Jorge Zepeda: ¡°El nuevo Gobierno intentar¨¢ modernizar y eficientizar, ser¨¢ una izquierda con Excel¡±
El analista y escritor repasa en un libro la trayectoria y los retos de la presidenta Claudia Sheinbaum
Los mexicanos tienen por primera vez a una mujer como presidenta en dos siglos de vida independiente. Sin embargo, el Gobierno de Claudia Sheinbaum, que reci¨¦n comienza, no es ¨²nico solo por ese atributo. Se trata tambi¨¦n de la primera presidenta con un avasallador apoyo popular ¡ªes la mandataria m¨¢s votada de la historia¡ª y que tiene el control de todos los botones del tablero pol¨ªtico, una circunstancia no vista en d¨¦cadas. Gracias al enorme carisma de su antecesor, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, y a los hombros de su partido, Morena, Sheinbaum comienza su gesti¨®n con un Congreso de mayor¨ªa oficialista, donde la aprobaci¨®n de enmiendas constitucionales es apenas un tr¨¢mite, y con un Poder Judicial a punto de ser refundado y que no supondr¨¢ mayores resistencias a los proyectos del Gobierno.
El periodista y escritor Jorge Zepeda (Sinaloa, 71 a?os) ha publicado Presidenta (Planeta, 2024), en el que recorre la formaci¨®n acad¨¦mica y pol¨ªtica de Sheinbaum y analiza c¨®mo ser¨¢ su relaci¨®n institucional con las bases obradoristas, con el partido, con el Ej¨¦rcito, con los empresarios y con la inseguridad. Escrito al calor de la transici¨®n pol¨ªtica ¡ªantes de la investidura presidencial de la mandataria¡ª, el autor sostiene que Sheinbaum est¨¢ llamada a modernizar el movimiento izquierdista, imprimir su sello en la Administraci¨®n p¨²blica y distinguirse de su antecesor, cuidando sin embargo de que sus decisiones no sean vistas como un alejamiento o una ruptura con el l¨ªder espiritual de Morena. Por sobre todas las cosas, Sheinbaum deber¨¢ ir a contracorriente de la cultura machista incrustada hasta el tu¨¦tano en la sociedad y la pol¨ªtica mexicana.
Pregunta. ?Qu¨¦ opina del discurso de investidura de Sheinbaum, lleno de alusiones al legado del L¨®pez Obrador y al feminismo?
Respuesta. Me pareci¨® una pieza muy cuidada y muy exitosa en cuanto al desaf¨ªo de equilibrar el reconocimiento al legado que recibe y jurando lealtad a ese proyecto, que adem¨¢s es la explicaci¨®n del enorme apoyo del que goza Sheinbaum, que es la fuerza del obradorismo ¡ªpretender otra cosa es absurdo¡ª y, al mismo tiempo, deslizando con mucho cuidado suficientes gui?os para que los otros sectores de la poblaci¨®n tuviesen tambi¨¦n una lectura esperanzadora para sus propios intereses. Y, de alguna forma, la manera de garantizarlo, la coartada para no generar desconfianza en el obradorismo es que los principales cambios que ella anticipa derivan no de un distanciamiento ideol¨®gico, sino de la naturaleza de su propia sustancia como persona, que es el hecho de ser mujer y ser cient¨ªfica.
Y por ende, sin renunciar a su obradorismo, da un giro que no significa una traici¨®n, sino un enriquecimiento, un complemento que deriva de sus propios atributos. De alguna manera, L¨®pez Obrador Obrador se inclin¨® por ella sabiendo esos atributos. En ese sentido, caminar hacia las energ¨ªas limpias, por ejemplo, que es un giro que contraviene el ¨¦nfasis por los hidrocarburos de L¨®pez Obrador, es visto como una consecuencia natural de su procedencia. Lo mismo en educaci¨®n infantil, en la cultura de los cuidados, una actitud distinta hacia los temas de g¨¦nero, una concepci¨®n de la familia m¨¢s moderna, todo es como una extensi¨®n del hecho de que ahora una mujer gobierna en la silla presidencial. Ning¨²n obradorista puede sentirse defraudado; curiosamente, al mismo tiempo, consigui¨® que algunos no obradoristas se sintieran esperanzados.
P. En su investidura vimos una combinaci¨®n entre la personalidad de la cient¨ªfica y el ritual m¨ªstico de los pueblos ind¨ªgenas. ?C¨®mo interpretar esa convergencia?
R. Yo creo que ella construir¨¢ esta segunda temporada de la Cuarta Transformaci¨®n sobre un proceso de modernizaci¨®n, pero que al mismo tiempo no traiciona al M¨¦xico profundo. No siempre va a ser f¨¢cil. Es muy sintom¨¢tico que su primer acto en la primera Ma?anera estuviese relacionado con el 2 de octubre, un movimiento estudiantil de clases medias urbanas. El movimiento estudiantil nunca form¨® parte del n¨²cleo doctrinario, ideol¨®gico o de la cosmovisi¨®n de L¨®pez Obrador, una perspectiva del M¨¦xico profundo, que obviamente responde a su circunstancia, a su trayectoria, a sus or¨ªgenes como tabasque?o, de un medio campirano, tradicional, una generaci¨®n que creci¨® formando parte del PRI y luego desprendi¨¦ndose de ¨¦l. La trayectoria de Sheinbaum es la de una miembro de la clase media progresista e ilustrada, cient¨ªfica. Como ella dice: ¡°Soy hija del 68¡å. Son dos universos paralelos, en realidad. Pero ella lo presenta no como algo antag¨®nico, sino como un enriquecimiento al obradorismo. Es decir, complementa de alguna manera los huecos razonables y naturales de la procedencia de L¨®pez Obrador con elementos claudistas, por as¨ª decirlo.
P. ?C¨®mo ser¨¢ la relaci¨®n institucional con el Ej¨¦rcito?
R. Yo creo que hay la pauta de un cambio que va a tener que ser muy cuidadoso, con mucho tacto, pero donde intentar¨¢ recomponer la relaci¨®n con las Fuerzas Armadas sin descuidarlas. Sheinbaum tendr¨¢ que diferenciar las tres vertientes del protagonismo que L¨®pez Obrador dio a las Fuerzas Armadas. Uno es en el apoyo a la construcci¨®n de la obra p¨²blica, que fue impresionante. Yo no creo que ella quiera renunciar a ello, entre otras cosas porque la administraci¨®n p¨²blica est¨¢ reducida por la austeridad y descansa en t¨¦rminos muy favorables, econ¨®micamente hablando, en el apoyo de los constructores del Ej¨¦rcito y la log¨ªstica que manejan. Una segunda vertiente tiene que ver con el protagonismo en la seguridad p¨²blica. Ah¨ª L¨®pez Obrador se asegur¨® de dar pasos, algunos de ellos irreversibles, sobre todo con la Guardia Nacional, que no son susceptibles de ser cambiados en el corto o mediano plazo. Entonces, lo que est¨¢ intentando hacer es concentrar en la parte civil la coordinaci¨®n y sobre todo la inteligencia; le tratar¨¢ de poner botones y palancas a ese mando para de alguna manera restablecer un equilibrio a trav¨¦s de directrices, estrategia, conocimiento.
Y el tercero es el que me parece a m¨ª m¨¢s cuestionable y donde ella podr¨ªa caminar, que es el de entregarles la administraci¨®n civil en tareas fundamentales a gestores del Ej¨¦rcito, como aduanas, puertos, y ya no digamos actividades empresariales de hoteler¨ªa, de la propia gesti¨®n de los ferrocarriles, que en realidad pasa por muchos temas de turismo, de econom¨ªa, de leyes de mercado, que empatan dif¨ªcilmente con la cultura castrense. Es la parte m¨¢s inc¨®moda y donde ella podr¨ªa quiz¨¢ poco a poco racionalizar con los generales, de decir hasta d¨®nde s¨ª y hasta d¨®nde no. Tampoco va a ser f¨¢cil quitarles esto. El Ej¨¦rcito tiende al secretismo, no es una instituci¨®n acostumbrada a la rendici¨®n de cuentas, de tal manera que se vuelve un gestor inc¨®modo para un gobierno que pretende la eficiencia, la transparencia, la digitalizaci¨®n abierta. Es dif¨ªcil el recambio, la valoraci¨®n, cuando despedir a un militar pueda ser le¨ªdo como un insulto al gremio, al corpus profesional del Ej¨¦rcito.
P. ?C¨®mo se acotar¨¢ la influencia de los cancerberos del obradorismo? ?La designaci¨®n de Luisa Mar¨ªa Alcalde y Andr¨¦s Manuel L¨®pez Beltr¨¢n en Morena ayudar¨¢ o perjudicar¨¢ a Sheinbaum?
R. Siempre habr¨¢ la tentaci¨®n de los grupos radicales o puristas de [evaluar] qui¨¦nes son obradoristas y qui¨¦nes no lo son, los defensores de la verdadera fe, con acusaciones que pueden tener mucho morbo y circulaci¨®n popular, como: ¡°Esto nunca lo habr¨ªa hecho L¨®pez Obrador¡±, ¡°Esto es una traici¨®n a L¨®pez Obrador¡±. Es muy probable que se expresen desde el resentimiento y la valoraci¨®n de que no fueron incorporados con los m¨¦ritos y en las posiciones que ellos merec¨ªan, lo que obliga a negociar, incorporarlos y darles pie, o al no hacerlo generar inestabilidad. El riesgo est¨¢. Sin embargo, todo esto se neutraliza si Sheinbaum tiene la habilidad de mostrarse como la primera de ellos. Es decir, es tal el planteamiento que hace, cada que es necesario, de recordar el legado de L¨®pez Obrador, que deja sin municiones a estos grupos, en una c¨¢mara de vac¨ªo.
Va a depender mucho de esa habilidad. Y segundo, de mantener viva la relaci¨®n con los interlocutores que le garantizan una identidad. Yo vi como una buena noticia la designaci¨®n de Andy L¨®pez Beltr¨¢n, porque la mayor vacuna potencial frente a estas consejas que corran de: ¡°L¨®pez Obrador est¨¢ enojad¨ªsimo por lo que dijo Claudia¡±, es que haya un hijo que diga: ¡°No, yo estoy hablando con mi padre y ¨¦l est¨¢ muy contento con Claudia¡±. Eso desarma absolutamente todo, pero va a depender de la capacidad de una relaci¨®n fluida, de una identidad de los nuevos dirigentes de Morena con los cambios que conduzca Sheinbaum. Adem¨¢s, si bien Luisa Alcalde y Andy son dos cuadros muy vinculados a L¨®pez Obrador, en t¨¦rminos de perfiles pertenecen a universos mucho m¨¢s cercanos al universo de Claudia que al de ese hombre tabasque?o de 70 a?os.
P. ?C¨®mo debe ser la relaci¨®n entre las bases obradoristas y las ¨¦lites, los empresarios? Usted menciona que el Gobierno requiere una colaboraci¨®n m¨¢s que una confrontaci¨®n como la exacerb¨® L¨®pez Obrador.
R. Yo creo que est¨¢ en el ¨¢nimo de muchos, incluso del propio L¨®pez Obrador, la necesidad de que haya un corrimiento hacia el centro en t¨¦rminos discursivos. ?l mismo lo anticip¨® en alguna Ma?anera, al afirmar que su relevo no ser¨ªa ¡°tan peleonero¡± como ¨¦l y us¨® el t¨¦rmino ¡°corrimiento hacia el centro¡±, entendiendo que ven¨ªa un segundo momento. Y eso tiene que ver, por supuesto, con atributos personales, pero tambi¨¦n con que M¨¦xico es un pa¨ªs distinto en 2024 que en en 2018, y el propio L¨®pez Obrador lo observaba. Es decir, en 2018 ¨¦l enfrent¨® una ¨¦lite que lo ve¨ªa como un exabrupto, un error, algo a corregir, algo a neutralizar, ponerlo contra la pared para que no cundieran muchas de sus ¡°ocurrencias¡±. Lo que se est¨¢ viendo ahora es ya una ¨¦lite que est¨¢ asumiendo que esto lleg¨® para quedarse. La oposici¨®n est¨¢ tan desdibujada que a ellos les queda claro que en este momento no es una opci¨®n pol¨ªtica para cambiar las cosas. La resistencia entonces se vuelve algo f¨²til e incluso disfuncional para todos. Eso genera una actitud que es totalmente distinta a la que encontr¨® L¨®pez Obrador. ?l sent¨® las bases de un esquema de redistribuci¨®n de programas que est¨¢n ya cosificados, que est¨¢n asegurados, garantizados. Ahora el gran reto es crecer para poder solventar, para generar empleos. L¨®pez Obrador ya no iba a modificar de la noche a la ma?ana la estrategia pol¨ªtica que hab¨ªa seguido, pero entend¨ªa que el momento que ven¨ªa era distinto. Eso de alguna manera lo sabemos todos, salvo alg¨²n grupo de radicales. El gran tema para Sheinbaum entonces es c¨®mo hacer este acercamiento sin que al mismo tiempo sea percibido como un abandono. Y esto es un tema de filigrana pol¨ªtica.
Lo ideal ser¨ªa que este corrimiento hacia el centro viniese de las dos partes. Es decir, Sheinbaum no va a hacer un deslinde [de L¨®pez Obrador]. Estos empresarios que dicen: ¡°Estamos esperando que pinte su raya¡±, eso no va a suceder. Y es mejor que ellos entiendan que el enorme activo pol¨ªtico que tiene este Gobierno con el apoyo de las mayor¨ªas es una ventaja de estabilidad pol¨ªtica, y sobre todo de la posibilidad de hacer transformaciones importantes que un gobierno d¨¦bil no podr¨ªa. Y que la ¨¦lite nunca ha tenido como interlocutor un gobierno que tenga tantos botones y palancas en el tablero de mando. Es una oportunidad hist¨®rica, a condici¨®n de que las dos partes se encuentren en alg¨²n punto. Le tienen que facilitar la tarea a Sheinbaum en ese acercamiento tambi¨¦n para no perder este enorme activo pol¨ªtico que representa el apoyo masivo. No todos lo entienden as¨ª. Es cuesti¨®n de mucho tejer, mucho negociar para llegar a este tipo de pactos.
P. Por lo que ha visto en las Ma?aneras, ?ya se podr¨ªan encontrar diferencias en la comunicaci¨®n pol¨ªtica de la presidenta respecto de L¨®pez Obrador?
R. S¨ª. De entrada es evidente que [las conferencias] van a ser m¨¢s cortas, pero sobre todo es el tono mucho m¨¢s de una administraci¨®n p¨²blica rindiendo cuentas y mucho menos de p¨²lpito. Es decir, L¨®pez Obrador hac¨ªa una mezcla de l¨ªder moral, de maestro, gu¨ªa sobre historia y ¨¦tica, de l¨ªder de fracci¨®n pol¨ªtica, de dedo flam¨ªgero. Estos tonos discursivos claramente no son los de Sheinbaum, que opera como una administradora p¨²blica para informar puntualmente de lo que est¨¢ haciendo con mucho menos adjetivos, con mucho menos elementos de juicio, salvo donde lo considera indispensable, y nunca como municiones con respecto a otros actores de la vida p¨²blica. Yo estoy muy claro de que se trata de una especie de CEO de muy alto nivel de la administraci¨®n p¨²blica de este pa¨ªs. Yo dir¨ªa que es el cuadro con mejor formaci¨®n en t¨¦rminos de eficiencia que ha logrado la Cuarta Transformaci¨®n y que por fortuna est¨¢ en la silla presidencial. Y ella intentar¨¢ modernizar y eficientizar, introducir una izquierda con Excel en el proceso de la administraci¨®n de este pa¨ªs.
P. Usted menciona a algunas dirigentes que han tenido que adoptar actitudes t¨ªpicamente de hombres para no dejarse avasallar. ?Cree que algo as¨ª suceda en el caso de Sheinbaum?
R. Lo hemos visto muy claramente, por ejemplo, en [la l¨ªder sindical magisterial] Elba Esther Gordillo o en la Dama de Hierro en Inglaterra [Margaret Thatcher], que presum¨ªan un tono muy masculino en su relaci¨®n con el poder, de dar manotazo, de ser firmes, duras, y de abandonar sus atributos femeninos en el ejercicio del poder. Sheinbaum intenta una especie de revoluci¨®n de las mujeres, es impresionante que la mitad de lo que ha salido de su boca tiene que ver con eso, al tiempo que ha impulsado cambios constitucionales para convertir la igualdad en algo sustantivo; es una labor de inercia brutal en contra de una maquinaria y un ADN incrustado en los mexicanos, y ella est¨¢ intentando una revoluci¨®n did¨¢ctica, educativa, que va en muchos campos: en la educaci¨®n, la legislaci¨®n, el presupuesto, en pol¨ªticas p¨²blicas para trastocar esto, y siempre conectando con su identidad de madre, de pareja incluso, de miembro de una familia, de esta sensibilidad femenina con la que siempre intenta hacer contacto.
Hay un desaf¨ªo adicional en las lecturas que hacemos por prejuicio, por tantos siglos de cultura mis¨®gina. Un acto de generosidad de ella, un acto de negociaci¨®n donde hay una concesi¨®n hacia la otra parte, en un hombre es visto como un acto de mano izquierda, de habilidad; en una mujer muy f¨¢cilmente va a ser entendido como un gesto de debilidad. Viceversa tambi¨¦n. Un pintar la raya, decirle ¡°hasta aqu¨ª¡± a alguien, en un hombre denota una personalidad firme; en una mujer se generan nociones de histeria, verticalidad, autoritarismo. Habr¨¢ que resistir como opinadores y en las charlas de sobremesa estas visiones que casi involuntariamente todos traemos inscritas, porque respiramos en el ox¨ªgeno de este medio ambiente machista.
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