El mundo cultural y acad¨¦mico se suma a la polarizaci¨®n del momento pol¨ªtico mexicano

La campa?a electoral mexicana se desliza ya por un tobog¨¢n hacia el 2 de junio y las candidatas en cabeza no ahorran gestos para demostrar los apoyos con los que cuentan. Como ocurriera en febrero con la visita de ambas aspirantes al papa Francisco en el Vaticano, de nuevo se ha adelantado X¨®chitl G¨¢lvez en su foto con los intelectuales, acad¨¦micos y artistas que han querido mostrar su simpat¨ªa por el proyecto de la coalici¨®n opositora. Cuatro d¨ªas m¨¢s tarde, una reuni¨®n similar ha recibido a la oficialista Claudia Sheinbaum con coros de presidenta. La crema y nata de la intelectualidad muestra sus preferencias sin ambages y sin muchos matices. Si hace falta ponerse la camiseta del equipo, se la ponen, dicen con su gesto.

Ambos s¨¦quitos han estado bien nutridos, sin escasear en cient¨ªficos, artistas, escritores, periodistas, acad¨¦micos. Los de G¨¢lvez parec¨ªan extra¨ªdos de la n¨®mina de adversarios que el presidente del Gobierno suele exhibir en sus conferencias matutinas. Y a veces son tantos los ataques sobre el mundo acad¨¦mico y cultural que salen del Palacio Nacional que pareciera que no iba a quedar alguno para apoyar al partido del Gobierno. Pero hay para todos.

Las manifestaciones de uno y otro equipo est¨¢n en sinton¨ªa con lo que proclaman ambas candidatas: los de G¨¢lvez han repetido que el pa¨ªs est¨¢ en ¡°peligro de una regresi¨®n autoritaria¡± y critican la violencia que se extiende por todo el pa¨ªs. Los de Sheinbaum reivindicaron en sus discursos la conciencia democr¨¢tica y el progreso que gu¨ªa la trayectoria de la candidata y su partido. Un an¨¢lisis fino, como el que acostumbran a hacer los intelectuales que han salido en las fotos con las candidatas, quiz¨¢ no diera la raz¨®n completa ni a quienes acusan riesgos para la democracia mexicana, ni a quienes defienden que el pa¨ªs transita por la senda de Dinamarca. Pero en campa?a no hay tiempo para finezas.

En M¨¦xico, donde todav¨ªa miles de asistentes a los m¨ªtines son acarreados, es decir, que los trasladan hasta all¨ª las fuerzas caciquiles de los partidos, nadie puede decir que en este caso quienes dieron su respaldo a las candidatas sean mentes que se dejen llevar del cabestro. El historiador y ensayista Enrique Krauze, premio de Historia ?rdenes Espa?olas, el reputado fil¨®sofo y novelista H¨¦ctor Aguilar Cam¨ªn o la escritora ?ngeles Mastretta, entre muchos otros, quisieron secundar el proyecto conservador de G¨¢lvez. Elena Poniatowska, premio Pr¨ªncipe de Asturias, la astr¨®noma Silvia Torres y el historiador Lorenzo Meyer fueron firmantes del pliego en favor de Sheinbaum, que aglutin¨® a m¨¢s de 900 personalidades de la Academia y la cultura en general.

M¨¦xico, como Estados Unidos, no es un pa¨ªs donde la cultura recaiga mayoritariamente en un flanco. Tan renombrados son los que optan por un proyecto como por el otro. Cosa distinta ser¨ªa, si al mundo intelectual se le preguntara en concreto por algunos de los partidos que acompa?an a las candidaturas, como el PRI, en el caso de G¨¢lvez o el Verde, en el de Sheinbaum, ambos con m¨¢s animosidad entre la poblaci¨®n que estima. Pero la polarizaci¨®n del pa¨ªs no abre en este ¨²ltimo trayecto electoral mucho espacio a los melindres. Pr¨¢cticamente toda la campa?a ha sido un ¡®o conmigo o contra m¨ª'.

Los partidos de la oposici¨®n se han aliado sin buscarse las vueltas para contrarrestar el enorme empuje de Morena, el partido en el Gobierno, muy favorecido en las encuestas. Y en la otra parte, ha sido el presidente, catalizador de la animadversi¨®n, quien no ha consentido discrepantes a su vera. Esa es la raz¨®n de que durante esta larga campa?a, fueran muchos los que temieron que determinados sectores que, a priori, deber¨ªan estar con una figura como Sheinbaum, cient¨ªfica y acad¨¦mica, pudieran huir en otra direcci¨®n.

Los recortes tampoco han ayudado. La ciencia, el cine, la m¨²sica, la cultura en general ha visto c¨®mo las pol¨ªticas de austeridad del sexenio, atravesado adem¨¢s por una demandante pandemia, se cebaban con sus disciplinas. Para quienes se quejaban ha tenido L¨®pez Obrador varias de sus frases recurrentes: ¡°por el bien de todos, primero los pobres¡±, suele ser una. Les ha acusado de derechizarse y olvidarse del pueblo, o les ha tachado de fif¨ªs [burguesitos]. Las clases medias que encarnan muchos de estos intelectuales no han salido bien paradas en el mandato obradorista.

En las grandes urbes, como en el caso de la Ciudad de M¨¦xico, la candidata de Morena, Clara Brugada, ha empleado buena parte de sus discursos para convencer a todos de que las clases medias ser¨¢n tambi¨¦n objeto de bienestar si gana los comicios. Una vez que cierren las urnas y se analicen los resultados con detalle, se conocer¨¢ el posible menoscabo sobre la candidatura de Sheinbaum y de Brugada de los desencuentros con la clase intelectual. Y cu¨¢nto de ese descontento ha sabido atraer G¨¢lvez a sus filas.

Algunos de quienes critican ciertas pol¨ªticas de L¨®pez Obrador con la ciencia y la tecnolog¨ªa, con las artes o la academia, o sencillamente quienes no compart¨ªan, por m¨¢s que eran afines al partido en el Gobierno, las arremetidas del presidente contra la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico (UNAM), por poner uno de los m¨¢s sonados ejemplos, puede que todav¨ªa est¨¦n dispuestos a construir el ¡°segundo piso de la Cuarta Transformaci¨®n¡±, como se ha dado en llamar al movimiento de L¨®pez Obrador. Pero esta vez con otra persona en el sill¨®n de mando: una de su clase, doctora en F¨ªsica y de acendrada formaci¨®n cultural. O como lo resume X¨®chitl G¨¢lvez cuando critica a su adversaria: ¡°Cuando t¨² ibas con 10 a?os a clase de ballet, yo trabajaba para ganarme la vida¡±. Se siente quien se siente en ese trono republicano, los intelectuales ya han tomado sus posiciones.

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