Los rostros de los jueces que ser¨¢n despedidos por la reforma judicial: ¡°No entiendo por qu¨¦ nos odian sin conocernos. Muchos venimos de abajo¡±
Jueces y magistrados federales cuentan su lucha de a?os para llegar al Poder Judicial, la desolaci¨®n de saber que en un a?o lo perder¨¢n todo y el miedo a hacer campa?a en territorios como Culiac¨¢n
La jueza Marlene ?ngeles Tovar tuvo la idea de ser abogada cuando era una adolescente cursando la secundaria. Sol¨ªa acompa?ar a su abuela a la estaci¨®n de la polic¨ªa, a la fiscal¨ªa, a los juzgados, en busca de ayuda tras la muerte de su hijo. Su abuela, una migrante de Tlaxcala que nunca aprendi¨® a leer ni a escribir, que se ganaba la vida limpiando casas ajenas, que se guiaba en el Metro de Ciudad de M¨¦xico descifrando im¨¢genes imposibles, no encontr¨® en el sistema de justicia un alivio a sus problemas. ¡°Yo ve¨ªa llorar a mi abuela porque nadie la escuchaba. Un d¨ªa en la escuela, no s¨¦ bien cu¨¢ndo, me dije: yo voy a ser abogada¡±, cuenta Tovar, que hoy es jueza de distrito en un juzgado auxiliar con sede en Culiac¨¢n (Sinaloa).
Tovar, de 46 a?os, y su hermano fueron criados por una madre soltera, en una casa que consist¨ªa en una sola pieza de muros descascarados, piso de tierra y techo de l¨¢minas, seg¨²n relata en entrevista. Sin recursos, estudi¨® en escuelas p¨²blicas y se gradu¨® en Derecho por la UNAM. Eso solo fue el comienzo de otra ardua etapa. Decidi¨® ser jueza y sigui¨® los pasos marcados por la carrera judicial, el sistema escalonado ¡ªcreado con la reforma de 1994¡ª en el que los abogados ascienden mediante posgrados, cursos de actualizaci¨®n y ex¨¢menes. Tovar, como cualquier estudiante criado en un entorno sin opciones, no hizo otra cosa que estudiar. Han pasado 22 a?os desde que ingres¨® al Poder Judicial como oficial en un juzgado, el puesto m¨¢s bajo. Hace dos a?os se convirti¨® en jueza de distrito.
Podr¨ªa haber aspirado a ser magistrada de circuito y luego, quiz¨¢, ministra de la Suprema Corte de Justicia. Pero cualquier sue?o ha quedado trunco. El pr¨®ximo a?o, Tovar y otros cientos de juzgadores federales deber¨¢n dejar el cargo por el que lucharon durante a?os para ser reemplazados por nuevos jueces electos en las urnas por voto popular. Es una consecuencia de la reforma judicial impulsada por Morena, el partido de gobierno, con el argumento de que los jueces son corruptos, privilegiados y serviles a los potentados y los narcotraficantes. La renovaci¨®n de la judicatura se har¨¢ en dos elecciones. En la primera, en junio de 2025, se elegir¨¢ a la mitad de los cargos judiciales; en 2027, a la otra mitad.
Para determinar qu¨¦ cargos ir¨¢n a la primera elecci¨®n, el Senado, dominado por el oficialismo, hizo un sorteo con pelotas numeradas en una urna transparente, como si fuese la Loter¨ªa. El cargo de la jueza Tovar result¨® seleccionado por azar. En total, 386 jueces federales y 464 magistrados de circuito perder¨¢n su trabajo en un a?o. En 2025 tambi¨¦n ser¨¢n elegidos nuevos ministros de la Suprema Corte y los integrantes del nuevo Tribunal de Disciplina.
¡°Yo no puedo creer que nos hayan reducido a un n¨²mero en una bolita¡±, dice el juez Rafael Quezada, titular de un tribunal laboral con sede en Ciudad de M¨¦xico. ¡°Ese n¨²mero no tiene nada que ver con la ¨¦tica, la capacidad, el crecimiento, el aprendizaje, las t¨¦cnicas adquiridas, la productividad que uno debe tener en los tribunales y los juzgados. Fuimos un n¨²mero echado a la suerte¡±, se lamenta. Ning¨²n pa¨ªs en el mundo elige a todos sus jueces por voto popular. M¨¦xico, el mayor pa¨ªs de habla hispana, ha decidido hacer el experimento y se asoma a lo desconocido.
La elecci¨®n de jueces marca, a su vez, el derrumbe de la carrera judicial, una rigurosa instituci¨®n con tres d¨¦cadas de existencia. La convocatoria para postularse a alguno de los cargos judiciales relaja los requisitos para los candidatos, a quienes se les pide ¨²nicamente tener t¨ªtulo en Derecho, comprobar un buen promedio, tener experiencia en el litigio, escribir un ensayo de tres cuartillas y entregar cartas de recomendaci¨®n de vecinos y colegas.
El dilema de hacer campa?a
Morena incluy¨® en la reforma una cl¨¢usula que permite a los juzgadores participar en los comicios si as¨ª lo desean. Quienes declinen presentarse a la elecci¨®n podr¨¢n optar por un retiro anticipado y una indemnizaci¨®n como compensaci¨®n. Para muchos jueces, hacer campa?a es esencialmente incompatible con la labor de impartir justicia y vulnera la independencia judicial. ¡°?Qu¨¦ le voy a decir yo a la gente al hacer campa?a? ?Que voy a aplicar las leyes como las tengo que aplicar? ?Eso siempre lo he hecho!¡±, razona el juez Quezada, que, pese a las dudas, valora si ir a los comicios para intentar retener su cargo. ¡°Nunca pens¨¦ que iba a estar en esta encrucijada donde la pregunta es: ?en verdad ya no quiero ser juez? A m¨ª me gustar¨ªa continuar. Yo estoy viviendo mi sue?o siendo juez¡±, comparte.
La jueza Tovar descarta participar en los comicios judiciales y blande el argumento de la seguridad, en un pa¨ªs en el que cada proceso electoral est¨¢ marcado por el asesinato de candidatos. ¡°Yo soy de Ciudad de M¨¦xico, pero me mandaron a Culiac¨¢n. Y en Culiac¨¢n la gente tiene miedo. Se autoimpusieron un toque de queda, y a partir de que oscurece ya nadie sale¡±, relata. ¡°Culiac¨¢n ha vivido ¨¦pocas de violencia, pero lo que est¨¢ pasando ahora es impresionante¡±. Desde hace semanas, el C¨¢rtel de Sinaloa libra una guerra intestina, a ra¨ªz de la supuesta traici¨®n de los hijos de Joaqu¨ªn El Chapo Guzm¨¢n a Ismael El Mayo Zambada. Decenas de personas han sido asesinadas y los enfrentamientos a balazos entre grupos criminales se han multiplicado por toda la ciudad. ¡°?Cree que yo voy a hacer campa?a en Culiac¨¢n? ?A m¨ª me da miedo!¡±, razona Tovar.
Antonio Ceja, magistrado en un tribunal civil con residencia en Monterrey (Nuevo Le¨®n), adelanta que declinar¨¢ postularse como candidato. De 59 a?os ¡ª35 de ellos en la carrera judicial¡ª, Ceja considera que hacer lo contrario significar¨ªa legitimar la reforma, dar la raz¨®n al oficialismo. ¡°Para m¨ª es una farsa esta elecci¨®n, porque los partidos pol¨ªticos y los gobiernos [de los Estados, la mayor¨ªa en manos de Morena] van a poner a los candidatos¡±, observa. ¡°Por dignidad, no podr¨ªa yo estar en un proceso de elecci¨®n en el cual no creo. Adem¨¢s, estoy convencido de que eso no va a solucionar el problema, el clamor de justicia que tiene la sociedad en M¨¦xico¡±, dice.
Contra el prejuicio
El Gobierno de Claudia Sheinbaum ¡ªy antes el de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador¡ª ha promovido el relato de que el Poder Judicial es corrupto y que no trabaja en beneficio del ¡°pueblo¡±, pues los jueces retrasan intencionalmente los casos o liberan a los delincuentes. Esa noci¨®n monol¨ªtica impide ver los pliegues, las superficies rugosas, donde los casos de juzgadores corruptos y privilegiados son excepcionales, a decir de los entrevistados.
¡°Yo no entiendo, de verdad, por qu¨¦ nos odian, por qu¨¦ no quieren conocernos. Si nos conocieran, ver¨ªan que muchos jueces venimos de abajo¡±, se?ala Tovar. ¡°?Por qu¨¦ dicen que todos los jueces son fif¨ªs, de las ¨¦lites?¡±, cuestiona. Fif¨ª es un antiguo t¨¦rmino para referirse a la clase privilegiada y que L¨®pez Obrador volvi¨® a popularizar. ¡°Yo no soy de la ¨¦lite. Mi mam¨¢ a veces no ten¨ªa ni para comprar tortillas. ?De qu¨¦ est¨¢n hablando? Nosotros venimos tambi¨¦n del pueblo, nos hemos esforzado much¨ªsimo. Yo estoy muy agradecida con el Poder Judicial, porque me cambi¨® la vida¡±, comparte.
Quezada, de 42 a?os, es el primero de su familia en laborar en el Poder Judicial y convertirse en juez federal. Le tom¨® 20 a?os de trabajo y preparaci¨®n en la carrera judicial llegar a su actual cargo, en el que lleva apenas dos a?os. ¡°Soy la primera persona de mi familia que logr¨® su sue?o. Entonces, imag¨ªnate c¨®mo me afecta esto personalmente¡±, observa. ¡°Tengo una carrera donde he cuidado mucho mi ¨¦tica, que mi expediente no est¨¦ manchado, donde he procurado tener mucha actualizaci¨®n y mucho aprendizaje para poder hacer bien el trabajo¡±, detalla.
El magistrado Ceja recuerda que ingres¨® a la judicatura en 1996, como resultado del primer concurso de oposici¨®n en M¨¦xico. Inici¨® trabajando como chofer de un juez, a?os antes de la creaci¨®n de la carrera judicial, a¨²n siendo estudiante. Gracias a que pas¨® el examen se convirti¨® ¨¦l mismo en juez y luego en magistrado de circuito, cargo que ha desempe?ado desde hace 24 a?os. ¡°Con esta reforma est¨¢n truncando un proyecto de vida al que le apostamos desde que iniciamos en el Poder Judicial¡±, critica. Ceja est¨¢ sopesando, mejor, jubilarse y dar clases en universidades.
Los entrevistados coinciden en la dureza de la carrera judicial y el esfuerzo que demanda ascender en el escalaf¨®n. ¡°Se requieren muchos estudios y muchos desvelos. Yo, para poder ser juez, hasta me tuve que separar un rato de mi familia, me tuve que aislar para poder tener tiempo¡±, comparte Quezada. La jueza Tovar explica que, al despachar en un juzgado auxiliar ¡ªcuya funci¨®n es aliviar la carga de trabajo en otros tribunales¡ª, tuvo que tomar cursos complementarios en distintas materias: penal, civil, mercantil, administrativa, agraria. ¡°Yo lo ¨²nico que s¨¦ es que mi carrera judicial la destruyeron con una t¨®mbola. No tuvieron compasi¨®n¡±, reprocha Tovar, llorando ya.
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