiosidad de Santiago Levy (Ciudad de M¨¦xico, 1956) habita en el contrato social. El economista confiesa que pasa mucho tiempo pregunt¨¢ndose por qu¨¦ tantos en Am¨¦rica Latina, a pesar de tener un trabajo, son excluidos de las garant¨ªas y derechos que gozan quienes trabajan en la formalidad. ¡°El acuerdo social t¨¢cito que tenemos en estos pa¨ªses es disfuncional¡±, apunta.
Exsubsecretario de Hacienda, exdirector general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) durante la d¨¦cada de los noventa y tambi¨¦n exvicepresidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Levy es mejor conocido en su natal M¨¦xico como el padre de las ayudas sociales en el pa¨ªs. Fue el arquitecto del primer programa de asistencia, lanzado en 1997, llamado Oportunidades. La premisa era sencilla: ofrecer una transferencia monetaria a mujeres a cambio de que env¨ªen a sus hijos a la escuela. El programa es el m¨¢s replicado en todo el mundo, seg¨²n el Banco Mundial. Cincuenta y dos pa¨ªses lo han adoptado.
Hoy, es consejero de la agencia del desarrollo de las Naciones Unidas (UNDP) e investigador del centro independiente Brookings Institute en Washington, desde donde se conecta a una videollamada con EL PA?S.
Pregunta: Hablemos de los cambios que ha habido bajo la actual Administraci¨®n a las condiciones y los derechos de los trabajadores. Uno de ellos es la manera en que los sindicatos se est¨¢n reconfigurando a partir de que Estados Unidos puede obligar a que se revisen contratos colectivos, como lo permite el T-MEC.
Respuesta: Me parece bueno, pero es un asunto relativamente menor porque el n¨²mero de empresas que est¨¢n bajo el paraguas del T-MEC, que pueden tener procesos sindicales m¨¢s transparentes, es relativamente reducido. Va a ayudar a que en algunas empresas exportadoras grandes la elecci¨®n de los l¨ªderes sindicales se haga de una manera m¨¢s democr¨¢tica. Eso es bueno y cambia el poder de negociaci¨®n de esos trabajadores frente a la empresa, pero no va a cambiar el panorama sindical del pa¨ªs.
P. ?Qu¨¦ opina del incremento al salario m¨ªnimo, a las aportaciones de los patrones a las pensiones y el endurecimiento a la subcontrataci¨®n?
R. Unas son de hecho un retroceso y otras tienen impactos muy ambiguos, tal que no se puede decir que claramente mejoraron a los trabajadores de M¨¦xico. Empiezo con la m¨¢s complicada y la m¨¢s controversial: el salario m¨ªnimo. Este aplica para los trabajadores asalariados en aquellas empresas que cumplen con la legislaci¨®n laboral y de seguridad social, es decir, a los que trabajan en la formalidad. El 55% de los trabajadores en M¨¦xico son informales, ellos quedan fuera del incremento al salario m¨ªnimo. Pensar¨ªas que si mejoran las condiciones de un 45% porque suben el salario m¨ªnimo y el otro 55% se queda igual, est¨¢ bien. Pero la respuesta es no, porque al subir el salario m¨ªnimo est¨¢s haciendo m¨¢s dif¨ªcil que aquellos trabajadores que est¨¢n en la informalidad se puedan incorporar a la formalidad, porque el costo de contrataci¨®n de esos trabajadores est¨¢ aumentando. Las grandes empresas no tienen problema subiendo el salario, pero ellas representan solo el 1% de las empresas en el pa¨ªs. La inmensa mayor¨ªa son peque?as, de 3 o 4 empleados. El incremento en el salario hace menos probable contraten formalmente.
P. Pero se registr¨® una ca¨ªda en la pobreza por un incremento, precisamente, en los ingresos de las familias.
R. S¨ª, excepto que hay una controversia sobre si la encuesta ingreso-gasto de 2022 es comparable con la encuesta del 2020. A lo mejor el INEGI mejor¨® sus t¨¦cnicas de medici¨®n, qu¨¦ bueno, pero genera un problema para ver si esto es exactamente comparable con otros a?os. Es importante decir que no cay¨® la pobreza extrema, esta incluso empeor¨®. Estas son las personas que claramente no se van a beneficiar del aumento del salario m¨ªnimo porque trabajan en la informalidad o est¨¢n en el medio rural y para las cuales ahora es m¨¢s dif¨ªcil que antes ingresen a la formalidad. Si hablamos de la reforma al outsourcing, esta es una cosa muy buena. El incremento de los recursos a las Afores, no lo hubiera hecho.
P. ?Por qu¨¦?
R. En M¨¦xico se comete un error grande al hablar de la formalidad laboral, porque lo que se olvida es que los mismos trabajadores a veces tienen un empleo formal y a veces tienen un empleo informal. El trabajador promedio mexicano solo pasa 46% del tiempo que trabaja en la formalidad. Las mismas personas, con la misma educaci¨®n, el mismo esfuerzo, las mismas habilidades, a veces son formales, a veces son informales. A veces por motivos propios. La legislaci¨®n dice que para tener derecho a una pensi¨®n antes del cambio de ley ten¨ªas que cotizar en el IMSS 1250 semanas, pero si solo cotizan la mitad del tiempo que trabajan, no tienen pensi¨®n. Es por esto por lo que uno de cada dos trabajadores que est¨¢ ahora mismo aportando para su Afore no va a conseguir una pensi¨®n cuando llegue a la edad de jubilaci¨®n.
P. Quiz¨¢s la soluci¨®n elegante no es incrementar las aportaciones patronales de las Afores, pero ?empeora la situaci¨®n?
R. S¨ª, porque eleva los costos de contrataci¨®n. Los patrones tomar¨¢n de los salarios para transferir a la Afore, por lo que est¨¢s haciendo que la gente ahorre m¨¢s, pero no hiciste nada fundamental en el mercado laboral para cambiar su funcionamiento. Al contrario, esto encarece la formalidad. En un mercado laboral en donde la gente transita entre la formalidad y la informalidad, los instrumentos t¨ªpicos que se despliegan en los pa¨ªses de la OCDE, Estados Unidos, Espa?a, Francia, etc¨¦tera, no funcionan bien en M¨¦xico, en Per¨², en Colombia, porque son mercados laborales muy diferentes. En M¨¦xico legislamos como que la parte informal del pa¨ªs no existe, como si por arte de magia ma?ana ya no estar¨¢. Y esto se ha hecho en todas las Administraciones. En la C¨¢mara de Diputados y en el Senado y en el Ejecutivo Federal existe la idea de que si legislamos para los formales se cambiar¨¢n las condiciones para todo el mundo. Tenemos 30 a?os en donde eso no ha ocurrido.
P. Ha dicho que el contrato social en M¨¦xico es disfuncional. ?C¨®mo terminamos aqu¨ª?
R. La d¨¦cada de los ochenta fue terrible por todo el desastre macroecon¨®mico, la hiperinflaci¨®n, las crisis bancarias, las crisis cambiarias. Adem¨¢s, ten¨ªamos una econom¨ªa cerrada que no era competitiva. Entonces, finalmente, a principios de los noventa decidimos cambiar profundamente. Decidimos estabilizar la econom¨ªa, arreglar las cuentas fiscales, regular bien los bancos, tener un banco central aut¨®nomo, bajar la inflaci¨®n, abrirnos al comercio internacional, entrar al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y con Canad¨¢. Creamos ¨®rganos reguladores de la competencia en M¨¦xico, como la Comisi¨®n Federal de Competencia, el Instituto Federal de Telecomunicaciones, etc¨¦tera. Hab¨ªa un entendimiento err¨®neo, y me incluyo, de que, si hac¨ªamos todo esto e invert¨ªamos en educaci¨®n, M¨¦xico crecer¨ªa m¨¢s r¨¢pidamente y la econom¨ªa se ir¨ªa formalizando. Que toda esta masa de trabajadores informales que tenemos, sin seguridad social, sin protecci¨®n social, etc¨¦tera, poco a poco se iban a ir incorporando. Esa era la visi¨®n y muchas cosas se hicieron muy bien. Pero no ocurri¨® lo que era central: aumentar la formalidad r¨¢pidamente.
El dilema se resolvi¨® creando un sistema paralelo para estas personas en informalidad. Lo llamamos programas sociales, porque la terminolog¨ªa en M¨¦xico es sumamente dis¨ªmbola, pero es una seguridad social paralela. Este es un sistema extremadamente excluyente en el que dos trabajadores tienen derechos y garant¨ªas distintas, dependiendo de si trabajan en formalidad o informalidad. La pregunta que no se hizo y que se tiene que hacer es ?por qu¨¦ el andamiaje institucional que tenemos en el pa¨ªs para proteger a los trabajadores no cubre a todos? El hecho de que en 30 a?os sigamos teniendo un sector informal tan grande no es casualidad. Los trabajadores mexicanos no son tontos ni flojos y los empresarios mexicanos tampoco son tontos ni flojos. Todo mundo est¨¢ respondiendo a la estructura de incentivos, los beneficios, los costos, la forma de financiamiento y qu¨¦ es lo que le conviene. Las reglas del juego son incoherentes.
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