Brenda Lozano: ¡°Entre el bien y el mal hay una l¨ªnea muy tenue que cruzamos de una u otra forma¡±
La escritora mexicana reflexiona en su nueva novela, ¡®So?ar como sue?an los ¨¢rboles¡¯, sobre los l¨ªmites de la maldad en un sistema que carga de expectativas sociales la vida de las mujeres
La desaparici¨®n del peque?o Fernando Bohigas, en los a?os 40 del siglo pasado, sacudi¨® con fuerza la vida de la capital mexicana. Una ola de secuestros de ni?os manten¨ªa a la ciudad en alerta, pero ning¨²n caso estremeci¨® el coraz¨®n de los habitantes como aquel. Quiz¨¢ porque era rubio, por su piel clara, porque ven¨ªa de una buena familia y de una buena colonia. La tragedia qued¨® finalmente en susto, y fue encontrado y liberado de sus captores siete meses despu¨¦s. Fernandito, de dos a?os y medio, se convierte en la ni?a Gloria en la nueva novela de la escritora mexicana Brenda Lozano (Ciudad de M¨¦xico, 43 a?os), So?ar como sue?an los ¨¢rboles (Alfaguara, 2024), ¡°porque es m¨¢s problem¨¢tico que te roben a una ni?a, surgen otras preguntas¡±.
A la autora le interesaba, sobre todo, explorar el cruce vital de distintas mujeres en diversas circunstancias, edades y conflictos, por eso algunos hombres de la historia real salen convertidos en mujeres al traspasar el umbral de la ficci¨®n. ¡°Hist¨®ricamente, los personajes femeninos bajo la mirada masculina han sido personas deseables, de bien. Hay mujeres que rompen el orden patriarcal, como en la tragedia griega, y que son criminales, como Medea. Pero son tragedias. Me parece interesante pensar hoy: ?Cu¨¢l es el bien y cu¨¢l es el mal?¡±, reflexiona Lozano, que recibe al peri¨®dico en una cafeter¨ªa en Ciudad de M¨¦xico.
Si el caso de Fernando Bohigas tuvo un gran impacto en la forma de plantearse la protecci¨®n de la infancia, el de Gloria Miranda en su novela decide desplazar el foco hacia las mujeres y las expectativas sociales que, en distintos momentos de la historia pero siempre con la misma fuerza, marcan sus vidas y sus decisiones sobre la maternidad y el mundo laboral. La autora se pregunta por el bien y el mal sin dar una respuesta, pero optando por la empat¨ªa y la compasi¨®n hacia los personajes cuyas acciones resultan m¨¢s reprobables. ¡°En la prisi¨®n del norte entrevist¨¦ a una mujer que mat¨® al feminicida de su hija. No quieres hacer una apolog¨ªa del crimen, claro, ella est¨¢ en la c¨¢rcel porque cometi¨® un delito, pero la realidad siempre es m¨¢s compleja y entre el bien y el mal hay una l¨ªnea muy tenue que muchos cruzamos de una u otra forma¡±, sostiene: ¡°Puedes ser parte de un sistema m¨¢s grande que te lleva a cometer un determinado crimen¡±.
La encargada de desnudar esas estructuras es, sobre todo, la narradora, una mujer mexicana que interviene desde el presente y que va metiendo baza en las historias, tomando partido, exponiendo las trampas del sistema: la corrupci¨®n de la polic¨ªa y el poder del dinero para abrir camino en las investigaciones, el tratamiento privilegiado en la prensa cuando las v¨ªctimas pertenecen a las clases altas, las desigualdades, la violencia dentro del matrimonio. No queda red sin desentra?ar ni personaje libre del tejido que los une y los atrapa por igual. ¡°Una narradora te permite transparentar m¨¢s esas estructuras. Quer¨ªa huir de una visi¨®n que lo ve, lo ordena y lo controla todo. Me interesaba contar una historia que no se centra tanto en los pensamientos sino en ese mundo de sue?os, de emociones e intuiciones¡±, relata la autora de otras obras como Brujas (2020) y Cuaderno ideal (2014) .
Su principal aliado para reflejar todos esos matices ser¨¢ el agua, ¡°desde el vaso, la tormenta o la lluvia¡±, un elemento que, dice, est¨¢ relacionado con ¡°lo cambiante, lo suave y lo adaptable¡±. Tambi¨¦n, por momentos, con la furia. ¡°Estaba sola en esto, sola como un r¨ªo seco, si quiere, al que no se acercan ni los bichos ni los perros¡±, confesar¨¢ uno de los personajes en un momento dado, para m¨¢s tarde espetarle al mundo: ¡°Qu¨¦ van a saber de la fuerza del oc¨¦ano, de la fuerza de una mujer¡±. Esa fuerza es, tambi¨¦n, la del deseo de ser madre, o de no serlo, o de serlo en otros t¨¦rminos a los que dicta la sociedad. Un pulso con la vida y una forma de lidiar con el dolor de las expectativas frustradas.
Esta ha sido la novela que ha escrito m¨¢s r¨¢pido, en apenas tres meses y, a pesar de haber sido reconocida en 2015 por el Conaculta y el Consejo Brit¨¢nico como una de las escritoras menores de 40 a?os m¨¢s importantes del pa¨ªs, sigue padeciendo el s¨ªndrome de la impostora como cuando era una adolescente a la que le gustaba leer y escribir poes¨ªa. ¡±Imag¨ªnate el desastre. Ah¨ª no ten¨ªa el s¨ªndrome, era una impostora en general¡±, bromea. Su propia experiencia resuena en la de sus personajes, y viceversa. Tambi¨¦n la de las mujeres que componen su vida. El personaje de Ana Mar¨ªa, dise?adora y abuela de la ni?a secuestrada, mujer de ¨¦xito como pocas en el M¨¦xico de principios del siglo XX, est¨¢ inspirado en la historia de su bisabuela, que rompi¨® los moldes de la ¨¦poca y se labr¨® un camino alejado de lo que se esperaba de ella, no sin todos los sacrificios que eso conlleva.
Las historias de la escritora siempre beben de la realidad, se inspiran en ella, ya sea una cr¨®nica roja o una conversaci¨®n entre amigos. ¡°La ficci¨®n y la realidad est¨¢n en constante tensi¨®n y comunicaci¨®n¡±, reconoce. Tambi¨¦n en el sentido contrario. ¡°Hay much¨ªsimos ejemplos de libros que han afectado la realidad de manera muy directa. Madame Bovary, de Flaubert, fue llevado a juicio porque pod¨ªa afectar el comportamiento de las francesas¡±, recuerda. En su literatura tambi¨¦n est¨¢ presente la necesidad de recuperar el legado de las mujeres que la precedieron en el tiempo, una relaci¨®n circular donde la Historia y las historias se entrelazan en un bucle sin fin. ¡°Si somos tambi¨¦n lenguaje¡±, concluye, ¡°si nuestro cuerpo tambi¨¦n est¨¢ lleno de historias y de palabras, los textos siempre se comunican con lo que est¨¢ fuera¡±.
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