Isabel Zapata, escritora: ¡°La memoria no es verdad. La memoria es invenci¨®n, puro deseo¡±
La autora, editora y traductora mexicana acaba de publicar ¡®Troika¡¯, su sexto libro, una novela sobre el duelo, los fantasmas y los recuerdos
Troika fueron tres perras. Todas convivieron con la escritora Isabel Zapata, pero una jam¨¢s sali¨® de su cabeza. Troika es una novela, la primera de la autora. Es un cuento para su hija y una conversaci¨®n sin terminar con su madre. Es, quiz¨¢s, una f¨¢bula. Un libro de fantasmas. Son 192 p¨¢ginas para diseccionar el duelo, la culpa, los recuerdos. Es la infancia antes del fast forward. Es un eclipse y una historia de maternidades dislocadas. Es una paleta de coco de La Michoacana, un uniforme de karate manchado de hierba, es la desigualdad. Es la incursi¨®n de la poeta Zapata, de la ensayista, la traductora y editora, en una ficci¨®n, en el amor entre una ni?a y su perra infinita. Troika es una obsesi¨®n. Es la que acompa?a al Mictl¨¢n.
En esta ma?ana de marzo a Isabel Zapata (Ciudad de M¨¦xico, 40 a?os) se le ha roto el boiler y se ha tenido que duchar en casa de la vecina. Llega corriendo con el pelo mojado a la librer¨ªa El Desastre, donde ¡ªen compa?¨ªa de su perra Roncha¡ª ha escrito sus dos ¨²ltimos libros: In Vitro y Troika, ambos de la editorial Almad¨ªa. Aparte, Zapata tiene publicados otros cuatro: Las noches son as¨ª, Alberca vac¨ªa, Una ballena es un pa¨ªs y Tres animales que caben el agua. Todos son ensayo y poes¨ªa. ¡°Un poema es algo que puedes sostener as¨ª¡±, dice y extiende la palma, ¡°la novela se desborda, de todas las proporciones¡±.
La primera ficci¨®n de Isabel Zapata cuenta la historia triangulada de afectos entre una perra que fue callejera, Troika, su due?a que es una ni?a, Andrea, y la cuidadora de ambas, Francisca. Con alg¨²n salto a Veracruz, la novela sucede en el barrio de Coyoac¨¢n. Y empieza as¨ª: ¡°Transcurr¨ªa el a?o de 1995 en el Distrito Federal, pero ahora s¨¦ que da igual: esta historia pudo haber sucedido en cualquier a?o y en cualquier pa¨ªs, pues en todos lados hay perros, madres y fantasmas¡±.
La construcci¨®n del libro le tom¨® casi cinco a?os. ¡°La novela es una cosa muy intrusiva¡±, sentencia. Las tres protagonistas hac¨ªan cosas por su cuenta mientras Zapata dorm¨ªa y la escritora empez¨® a vivir en ellas: ¡°Se met¨ªa en mi cabeza este mundo imaginario imaginado por m¨ª que, sin embargo, ya se mandaba solo¡±. En esos a?os de escritura cambi¨® mucho el libro ¡ªde estructura, de voces, de tono, de t¨ªtulo¡ª y cambi¨® Isabel, que tuvo una hija y la vio crecer, que reflexion¨® sobre maternidades, dio talleres, se separ¨®, tradujo, sigui¨® viviendo en la ciudad.
La infancia, el duelo, la memoria
Troika empez¨® siendo una carta para su hija Aurelia, a quien quer¨ªa transmitirle, por ejemplo, el porqu¨¦ era mejor crecer rodeada de perros o el tratar de entender, con generosidad, a quien parece que toma decisiones incomprensibles. ¡°Hab¨ªa un mont¨®n de cosas que quer¨ªa contarle a ella: sobre mi infancia, sobre el duelo, sobre lo que es crecer¡±.
La escritora dice que tuvo una infancia privilegiada en t¨¦rminos econ¨®micos, tambi¨¦n c¨¢lida y amorosa, pero ca¨®tica, donde sus padres se separaron y las personas sal¨ªan y entraban de su vida, y la compa?¨ªa m¨¢s constante fueron sus perras y los libros. Zapata sigue de alguna manera all¨ª: ¡°Yo estoy muy alineada con la ni?a que fui, porque mi familia muy pronto se desmoron¨®; yo no tengo una casa de los abuelos o una donde siempre hayan estado ah¨ª mis discos, yo tengo una infancia muy alejada y es ir¨®nico porque al mismo tiempo justo por estar muy lejos, la tengo muy presente¡±.
La autora perdi¨® a su madre a los 18 a?os, despu¨¦s a su padre. ¡°Yo nunca conoc¨ª a mi madre siendo yo adulta y hay un mont¨®n de cosas que no resolv¨ª o que no tuve la madurez para preguntar. A veces pienso que todo lo que he hecho a partir de entonces es a ra¨ªz de esa conversaci¨®n no terminada, es una manera de continuar conversando¡±. El duelo es un tema que la obsesiona desde hace a?os y que cree que se ha tratado de manera equivocada, al pensarlo como algo que tiene etapas o una meta final. ¡°El duelo no avanza en l¨ªnea recta¡±: escribe en un poema de Una ballena es un pa¨ªs, repite de nuevo en la solapa de Troika, donde encontr¨® otro ¨¢ngulo para afrontarlo.
El escritor Ocean Vuong afirma en su libro En la tierra somos fugazmente grandiosos: ¡°La memoria es una segunda oportunidad¡±. A esa sentencia se agarran Andrea, la protagonista, y tambi¨¦n Isabel: ¡°La memoria no es verdad. La memoria es invenci¨®n, puro deseo. Por darte un ejemplo, en Troika hay un padrastro, yo no tuve un padrastro, pero a m¨ª me habr¨ªa encantado tener uno como ¨¦l. Y cuando me preguntan: ?es verdad? Es verdad en cuanto a que mis deseos est¨¢n ah¨ª y mis deseos tambi¨¦n son verdad, son m¨¢s verdad que muchas otras cosas que puedes escribir con datos exactos o precisos. Yo no creo en esa divisi¨®n de que la ficci¨®n es mentira y la verdad es memoria, creo que ponemos mucho de verdad cuando escribimos narrativa e inventamos mucho cuando escribimos memoria¡±.
Se acerca el final del libro. ¡°?Ser¨¢n m¨¢s verdaderos los recuerdos felices o los infelices?¡±, pregunta Andrea, ya de adulta. ¡°Escribo para que mi perra siga viva. Escribo y estiro la mano hacia la memoria, esta estatua que tocamos en el mismo punto una y otra vez, para tener buena suerte o para garantizar que volveremos a cierta ciudad. Al tocarla la hago brillar, in¨²tilmente¡±. Termina la novela, empieza la memoria.
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