¡°Los trabajadores en M¨¦xico no saben para qu¨¦ sirven los sindicatos, porque los sindicatos no les han servido para nada¡±
Graciela Bensus¨¢n, acad¨¦mica experta en sindicalismo y panelista del TMEC, opina que lo mejor del mandato de L¨®pez Obrador ha sido la pol¨ªtica laboral
Es inusual encontrar a un experto que opine que el gobierno lo est¨¢ haciendo bien en la materia de la que ¨¦l se ocupa, porque sus expectativas de cambio siempre ser¨¢n mayores. Graciela Bensus¨¢n tiene dudas en otras cosas, pero considera que lo mejor del mandato de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador es la pol¨ªtica laboral, y ella es una de las voces m¨¢s autorizadas de M¨¦xico en ese asunto. Panelista del TMEC para la resoluci¨®n de conflictos entre Estados Unidos y M¨¦xico, particip¨® en la elaboraci¨®n de la reforma de la ley del trabajo que estos d¨ªas pone contra las cuerdas los liderazgos de los grandes sindicatos, una gerontocracia antidemocr¨¢tica que ha mantenido silenciada la protesta obrera durante d¨¦cadas a cambio de nada: los empleos se mantienen con salarios baj¨ªsimos y los despidos son un castigo que queda impune. Cero prestaciones para los trabajadores y cero rendici¨®n de cuentas para los sindicatos, dice la acad¨¦mica de la Universidad Aut¨®noma Metropolitana en el campus de Xochimilco. Autora de m¨¢s de 20 libros sobre asuntos laborales y decenas de art¨ªculos, conoce a la perfecci¨®n la historia sindical mexicana y lo que est¨¢ ocurriendo en los ¨²ltimos d¨ªas lo resume en una paradoja: la reforma laboral ha puesto unos cimientos firmes que van a tumbar, por fin, un edificio podrido tras 100 a?os de inercias y h¨¢bitos que han dejado en M¨¦xico tanta paz laboral como violencia social.
Pregunta. ?No puede aventurar una fecha para la completa democratizaci¨®n sindical mexicana?
Respuesta. No. Han sido 100 de h¨¢bitos, pr¨¢cticas e inercia, de una cultura. Los mexicanos no tienen muy interiorizada todav¨ªa la democracia electoral y pol¨ªtica, menos a¨²n la sindical. No saben para qu¨¦ sirven los sindicatos porque los sindicatos no les han servido para nada. Sobre todo, en los ¨²ltimos 40 a?os, ?para qu¨¦ les han servido? Para sacarles cuotas. Pero ya tenemos los instrumentos y mecanismos que tendr¨¢n que posibilitar la democracia sindical. Pero ser¨¢ el uso paulatino de esa democracia lo que ir¨¢ generando la cultura democr¨¢tica. Hasta que los trabajadores no vean que los sindicatos empiezan a servir para mejorar sus condiciones de vida, no se va a generar esta transformaci¨®n. Necesitan casos ejemplificativos, visibles, de c¨®mo se logran estos procesos a trav¨¦s de la organizaci¨®n de la disidencia en las centrales. Ese es un camino, el otro es que las organizaciones reconozcan que no pueden sequir por la vieja senda, sobre todo en sectores muy din¨¢micos de la econom¨ªa, como la industria automotriz, el coraz¨®n de la CTM [Confederaci¨®n de Trabajadores de M¨¦xico].
P. En pol¨ªtica se han conseguido avances democr¨¢ticos, ?por qu¨¦ el sindicalismo est¨¢ rezagado?
R. Desde los Ochenta venimos haciendo reformas sucesivas en el mundo electoral, pero en el sindical no se hicieron, no ten¨ªamos nada que nos permitiera llevar la democracia a las organizaciones sindicales, porque la legislaci¨®n no lo establec¨ªa, ni siquiera el requisito de que un sindicato, para negociar, fuera verdaderamente representativo. El proceso de democratizaci¨®n pol¨ªtica fue complejo, requiri¨® muchos cambios, avances y retrocesos, hasta poder llegar al triunfo de 2018. Aqu¨ª apenas hemos hecho una reforma, y las instituciones van todav¨ªa por un lado y la realidad por otro.
P. Los trabajadores no est¨¢n acostumbrados a luchar sindicalmente.
R. Los trabajadores apenas pueden subsistir, est¨¢n en la lucha por la subsistencia, y seis de cada 10, em la informalidad, as¨ª que los que tienen un empleo, un contrato colectivo y un l¨ªder de la CTM, aunque no sea el mejor posible, sienten que est¨¢n en una situaci¨®n bastante mejor que la mayor parte de las personas, eso les hace conservadores. Es dif¨ªcil que se den movimientos de disidencia, porque todav¨ªa hay riesgos: a quienes tratan de organizarse los despiden, y eso sucede en muchos casos con total impunidad. La preferencia de las empresas sigue siendo tener un l¨ªder [sindical] controlado y si no lo tienen, pues mejor no tener l¨ªder y establecer relaciones individuales con los trabajadores. Las inercias no van a desaparecer por decreto.
P. Esas inercias han sido perversas.
R. Las resistencias para esta transformaci¨®n eran enormes, venimos de un estilo de control del movimiento sindical que gener¨® ganadores y perdedores. Los ganadores son las las empresas, los sindicatos vinculados a ellas y los gobiernos anteriores, todos benficiarios de un arreglo de esa naturaleza. Los gobiernos, se acostumbraron a tener paz laboral a pesar de salarios muy bajos, subcontrataciones, precariedad laboral. Hubo una reforma en 2012, pero peque?¨ªsima. No tuvimos entonces la fuerza pol¨ªtica y social, nunca hubo una gran movilizaci¨®n. Ahora es una reforma que viene de arriba y de afuera, pero el contenido es de adentro, surge de la pr¨¢ctica de los abogados laboralistas y de los grandes conflictos laborales que s¨ª hubo en este pa¨ªs en algunos sectores y nos fueron dando experiencia de qu¨¦ hab¨ªa que cambiar. La reforma finalmente termina siendo aceptada desde Estados Unidos e impuesta en el TMEC [Tratado de libre comercio entre M¨¦xico, Estados Unidos y Canad¨¢].
P. Pero los l¨ªderes sindicales eternos ah¨ª siguen.
R. Hay una gerontocracia. Yo creo que va a haber un recambio no dentro de mucho en la CTM, necesariamente tiene que haber algo, se va a cimbrar, porque la presi¨®n est¨¢ siendo muy fuerte para que se adapten a algo que signifique un cambio.Se necesita un horizonte distinto para defender sectores que importan mucho, como la industria automotriz. En los Noventa lo discutimos con ellos, ten¨ªan una sindicalizaci¨®n pr¨¢cticamente del 100% entre las armadoras de veh¨ªculos, eso les daba un poder de negociaci¨®n espectacular, pero pensaron que si hicieran algo as¨ª para subir los salarios disminuir¨ªan las inversiones, y para ellos lo m¨¢s importante es tener inversiones, trabajadores, luego cuotas que cobrar. No lo hicieron, siguieron ganando y la complicidad y el apoyo del gobierno fue muy fuerte. Y las empresas, contentas con esa interlocuci¨®n. Eso explica que un sector tan sindicalizado y de estructuras fuertes no tuviera capacidad de subir los salarios cuando la productividad del sector se coloc¨® igual que en Estados Unidos mientras que el salario es 10 o 12 veces m¨¢s bajo.
P. ?Qu¨¦ est¨¢ haciendo la pol¨ªtica por democratizar los sindicatos?
R. No es la gran preocupaci¨®n del presidente quitar a los l¨ªderes sindicales. Si hace una reuni¨®n el Primero de Mayo y los llama a su mesa, pues es la se?al que manda, y eso que son l¨ªderes con muchos cuestionamientos.
P. Los trabajadores siguen afiliados y pagando cuotas obligatoriamente.
R. Las cuotas no es que sean tan altas, pero con miles de agremiados es un chorro de dinero y encima no han hecho nada por los trabajadores, ni hacen rendici¨®n de cuentas. Hasta ahora, a los trabajadores no se les ocurre cuestionar el uso del patrimonio sindical, o de las cuotas, pero por bajas que sean, si las usan para su beneficio personal genera desencanto, desprestigio.
P. Dice usted que los universitarios est¨¢n desentendidos de los sindicatos.
R. No tienen idea de para qu¨¦ sirven ni se les ocurre que sean un arma que les puede ayudar a mejorar la calidad del empleo. Una vez plante¨¦ en clase: a ver, chavos, ?c¨®mo har¨ªamos en M¨¦xico para que el salario m¨ªnimo suba? Dijeron de todo, incluso alguien propuso que cambiara el secretario general de las Naciones Unidas, pero ni uno sugiri¨® disponer de buenos sindicatos. No est¨¢ entre sus referentes.
P. Con los j¨®venes pasa algo as¨ª en todo el mundo, hay mucha desafecci¨®n.
R. El mercado est¨¢ creando un tipo de empleo precario, temporal, que no favorece el arraigo ni la identidad. Sus empleos son transitorios, no les permiten identificarse con el trabajo, pues tampoco con una organizaci¨®n que les defienda. Y esta flexibilidad laboral no es casual, es provocada, se dijo expresamente, desde la trilateral en los setenta, hab¨ªa que debilitar el poder de los sindicatos. El Banco Mundial, el Fondo monetario, todos estuvieron planteando de que los sindicatos eran un obst¨¢culo y c¨®mo derrotarlos. La flexibilizaci¨®n laboral tambi¨¦n tiene factores estructurales: desintegraci¨®n de las f¨¢bricas, externalizaci¨®n de los empleos a pa¨ªses en desarrollo, todos esos procesos en la globalizaci¨®n neoliberal de los ¨²ltimos 40 a?os llevan al deterioro del mercado de trabajo y de la identidad de las personas en tanto trabajadores. La gente se siente de un club deportivo, de una identidad de g¨¦nero, pero no tiene identidad como trabajador que los lleve a pensar que su asociaci¨®n revierta en mejoras laborales. Y por otro lado, dadas las restricciones de los mercados laborales, el poder de los sindicatos para conseguir ventajas sustantivas para los trabajadores merm¨® de tal manera que se preguntan para qu¨¦ sirven los sindicatos.
P. En Amazon desped¨ªan a los jefes intermedios porque no hab¨ªan sabido contener las iniciativas sindicalistas en la empresa. Parece la gran perversi¨®n capitalista.
R. Nos enteramos en el caso de Amazon, pero es el papel que desempe?an estos responsables de relaciones laborales en las grandes empresas, impedir que exista un sindicato, detectar cu¨¢ndo hay un revoltoso. Eso en M¨¦xico es as¨ª y cada vez va a ser peor. Si comparamos M¨¦xico con Estados Unidos, son modelos opuestos: el modelo corporativo estatista mexicano, de favorecer e imponer a los sindicatos para controlarlos desde arriba, y el modelo estadounidense, que trata de evitar los sindicatos para que se desarrollen puras relaciones individuales entre cada trabajador y la empresa, porque la legislaci¨®n estadounidense casi no tiene nada, no hay vacaciones, no tienen protecci¨®n al despido ni derechos b¨¢sicos, nada. Para ellos, si hay una presencia sindical les va a costar un mont¨®n de dinero, en seguros m¨¦dicos, vacaciones, prestaciones. Por tanto, son modelos completamente opuestos. Pero cuando ves el funcionamiento, el resultado es igual, unilateralidad en la determinaci¨®n de las condiciones de trabajo.
P. Usted atisba riesgos tambi¨¦n con esta reforma en M¨¦xico.
R. Nuestro modelo va a favorecer lo mismo que en Estados Unidos, porque van a desaparecer muchos sindicatos que no han conseguido la legitimizaci¨®n prevista en la ley. ?Qu¨¦ van a tratar de hacer los empleadores? Pues impedir a toda costa que, una vez desaparecido el sindicato, se vuelva a formar otro. No s¨¦ si lo lograr¨¢n, pero lo han dicho. En una reuni¨®n que tuvimos con la Secretar¨ªa de Trabajo, los de la Coparmex [organizaci¨®n patronal] dijeron que estaban encantados con la reforma porque lo m¨¢s probable es que ahora s¨ª pudieran tener relaciones directas con los trabajadores sin mediaci¨®n sindical. Ese es el riesgo, s¨ª, pero lo que ten¨ªamos antes no es mejor.
P. ?A la pol¨ªtica no le interesa potenciar unos sindicatos libres?
R. Esta reforma es de la pol¨ªtica, aunque tambi¨¦n hubo presi¨®n externa, pero la pol¨ªtica fue muy importante. Hasta el d¨ªa en que gan¨® Andr¨¦s Manuel, el mundo empresarial y el corporativo estaban cerrados. Lo mejor de este gobierno, en mi opini¨®n, es la pol¨ªtica laboral. De muchas otras cosas tengo dudas, pero de esto no, porque creo que el cambio institucional es radical en el papel, aunque en la realidad a¨²n no se traduce. Si hubiera ganado el PRI, quiero ver qu¨¦ es lo que tendr¨ªamos.
P. En M¨¦xico, el capital se queda con el 70% y el trabajador con el 30%.
R. La redistribuci¨®n interna es de las m¨¢s bajas del mundo. Brasil casi llegaba al 50%. Casi cualquier pa¨ªs de Am¨¦rica Latina pasa del 40%. Nosotros est¨¢bamos al 28%, subi¨® un poco. Eso es por el capital y los sindicatos que tuvimos, en ning¨²n pa¨ªs podr¨ªa haber sucedido esto sin que salieran a la calle, no s¨¦, los Chalecos Amarillos, lo que te guste, pero ac¨¢ nunca hubo una movilizaci¨®n para subir el salario La protesta es la sal de la democracia. No tuvimos conflictividad laboral, no hubo huelgas, pero s¨ª violencia social. De una u otra manera ten¨ªa que estallar. Estaban destruyendo la paz social por la paz laboral. Y ya lo estamos viendo, sicarios desde los 10 a?os, se ve¨ªa venir desde los 90. Si las inversiones y el [primer] tratado no se acompa?aban con la calidad del empleo, el desastre vendr¨ªa por otra parte. Si no tienes una posibilidad en la vida, y te ofrecen tener relojes y coches, y motos, pues a lo mejor te mueres a los cuatro a?os, pero le entras.
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