FIL Guadalajara: r¨¦cords y cortes de caja
En mitad del marem¨¢gnum de ni?os del jueves, me toc¨® ver a un chamaco de unos quince a?os comprando libros de J.D. Salinger (uno de mis h¨¦roes, a esa edad) mientras sus compa?eros perd¨ªan la mirada en las alfombras
Mi FIL Guadalajara termin¨® este a?o el s¨¢bado 7 de diciembre y no el domingo 8, como la de los dem¨¢s. Perd¨®n: estaba exhausto. Ya no ten¨ªa m¨¢s charlas o presentaciones programadas, ya hab¨ªa comprado todos los libros que mi cartera se pod¨ªa permitir (cantidad que baja a medida que suben las peticiones de mis hijos), ya hab¨ªan volado de regreso a sus lejanos hogares la mayor¨ªa de mis amigos de fuera de la ciudad, nacionales y extranjeros, ya me hab¨ªa asaltado la fatal ¡°gripa FIL¡± que me abate cada a?o debido a la acumulaci¨®n de cansancio (adem¨¢s de hablar en nueve eventos, recorr¨ª 53 kil¨®metros a pie en la expo¡), ya estaba harto de los aires acondicionados, etc¨¦tera. No daba para m¨¢s.
El domingo, sin embargo, pasaron cosas notables. Por ejemplo, se inform¨® que la feria rompi¨® todos sus r¨¦cords de asistencia este 2024, al contar con 907 mil 300 visitantes. Y eso, a la hora de la rueda de prensa matinal, por lo que esta cifra subir¨¢ en los cierres finales, que ya incluir¨¢n la multitudinaria tarde del ¨²ltimo d¨ªa de actividades.
Y, por si eso no bastara, los organizadores reportaron adem¨¢s un incremento de las ventas de alrededor de 35 por ciento con respecto al a?o pasado, lo que resulta un notabil¨ªsimo triunfo para todos los expositores. Porque no debemos olvidar que la pandemia de covid-19 mand¨® a la lona a buena parte de la industria editorial, o cuando menos le complic¨® la vida. Hubo sellos que cerraron o entraron en criogenia. Otros debieron esforzarse al m¨¢ximo e inventar sesiones por zoom, relanzamientos y promociones o, de plano, pedir ayudar solidaria de sus lectores para no desmoronarse. Hubo autores cuyas obras ¡°se sacrificaron¡± y pasaron de noche al salir publicadas en plenas restricciones, contratos que se cayeron o atrasaron, planes que se modificaron para mal, recortes¡ Un desastre, pues.
Y la FIL Guadalajara, que es la mayor feria del idioma, tambi¨¦n resinti¨® esas olas. Tuvo una edici¨®n puramente virtual en 2020 y una lenta recuperaci¨®n posterior. En 2021, todav¨ªa se espaciaban los eventos para ¡°sanitizar¡± las instalaciones, y se controlaban y limitaban los accesos de los visitantes. Y en 2022 y 2023 a¨²n hab¨ªa renuencia de algunos (profesionales y lectores) de asistir. Tener un programa del nivel que la FIL necesita durante esos a?os fue una labor gigantesca. Pero eso, seg¨²n lo visto, ya qued¨® atr¨¢s, lo que sin duda es una buena noticia. Los detractores de la FIL andar¨¢n durante unas semanas de capa ca¨ªda, rumiando sus rencores como Gargamel al final de un cap¨ªtulo de Los Pitufos.
La presencia ib¨¦rica como invitada de honor atrajo muchas miradas y, pese a las diferencias que existen actualmente entre los gobiernos de Espa?a y M¨¦xico, lleg¨® a t¨¦rmino sin declaraciones estruendosas que lamentar y en un clima de calma. Tambi¨¦n hay que destacar el reordenamiento administrativo de la propia Feria, en la que fue designado como presidente Jos¨¦ Trinidad Padilla, exrector de la UdeG y hermano del fundador de FIL, y ratificada como directora Marisol Schulz, mientras que la hist¨®rica directora de contenidos, Laura Niembro, anunci¨® que se retira luego de casi un cuarto de siglo en la organizaci¨®n.
Cada cual, entre los cientos de miles de asistentes, tendr¨¢ sus libros, autores y personajes de cabecera y, tambi¨¦n, sus momentos predilectos de esta edici¨®n que termina. Yo me quedo con dos. Uno, la pose rockera y matadora con la que encar¨® a los fot¨®grafos la ganadora del Premio Sor Juana, la argentina Gabriela Cabez¨®n, reivindicando a las escritoras de su pa¨ªs cuestionadas por el poder institucional. Dos: en mitad del marem¨¢gnum de ni?os del jueves, me toc¨® ver a un chamaco de unos quince a?os comprando libros de J.D. Salinger (uno de mis h¨¦roes, a esa edad) mientras sus compa?eros perd¨ªan la mirada en las alfombras o se correteaban.
El carnaval se termin¨®. Pero volver¨¢.
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