Cabos sueltos, juegos de poder y nuevas im¨¢genes de la masacre de la familia Langford-LeBar¨®n reviven en una serie documental
¡®LeBaron, Muerte en la Tierra Prometida¡¯ disecciona en cuatro cap¨ªtulos la historia del ataque que dej¨® a tres mujeres y seis ni?os asesinados entre Chihuahua y Sonora en el quinto aniversario de la tragedia
La imagen de una camioneta blanca ardiendo en medio de un camino de terracer¨ªa atraviesa la mente de los mexicanos y estadounidenses que recuerdan la masacre de la familia Langford-LeBar¨®n. La pintura ampollada bajo las llamas, las llantas derretidas en la tierra, y la voz rota de un familiar que graba la escena gritando que sus seres queridos fueron acribillados y calcinados. Esa escena, que ha pasado a formar parte de la memoria colectiva sobre la violencia en M¨¦xico, abre la serie documental LeBaron, Muerte en la Tierra Prometida. Cuatro cap¨ªtulos con nuevas im¨¢genes diseccionan la historia del ataque que dej¨® tres mujeres y seis ni?os asesinados y que abri¨® una herida en noviembre de 2019 que todav¨ªa duele en la comunidad mormona de la frontera.
Han pasado cinco a?os desde que un grupo armado masacrara brutalmente a Rhonita LeBar¨®n, a sus hijos Howard y Crystal, de 12 y 10 a?os, y a los dos beb¨¦s, Titus y Tiana, de apenas siete meses. La acompa?aban Christina Langford de Johnson y Dawna Ray de Langford, las otras dos mujeres que tambi¨¦n fueron asesinadas junto a dos hijos de la ¨²ltima. El grupo iba repartido en tres camionetas Suburban que atravesaban una pista de tierra que cruza la frontera entre Chihuahua y Sonora. Ocho ni?os de la familia sobrevivieron y caminaron durante kil¨®metros para buscar ayuda. La beb¨¦ Faith estuvo ocho horas junto al cuerpo inerte de su madre en el coche hasta que llegaron las autoridades. Los titulares de aquel d¨ªa llegaron dejaron huella en varios hogares, entre ellos el del director de este proyecto, Carlos P¨¦rez Osorio. ¡°Recuerdo pensar que se hab¨ªa cruzado una l¨ªnea de la que no se pod¨ªa volver atr¨¢s¡±, dice Osorio, quien ya hab¨ªa expuesto otras historias desgarradoras de la inseguridad en M¨¦xico, como su ¨®pera prima, el documental Las tres muertes de Maricela Escobedo.
Un equipo de investigaci¨®n recopil¨® todos los testimonios, reuni¨® los datos de fuentes oficiales, privadas y de filtraciones, y escuch¨® las opiniones de las familias. Los LeBar¨®n y los Langford difieren entre ellos y con la versi¨®n de las autoridades, que apuntan a una equivocaci¨®n del crimen organizado para abrir fuego contra las camionetas que confundieron con un grupo rival. ¡°Intentamos reunir todas las versiones para que el p¨²blico saque sus propias conclusiones, ya que las familias tienen agendas distintas¡±, explica Osorio. Las inc¨®gnitas sobre la raz¨®n detr¨¢s del ataque, la forma de ejecutar a una familia de mujeres y ni?os, los juegos de poder que reinan en la zona y las identidades de los asesinos se desgranan en la producci¨®n de N+ Docs y Filmadora Documental, que se estren¨® el 1 de noviembre en ViX.
Juli¨¢n LeBar¨®n se?ala que esta serie no solo aborda la historia de violencia e inseguridad que rodea el ataque a las mujeres y sus hijos. Habla de un contexto impregnado por la presencia del crimen organizado, que ha secuestrado, extorsionado y asesinado a varios miembros de su comunidad. Entre ellos su hermano Benjam¨ªn, asesinado por un grupo de sicarios en julio de 2009 junto a su cu?ado, Luis Widmar. El poeta Javier Sicilia, cuyo hijo fue asesinado en 2011 junto a seis amigos en Morelos, tambi¨¦n participa en el documental para hilar la barbarie de la crisis de seguridad a todo M¨¦xico. En paralelo, la producci¨®n tambi¨¦n sobrevuela la tensa relaci¨®n de la familia con otras comunidades de la regi¨®n, qui¨¦nes hablan de guerras por los recursos h¨ªdricos usados para los campos agr¨ªcolas en la frontera.
La historia de la familia LeBar¨®n representa un espejo del M¨¦xico actual para el director de la serie, quien admite que pese a que hay varios detenidos esperando sentencia todav¨ªa no se ha hecho justicia. ¡°?A qui¨¦n meten en la c¨¢rcel? ?A los que aprietan el gatillo? Ya no alcanza con ajusticiar a los autores materiales. Las familias, por un lado, est¨¢n conformes, por otro no. Para m¨ª justicia significa tener un pa¨ªs en paz, no estar preocupado por si mis hermanas no llegan a casa¡±, sentencia Osorio.
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