Que descansen los trabajadores
El Senado aprueba la Ley Silla para que los empleados que pasan largas jornadas en pie puedan tomar reposo, un paso en la direcci¨®n correcta
Hubo un tiempo en que los carteros cargaban un pesado costal de casa en casa con la correspondencia. En algunos sitios, como en Espa?a, cuando las mujeres se incorporaron a estas tareas cambiaron el morral por un carrito con ruedas, como el que usaban para ir a la compra. F¨¢cil y r¨¢pido, todos se adaptaron a una mayor comodidad laboral que en nada modificaba el resultado final. ?Hay que ir al trabajo en tacones? No. ?Hay que portar enormes bandejas llenas de platos para servir una mesa? No. ?Hay que ponerse un minishort y un escote hasta el ombligo para atender un bar? Ya saben la repuesta.
En muchos negocios de M¨¦xico todo eso sigue ocurriendo. Y tambi¨¦n trabajar de pie largas jornadas sin poder descansar las posaderas ni un minuto, dizque porque da mala imagen, seg¨²n los empresarios. Y de paso, algunos empleos alejan a las mujeres de ellos, claro. Sin embargo, el resultado final es el mismo: una mesa bien servida no necesita un charol¨®n a hombros, no jueguen. Esta semana, el Senado ha dado un buen paso en la direcci¨®n correcta, lo han llamado Ley Silla, la que obliga a permitir el descanso con respaldo o un simple descanso por momentos durante el trabajo. Son muchos los oficios que requieren horas y horas de pie, algo sobre cuyos estragos en la salud ya se ha pronunciado la comunidad cient¨ªfica. Ley Silla, pues. Bienvenida.
Este asunto tiene un a?ejo regusto a esclavitud y servidumbre inaceptable en cualquier tiempo, menos en este. O sea, clasismo. El empleado debe estar de pie al servicio constante que de ¨¦l se requiera. Eso de sentarse¡ ?qu¨¦ es eso de sentarse? En los restaurantes hay una legi¨®n de hombres, meseros, de pie esperando que cualquiera levante la mano o la mirada para correr a servir. Si estuvieran sentados, ?no ser¨ªan tan diligentes, no traer¨ªan el tequila a tiempo? Es hora de ir cambiando tan rancias costumbres por una buena salud laboral. Lo que algunos empresarios exigen solo le trae gasto al sistema sanitario p¨²blico, as¨ª que es muy oportuno que los senadores cuiden el bien de todos, para que cada vez los hospitales se parezcan m¨¢s a los de Dinamarca. Y el que no est¨¦ conforme que coma en casa. Habr¨¢ todav¨ªa quien se queje de que las azafatas se sientan cuando despega el avi¨®n, qu¨¦ falta de respeto al honorable viajero. Muchas tareas se hacen sentados en una silla, como los servicios bancarios, la senadur¨ªa o cualquier oficina que requiera papeleo y una mesa, y no se oye al cliente quejarse de que el empleado no se levant¨® y se quit¨® el sombrero a su llegada con una reverencia.
Mala imagen es que haya personas que todav¨ªa defiendan que las mujeres no trabajan de meseras porque no pueden llevar esas charolas parab¨®licas, adem¨¢s de que es mentira. O que no se pueda esperar sentado al cliente que llega buscando unos zapatos. Son cosas tan bobas que huelga hasta escribir sobre ello, pero hete aqu¨ª que el Senado nos obliga a pararnos sobre el asunto. Parados con gusto para recibir las mejores noticias.
Si de dignidad laboral se trata, bien podr¨ªan los legisladores abundar un poco m¨¢s y evitarnos el bochornoso espect¨¢culo de ver a esas mujeres semivestidas en algunos bares. Obligadas a mostrar su anatom¨ªa para servir un filete. ?Qu¨¦ imagen da eso? La peor, la de la mujer objeto para satisfacci¨®n de una clientela cuestionable, por decir lo menos. Hay muchas cosas que cambiar todav¨ªa para poder hablar de dignidad laboral. ?Acaso son menos dignos los hombres que van en c¨®modos zapatos y pantalones, los que no invierten una hora en maquillarse cada ma?ana, los que no nos ense?an su escote peludo? No, solo son m¨¢s libres y menos estereotipados. Los privilegios se caen por su propio peso. Mentira parece que todav¨ªa haya que legislar para esto. Eviten tanto lastre, como hicieron los carteros. Trabajar bien y en las mejores condiciones, eso es la dignidad.
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