Per Anderson, el artista sueco que impuls¨® la litograf¨ªa tradicional en M¨¦xico
El creador n¨®rdico ha trabajado desde hace 50 a?os en Veracruz, donde ha organizado una comunidad de artistas que conservan las formas antiguas de producci¨®n litogr¨¢fica


El artista sueco Per Anderson (Malm?, 1946) lleg¨® a Veracruz con una misi¨®n: ense?ar litograf¨ªa. Lo hab¨ªa invitado en 1974 el fot¨®grafo Carlos Jurado, uno de los fundadores de la Facultad de Artes Pl¨¢sticas de la Universidad Veracruzana, pero pronto entendi¨® que el proyecto era casi imposible. M¨¦xico no contaba con las piedras litogr¨¢ficas, la maquinaria, el papel ni la tinta especiales que requiere esta actividad art¨ªstica. Anderson deber¨ªa empezar todo de cero. ¡°Comienza un largo viaje, una larga b¨²squeda de opciones. Tomaron varios a?os en configurarse una perspectiva clara para finalmente declarar litograf¨ªa a la mexicana¡±, cuenta el artista de ojos azul cielo, de voz pausada, dulce, en un espa?ol perfecto.
Anderson estuvo el pasado fin de semana en Ciudad de M¨¦xico para participar en las exposiciones de Sal¨®n Acme, una de las iniciativas art¨ªsticas que re¨²ne a decenas de creadores en el contexto de la semana del arte. Veracruz fue el invitado este a?o del sal¨®n, una plataforma creada para dar visibilidad a nuevos artistas. La exposici¨®n del Estado, curada por el escritor Rafael Toriz, fue titulada Contornos de una barca alucinada, en honor a una pieza de Anderson, una imagen litogr¨¢fica de la geograf¨ªa de Veracruz, imaginada desde un globo aerost¨¢tico. ¡°Escribir el nombre de Per Anderson emplaza no solo un referente central para las artes pl¨¢sticas a lo largo de m¨¢s de cinco d¨¦cadas en M¨¦xico, si no se?ala tambi¨¦n, a la manera de sortilegio, que uno ha llegado, sin retorno posible, a un territorio encantado¡±, ha dicho Toriz del creador n¨®rdico.
Ese territorio encantado pronto cautiv¨® a Anderson, que pondr¨ªa todo su empe?o en sacar adelante la empresa que se le hab¨ªa encomendado. Como ya dijimos, no fue tarea f¨¢cil. A pesar de que M¨¦xico despegaba como un pa¨ªs moderno e industrial, a¨²n hab¨ªa mucho atraso en ciertos aspectos de la educaci¨®n universitaria, principalmente en los Estados, alejados del centralismo de la capital. La piedra tradicional litogr¨¢fica para desarrollar sus cursos deb¨ªa ser tra¨ªda desde la caliza de Solnhofen, en Alemania, donde durante 200 a?os se ha extra¨ªdo y enviado a medio mundo para hacer litograf¨ªa. Aquello para la ¨¦poca era car¨ªsimo. Adem¨¢s, las tacas litogr¨¢ficas ten¨ªan que ser importadas de Estados Unidos, las tintas especiales desde Par¨ªs o Chicago, as¨ª como el papel, tambi¨¦n importado de Europa. Anderson, sin embargo, no se achicopal¨®, como se dice en M¨¦xico. No se dej¨® abatir por estas dificultades.

El sueco se puso manos a la obra. Tal vez el impulso lo dio la tradici¨®n escandinava, cuyos habitantes deben luchar permanentemente contra los elementos, o el pasado de su familia, madre de San Petersburgo y padre de Estonia, que huyeron a Suecia durante la Segunda Guerra Mundial y comenzaron una nueva vida. El hecho es que Anderson tom¨® la iniciativa y se puso a investigar. Pronto supo que el m¨¢rmol mexicano, compuesto de carbonato de calcio igual que la piedra litogr¨¢fica tra¨ªda de Alemania, podr¨ªa ser ¨²til para su empresa. Con su equipo tambi¨¦n comenz¨® a dise?ar y construir sus propias prensas, aprendieron a hacer los rodillos de cuero ¡ª¡±que no es cosa f¨¢cil, porque tienes que efectuar una costura pr¨¢cticamente invisible sin que se marquen l¨ªneas en las impresiones¡±, explica¡ª, fabricaron tambi¨¦n la tinta litogr¨¢fica, otro gran embrollo, porque se trata casi de alquimia, de utilizar l¨ªquidos muy vol¨¢tiles, y en dos ocasiones hubo incendios en el laboratorio. Quedaba el obst¨¢culo del papel. ¡°Dedicarse a hacer papel fue tambi¨¦n una tarea muy complicada, puesto que en M¨¦xico no hubo antecedentes de lo que en Europa y en Estados Unidos eran los molinos de papel, donde se hac¨ªa a mano. De hecho, la corona espa?ola prohibi¨® determinantemente el establecimiento de molinos de papel en todas las colonias, en toda Am¨¦rica. Entonces, recuperar estas t¨¦cnicas nos tom¨® tiempo y el trabajo dio lugar a una tecnolog¨ªa propia¡±, explica el artista.
No es que Anderson haya tra¨ªdo la litograf¨ªa a M¨¦xico. Esta forma art¨ªstica lleg¨® al pa¨ªs en 1826, introducida por el pintor y lit¨®grafo italiano Claudio Linati, pupilo del pintor franc¨¦s Jacques-Louis David. Linati estableci¨® la primera prensa litogr¨¢fica en el pa¨ªs. ¡°Pero tan pronto como la tecnolog¨ªa de la litograf¨ªa sobre piedra fue deshecha como una opci¨®n real y es convertida en offset, se pierde muy pronto su huella, no solo en M¨¦xico, sino en el mundo entero¡±, dice Anderson. ?l ten¨ªa que ense?arles a sus alumnos la vieja t¨¦cnica, adem¨¢s del dibujo, por eso cre¨® todo un proyecto litogr¨¢fico desde cero. ¡°Conservar la t¨¦cnica de litograf¨ªa sobre piedra es un menester exclusivo de la comunidad art¨ªstica¡±, asegura.
Anderson ha formado a lo largo de cinco d¨¦cadas a varias generaciones de artistas, muchos de ellos han expuesto en las principales galer¨ªas de M¨¦xico y en el extranjero y, aunque eso lo llena de orgullo, lo que siente como su mayor logro es el centro cultural La ceiba gr¨¢fica, localizado en una vieja hacienda de Coatepec, Veracruz. El maestro ya no podr¨ªa contener tanta creaci¨®n en su taller de la Facultad de Artes Pl¨¢sticas y sent¨ªa que el Estado necesitaba albergar a tantos artistas que llegaban de otras partes del pa¨ªs atra¨ªdos por la magia que hab¨ªa creado el sueco. El Gobierno del Estado le dio hace 20 a?os en pr¨¦stamo la vieja hacienda y ¨¦l su equipo trabajaron en restaurarla y convertirla en una comunidad de artistas. ¡°La desarrollamos bajo el principio de poder sostenerla con recursos propios, lo cual es muy inusual dentro del concierto cultural en M¨¦xico. Desde el primer momento supimos que si no logr¨¢bamos sostenerla con recursos propios, cada sexenio nos iba a quitar todo el presupuesto y arriesgar toda la actividad¡±, reconoce Anderson.

En este taller ¨¦l y sus pupilos comenzaron a producir toda la tecnolog¨ªa que necesitaban: las prensas litogr¨¢ficas, habilitar piedras, fabricar tintas, los rodillos, producir el papel. ¡°Todo tiene que estar muy bien manejado. Ahora estamos bien agrupados como artistas para hacer que no vayamos a caernos en bancarrota. El proyecto de La ceiba gr¨¢fica est¨¢ constituido por residencias, cursos, venta de obra que se produce all¨ª y venta de equipo y materiales que fabricamos¡±, comenta el artista con orgullo. Nada mal para aquel artista sueco que hace m¨¢s de 50 a?os aterriz¨® en el pa¨ªs con una empresa que parec¨ªa imposible.
Anderson muestra con orgullo su obra, todas las preciosas im¨¢genes creadas en su taller, habla con alegr¨ªa de sus alumnos y en un momento de la conversaci¨®n saca su m¨®vil y ense?a un video que le env¨ªo la escritora espa?ola Irene Vallejo, autora del superventas El infinito en un junco, quien le expresa su deseo de viajar a Veracruz y conocer la comunidad m¨¢gica creada por ¨¦l. ¡°Me da mucha felicidad de que hemos logrado algo hermoso, ver que funciona. Lo que me ha sostenido es el cari?o hacia el Estado de Veracruz, escenario donde yo me he visto en profundidad¡±, dice el artista de ojos azul cielo, de voz pausada, dulce, en un espa?ol perfecto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
