La poes¨ªa y los excesos de Ra¨²l Zurita: ¡°Somos todos sobrevivientes. Este mundo est¨¢ en ruinas¡±
El chileno, uno de los mayores poetas vivos en castellano, habla en entrevista sobre su pasi¨®n por la m¨²sica, la dictadura de Pinochet, V¨ªctor Jara, Violeta Parra, la poes¨ªa como un arte cruel, Boric, Maduro y sus ¨²ltimos trabajos
Ra¨²l Zurita tiene los ojos nublados, muy acuosos, una charca, se puede chapotear en los ojos nublados de Zurita. Hace muchos a?os intent¨® cegarlos con amoniaco en un arrebato, pero por suerte fall¨®. Hay que juntar mucho la cara a la del poeta, 10, 15 cent¨ªmetros, la oreja contra su boca, porque Zurita habla con un hilillo de voz que juega al despiste, desaparece, regresa, se vuelve gutural, pero no como un grito, no, como un murmullo, susurra Zurita, no habla, cuenta secretos al o¨ªdo.
Y canta, Zurita. De pronto, canta. ¡°Siempre escucho m¨²sica, la tengo de fondo¡±. Mientras escribe, mientras pasea por su casa en Santiago de Chile. ¡°He estado escuchando una cantante boliviana que no la conoce nadie, y yo la vi cantar una vez descalza sobre el suelo de tierra, se llama Martita Le¨®n, ella canta Mam¨¢ Rosario, es una maravilla, no puedes creer lo que es. Es una sinfon¨ªa¡±. Tambi¨¦n escucha a Brahms, ¡°sinfon¨ªa n¨²mero dos, segundo movimiento¡±, y cierra los ojos y la tararea.
¡°Y la Silvia P¨¦rez Cruz¡ Esa canci¨®n de Lorca que es nino nani nana ninana nananana¡±, y canta Pequen?o vals viene?s, esa canci¨®n que desgarra la Silvia y deja la piel chinita que parece que ha pasado el fantasma de Federico por la habitaci¨®n, una versi¨®n preciosa de Leonard Cohen, que puso acordes a los versos del poeta asesinado por los fascistas. En Viena hay cuatro espejos / donde juegan tu boca y los ecos. / Hay una muerte para piano / que pinta de azul a los muchachos.
Est¨¢ cansado, Zurita, pero siempre est¨¢ cansado, dice. Arrastra el poeta chileno sus 74 a?os por el Hay Festival de Quer¨¦taro, donde es el gran invitado. Camina encorvado, ser¨¢ por el p¨¢rkinson que lo aqueja desde hace tiempo, en su trajecito azul, las manos en la espalda, la calva brillante, la barba blanca como de franciscano, de fil¨®sofo griego, de profesor de los de antes. Recita poemas de memoria, se emociona, r¨ªe.
Un poeta preso
Le dicen, a Zurita, que es un poeta de excesos. ?Se considera usted excesivo? ¡°Puede ser¡ Ser infinitamente excesivo¡ Hay un poema de la Alejandra Pizarnik que dice: ¡®Explicar con palabras de este mundo que parti¨® de m¨ª un barco llev¨¢ndome¡¯. Es una maravilla, ?qu¨¦ es m¨¢s excesivo que eso?¡±. ?Y qu¨¦ es lo m¨¢s excesivo que ha vivido Ra¨²l Zurita? ¡°No porque lo haya querido, pero el golpe de Estado fue excesivo. Estar preso, no fue mucho tiempo, eso ha sido excesivo¡±.
Estaba Zurita en Valpara¨ªso el 11 de septiembre de 1973 en que el comandante Augusto Pinochet se levant¨® contra el Gobierno democr¨¢tico de Salvador Allende; asedi¨® el Palacio de la Moneda que Allende se neg¨® a abandonar hasta que, con todo perdido ya, se meti¨® un tiro en la cabeza, no sin antes dar el ¨²ltimo discurso al pa¨ªs por la radio, de nuevo abrir¨¢n las grandes alamedas. La represi¨®n fue may¨²scula, desmedida, sangrienta.
Esa misma ma?ana los militares arrestaron a Zurita, lo llevaron al estadio de Playa Ancha, que a?os despu¨¦s recordar¨ªa en un poema ¡ªarrojados como sacos unos encima de otros / nos ¨ªbamos pidiendo perd¨®n (¡) con los brazos en la nuca / yo quer¨ªa todav¨ªa saber a qui¨¦n cortaba / qu¨¦ cuerpo me hab¨ªa quedado debajo / c¨®mo se llamaba el que gem¨ªa encima de m¨ª / de qui¨¦n era el amor que se iba¡ª.
Luego a un barco, en cuyas bodegas, en las que cab¨ªan a lo sumo 50 personas, arrojaron a 800 disidentes. Las torturas, los golpes, el hambre, el cuerpo llevado hasta sus ¨²ltimos l¨ªmites f¨ªsicos.
¡°Horrorosa¡±, recuerda el poeta la experiencia, ¡°pero, al mismo tiempo, somos todos sobrevivientes. Con que haya un solo tipo torturado, asesinado en este mundo, todos los dem¨¢s somos sobrevivientes. Y en eso, como sobreviviente, escribo: en este mundo que est¨¢ en ruinas, en bombardeos, es impresionante¡ Qu¨¦ puede hacer uno m¨¢s que escribir como un sobreviviente, como lo que es. Algunos dicen que el sufrimiento es necesario, yo digo que no. El sufrimiento es el sufrimiento. Si sufres, lo ¨²nico que quieres es salir de eso. Si sufres porque piensas que con eso vas a escribir un poema, est¨¢s profundamente equivocado. Si buscas el sufrimiento va a llegar, pero no vas a escribir un puto poema¡±.
A las semanas fue liberado. Tuvo suerte. ¡°Es obra del azar, que es inescrutable. Eso es una frase de Borges¡±. Otros como ¨¦l nunca salieron. Como V¨ªctor Jara, que fue llevado a otro estadio, en Santiago, y fue torturado durante horas de las formas m¨¢s originalmente salvajes e inhumanas que se les ocurrieron a los militares. ¡°V¨ªctor Jara fue un h¨¦roe. V¨ªctor Jara¡¡±. Y vuelve a cantar: ¡°Lev¨¢ntate y m¨ªrate las manos. Son esas voces, como la de Violeta Parra, que t¨² no sabes c¨®mo¡ como que no vienen de este mundo. La Violeta Parra era un genio que sabiendo que se iba a matar escribi¨® antes Gracias a la vida¡±.
Muchos huyeron de Chile. Zurita se qued¨®. ¡°Yo ten¨ªa 22 a?os, no me exili¨¦ porque no pod¨ªa, estaba casado, ten¨ªa hijos. Fue un exilio interior, un inxilio. En su gran mayor¨ªa los que se exiliaron es porque ten¨ªan una escopeta aqu¨ª¡±: se lleva un dedo al costado de la cabeza.
Durante la dictadura milit¨® en la trinchera contra Pinochet a trav¨¦s del arte. Era y es un poeta, oficio tan propio de anarquistas, afiliado al Partido Comunista. ¡°Ellos pagaron con sus vidas la defensa de la democracia, entonces me emociona, al menos ese punto, estar all¨ª. Defendieron a Allende hasta el ¨²ltimo segundo. Con los que m¨¢s se encarnizaron los militares fue con los comunistas, el ¨²nico partido en Chile que nunca promovi¨® el golpe de Estado. Esa parte de mi lealtad hacia ellos es incorruptible y total. Ahora, no es un regimiento, me permito mis parcelas de diferencia¡±.
¡ª?Por ejemplo?
¡ª Por ejemplo: dije reci¨¦n que gracias a Dios hay tipos que todav¨ªa no son dictadores. Me refer¨ªa a Maduro. Est¨¢ a un tris de serlo.
¡ª?Qu¨¦ le falta para serlo?
¡ªQue en Venezuela hubiera c¨¢rceles como las de Guant¨¢namo o los cuarteles de la armada Argentina. El horror. Horror que en la Uni¨®n Sovi¨¦tica se llamaron gulags; en Alemania, los campos de exterminio; la bomba de Hiroshima y Nagasaki. Le falta escuadrones de aviones tirando cuerpos muertos al r¨ªo de de la Plata en Argentina, o al Pac¨ªfico. Le falta la Venda Sexy [centro de torturas de Pinochet], donde a las prisioneras pol¨ªticas las violaban perros. Todo eso le falta. Ojal¨¢ que le falte para siempre.
¡ª?Y a¨²n le ilusiona Boric?
¡ªSiempre los sue?os son m¨¢s grandes que lo que uno ve despu¨¦s, pero s¨ª, estoy con ¨¦l, igual con mis reservas, que son peque?as. Lo de Chile ha sido un proceso bien duro y doloroso, estamos con muchas derrotas en el cuerpo. Boric creo que ha crecido, se ha empoderado, est¨¢ m¨¢s maduro, es un buen presidente. Es un hombre de izquierda, Boric.
El desierto de Atacama, el cielo de Nueva York
La poes¨ªa, los excesos. En 1993, labr¨® Zurita un poema en el desierto de Atacama que le¨ªa: ¡°Ni pena ni miedo¡±. En 1982, surc¨® con 15 frases 10 kil¨®metros del cielo de Nueva York con la estela de avionetas. En 1980, intent¨® cegarse sus ojos como nublados, muy acuosos, con amoniaco. Hab¨ªa visto unas im¨¢genes de su pareja de aquella ¨¦poca, la tambi¨¦n autora Diamela Eltit, con cortes y quemaduras en su cuerpo. Los dos se arrojaron a una espiral de autodestrucci¨®n, ¡°una competencia en el da?o¡±, escribi¨®. En 1975, Zurita se marc¨® la mejilla con un hierro al rojo. Una fotograf¨ªa de la herida fue portada de su primer libro, Purgatorio (1979).
?Fue tambi¨¦n aquello un acto po¨¦tico? ¡°Eran actos desesperados, no eran performance, nada. Cuando me quem¨¦ la cara estaba encerrado, solo, en un ba?o sin fot¨®grafo ni nada. Pero all¨ª empez¨® algo, es cierto. Yo me estaba muriendo, y lo de los ojos fue porque pensaba que no hab¨ªa cosa m¨¢s bella en este mundo que escribir un poema en el cielo, y yo me lo imaginaba, con letras. De pronto pens¨¦, y fue una locura, que ser¨ªa m¨¢s bello a¨²n si el que las contempl¨® no pudiera verlas. Solamente las pod¨ªa ver en su interior¡±.
Exige, la poes¨ªa, un grado de locura. ¡°La poes¨ªa es un arte cruel. No puedes pedirle nada, pero te pide todo. Y el abandono puede ser muy terrible cuando se acaba. La buena fortuna es que eso resulte, la mala fortuna es que no. Si no te resulta algo realmente es el infierno, te sientes en el infierno, no solamente te cuestionas lo que est¨¢s haciendo en ese momento, sino todo lo que has hecho. Si lo que crees que has hecho te resuena, sientes que hay algo ah¨ª, la felicidad es incre¨ªble, como si se abrieran los cielos. No puedo referirlo tanto a m¨ª mismo, porque yo creo que el l¨ªmite entre la vida y el arte es pr¨¢cticamente inexistente, invisible¡±.
Estos tiempos son algo m¨¢s pl¨¢cidos para Zurita. Quiz¨¢ pasaron ya los a?os de excesos y locura en nombre del arte. Lee mucho, como siempre, y ve series con su mujer. ¡°Nada muy distinto que otros seres humanos. He estado leyendo mucho al alem¨¢n, el de El Pasajero [Ulrich Alexander Boschwitz], a Houellebecq, el Stella Maris de Cormac McCarthy. La ¨²ltima novela que le¨ª es La soledad de los n¨²meros primos [de Paolo Giordano], que no la hab¨ªa le¨ªdo y es una maravilla¡±.
Le dicen tambi¨¦n, a Zurita, que es el mayor poeta vivo en castellano. A veces hasta ¨¦l se lo dice, pero luego se arrepiente.
¡ªUn compa?ero del peri¨®dico le pregunt¨® hace dos a?os, en Cartagena de Indias, si era usted el mayor poeta vivo. Respondi¨®: ¡®F¨ªjate que en mi demencia a veces pienso que s¨ª. Se me ocurre que soy el mayor poeta vivo, pero quiz¨¢ solo es mi locura¡¯.
Zurita se r¨ªe.
¡ªMe acuerdo hasta de la foto. No me gust¨® c¨®mo lo puso, para nada. No me gust¨® porque dec¨ªa que era como que mi demencia... [Se queda en silencio un momento]. ?Qu¨¦ es ser el mayor poeta vivo? Na, no me considero nada, me considero un tal Zurita que hace lo que puede hacer, y hace algunas cosas bien buenas y seguramente he hecho bastantes tonteras tambi¨¦n en su d¨ªa.
Dec¨ªa tambi¨¦n en aquella entrevista, Zurita, que no hab¨ªa podido cumplir una de sus ¨²ltimas grandes acciones art¨ªsticas ¡ª¡°performance es un t¨¦rmino gringo que no me gusta¡±¡ª: escribir sus versos en un acantilado del mar del norte de Chile, que solo pudieran leerse desde el mar. Ya daba la batalla por perdida. Y, este a?o, en marzo, lo consigui¨®. ¡°Es impresionante. Lo hice con rayos l¨¢ser, se pod¨ªan proyectar, iluminar. Lo hicimos. Se logr¨®¡±. ?Le quedan m¨¢s de esas balas en la rec¨¢mara? ¡°No, creo que eso es lo m¨¢s lejos que puedo llegar. Como ser humano y como artista. Est¨¢ bien¡±.
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