Entre la democracia y el acarreo: los sindicatos se posicionan ante las elecciones

El pasado pol¨ªtico sindical en M¨¦xico es una de las herencias del partido ¨²nico que m¨¢s se deja sentir en tiempos democr¨¢ticos. Como dinosaurios de coraza le?osa, los l¨ªderes sindicales se resisten al paso del tiempo y en cada elecci¨®n van tomando posiciones. Decantarse por un partido u otro, por Claudia Sheinbaum o X¨®chitl G¨¢lvez, entra dentro de la normalidad institucional, otra cosa es tratar de doblegar con malas artes el voto de miles de agremiados, por parte de los jefes sindicales, o sacar tajada pol¨ªtica de ello, por parte de los candidatos. A decir de algunos expertos, los jefes siguen correosos en esa l¨ªnea, pero los ciudadanos, es decir, los afiliados sindicales, quiz¨¢ ya est¨¢n en otra onda m¨¢s democr¨¢tica. Este 1 de mayo se repiti¨® una de las extra?as tradiciones de M¨¦xico, la que dicta que los l¨ªderes de los sindicatos se sienten a comer con el presidente en lugar de organizar una gran marcha en la calle. Al lado del poder, lejos de los trabajadores.

Tres l¨ªderes se ubicaron sin ambages al lado de la aspirante morenista a la presidencia, Claudia Sheinbaum, el mi¨¦rcoles antes de franquear las puertas del palacio presidencial para asistir al ¨¢gape al que estaban invitados alrededor de 100 representantes de los trabajadores. Lo hizo Alfonso Cepeda Salas, del todopoderoso sindicato de maestros, el SNTE, anta?o acostumbrado a poner y quitar presidentes, se jactaban sus jefes, aunque algunos pasaran por la c¨¢rcel. Le secund¨® su colega al frente de la paraestatal petrolera (Pemex), Ricardo Aldana, que no era la primera vez que lo dec¨ªa: ¡°Ya tenemos candidata, es Claudia¡±; y complet¨® la terna el abanderado de los electricistas, Mart¨ªn Esparza. Las cosas han cambiado, aunque el PRI del que provienen todos sigue en liza electoral, ya no es el ganador, ni mucho menos, y ahora las fuerzas obreras se sit¨²an al lado del sol que m¨¢s calienta, es decir, Morena.

Una ausencia destac¨® entre todas, falt¨® a la foto Carlos Aceves del Olmo, secretario general de la Confederaci¨®n de Trabajadores de M¨¦xico (CTM). Si no ha cumplido ya los 83 no faltar¨¢ mucho y lleva al mando de 4,5 millones de afiliados desde 2016 (poco tiempo para las d¨¦cadas que llevan otros), a lo que hay que sumar un intenso pasado pol¨ªtico como diputado. Muchos de estos personajes son o han sido senadores a la par que desempe?aban su cargo en el sindicato, otra de las rarezas de M¨¦xico. Aceves del Olmo se coloc¨® el a?o pasado al lado de L¨®pez Obrador en la mesa. Este a?o no asisti¨®. ¡°Aceves est¨¢ muerto o cerca de estarlo y eso le impide materialmente asistir¡±, dice sin ahorrar crudeza Alfonso Bouzas, coordinador del Observatorio Ciudadano de la Reforma Laboral. ¡°Seguro que le hubieran querido llevar y sentarle ah¨ª, pero habr¨¢ sido materialmente imposible¡±, sugiere. ¡°Del Olmo ya no razona, hablan por ¨¦l¡±, asegura sin lugar a la duda. Este peri¨®dico ha intentado sin ¨¦xito recabar la versi¨®n del sindicato CTM sobre la ausencia del l¨ªder.

Bouzas se?ala que Aceves del Olmo es la figura priista por excelencia. Entonces, ?por qu¨¦ habr¨ªa querido estar al lado del presidente, de la candidata morenista, pues? ¡°Es que los propios priistas est¨¢n tomando distancia de X¨®chitl G¨¢lvez, la alianza est¨¢ en busca de segundos o terceros puestos, asumen la p¨¦rdida de la presidencia y no hay inter¨¦s por trabajar en la figura de G¨¢lvez, por lo menos en el PRI¡±, razona.

Bouzas, y otros expertos consultados, opinan que el sindicalismo no ha entendido la reforma laboral llevada a cabo en este sexenio, ¡°son l¨ªderes de la vieja escuela que no se percatan de que el movimiento organizado ya no representa nada de la clase obrera. Prefieren organizar su lugar en el poder antes que representar a los trabajadores, que en su inmensa mayor¨ªa est¨¢n desarticulados. Los l¨ªderes no entienden que serlo no es una profesi¨®n. Y los partidos tienen la misma estructura y conformaci¨®n, cada miembro relevante de un partido, antes de eso, es ¨¦l mismo, se componen en funci¨®n de las personas, no del partido¡±, explica Bouzas. De modo que su conclusi¨®n es lapidaria: ¡°Para que cambien los partidos tienen que cambiar los pol¨ªticos¡±, si es que no son los mismos.

En semanas pasadas se ha visto a los candidatos con l¨ªderes sindicales, un matrimonio que puede ser leg¨ªtimo, pero que en tiempo electoral deja un regusto rancio en M¨¦xico, acostumbrado como est¨¢ el pa¨ªs, todav¨ªa en alguna medida, a los acarreos de trabajadores para jalear a los pol¨ªticos, animar a los candidatos o votar condicionados por unos miserables pesos que les son necesarios o por amenazas laborales. Porque los sindicatos en M¨¦xico son harina de otro costal. Algunos l¨ªderes tienen procesos penales, otros pasaron por la c¨¢rcel, repartieron fajos de billetes a pleno sol, por no hablar de quienes ten¨ªan yates, aviones u obras de arte en casa, m¨¢s asociados a las mafias del poder pol¨ªtico que a ninguna representaci¨®n de los derechos de los trabajadores. En medios de comunicaci¨®n han sido pol¨¦micas, por ejemplo, las im¨¢genes del candidato panista por la Ciudad de M¨¦xico, Santiago Taboada, con gentes del sindicato Libertad, cuyo jefe, Hugo Bello, est¨¢ en prisi¨®n por extorsiones, amenazas, etc¨¦tera. Tambi¨¦n se fotografi¨® Taboada con la familia del priista Cuauht¨¦moc Guti¨¦rrez de la Torre, el gran capo de las basuras en la Ciudad de M¨¦xico, en prisi¨®n tambi¨¦n por delitos de prostituci¨®n forzada, entre otras acusaciones. Espera sentencia. Son jefes sindicales acostumbrados a mover a sus agremiados, que se cuentan por miles, y convertirlos en votos forzados. Y Mucha metralla electoral.

¡°Yo creo que la mayor¨ªa de los trabajadores ya son librepensadores, y dudo de que los sindicatos, las c¨¢maras [patronales], la Iglesia o el deporte sean ya correas de transmisi¨®n del ejercicio del poder¡±, sostiene sin embargo Bouza, tambi¨¦n investigador de Estudios del Trabajo de la UNAM. ¡°Hoy en d¨ªa no creo que nadie pueda decir ya que tiene el voto campesino, o el voto electricista o el de los maestros. A lo que hay que sumar toda una poblaci¨®n joven que es esc¨¦ptica y hasta refractaria de la pol¨ªtica, que podr¨ªa dar alguna sorpresa¡±, a?ade el investigador. Se refiere a la menor influencia que las antiguas ma?as pol¨ªtico sindicales tienen ya entre la ciudadan¨ªa y menos entre los j¨®venes. La sorpresa que se?ala Bouza es que, aun ganando Sheinbaum, dice, la distancia con G¨¢lvez ser¨¢ ¡°m¨¢s ajustada de lo que se espera¡±, opina. ¡°El abstencionismo ser¨¢ el ganador¡±.

En el Palacio Nacional, el 1 de mayo, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, destac¨® aspectos laborales de su sexenio, como el incremento del salario m¨ªnimo, la eliminaci¨®n de la subcontrataci¨®n o las vacaciones. El presidente ha hecho gala en este periodo de no intervenir desde el poder pol¨ªtico en la vida de los sindicatos y de respetar los cl¨¢sicos derechos, como el de manifestaci¨®n o huelga. En M¨¦xico hay 70 millones de trabajadores, 37 de ellos en la informalidad, seg¨²n datos oficiales. A efectos electorales, ellos y sus familias suponen el 80% de la poblaci¨®n de M¨¦xico.

En estas elecciones volver¨¢ a hablarse de acarreados, esas personas a las que montan en autobuses para asistir a los m¨ªtines o las llevan a votar y a demostrar que lo hicieron por el partido obligado. Pero ya los sindicatos est¨¢n perdiendo poder de manipulaci¨®n sobre sus agremiados, a medida que el pa¨ªs va coronando cotas de democracia, aunque los l¨ªderes sindicales se resistan a abandonar su poder al lado del poder.

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