Trumpicones, una democracia en apuros
M¨¢s all¨¢ del resultado de las elecciones presidenciales en EE UU, un primer balance es que el ¡®bad hombre¡¯ tiene m¨¢s amigos de los que se le atribu¨ªan
M¨¢s all¨¢ del resultado que arrojen las elecciones en Estados Unidos ¡ªalgo que probablemente sabremos hasta el fin de semana y eso si es que el asunto no termina en tribunales¡ª, un primer balance es que el bad hombre tiene m¨¢s amigos de los que se le atribu¨ªan. Como todo villano que se respete, al final de la pel¨ªcula y cuando ya lo cre¨ªamos muerto, regresa para asestarnos un ¨²ltimo susto o algo peor.
Los pron¨®sticos de un triunfo razonablemente holgado de Joe Biden, el opositor dem¨®crata, han fallado pese a la unanimidad de las encuestas y los especialistas. Una primera v¨ªctima de esta jornada electoral, me parece, es la industria del sondeo. O las metodolog¨ªas y t¨¦cnicas de levantamiento ya no son confiables en la era de las redes sociales o las simpat¨ªas por Trump son a tal punto vergonzantes para una parte de los ciudadanos que solo se atreven a expresarse en la intimidad de una boleta electoral. Tal podr¨ªa ser el caso, por ejemplo, del voto latino a favor del ¡°enemigo de los hispanos¡±, alrededor de un 30%. Y no solo se trata de la poblaci¨®n de origen cubano, que por razones espec¨ªficas siempre se ha inclinado por los republicanos.
Ahora tambi¨¦n lo han hecho muchos otros latinos de Texas, de las carolinas y del medio oeste en general. Algo que parecer¨ªa inexplicable considerando la animadversi¨®n de Trump a los paisanos y la promesa de Biden de legalizar a 11 millones de inmigrados, actualmente en situaci¨®n precaria. Pero las tinieblas que anidan en el coraz¨®n de los seres humanos son insondables. Los hispanos de tercera generaci¨®n ya no quieren seguir siendo asociados con los reci¨¦n llegados, pobres y con baja escolaridad, y dan por sentado que la disminuci¨®n del flujo migratorio favorecer¨ªa su integraci¨®n definitiva a la comunidad anglosajona. ?Por qu¨¦ no habr¨ªan de votar por Trump, aun cuando no deseen confesarlo en una encuesta?
El presidente de piel naranja ha sido asociado con el voto de la poblaci¨®n blanca, pero no con el de los segmentos con mayor escolaridad; votar por Trump, un hombre identificado con el exceso, la irresponsabilidad, el arrebato y las mentiras resulta poco glamuroso en determinados estratos, y sin embargo muchos de sus miembros podr¨ªan sentirse atra¨ªdos por el lenguaje de macho alfa, bravuc¨®n y pendenciero, aun cuando no se atrevan a declararlo. Votar por Trump para algunos de estos ciudadanos es el placer culposo, la pel¨ªcula de Chuck Norris que se ve en la televisi¨®n por la noche y no se presume al d¨ªa siguiente.
Pero m¨¢s importante a¨²n que la cr¨ªtica a las empresas encuestadoras y su incapacidad de predecir el voto, la jornada arroja enormes dudas sobre la legitimidad, en ¨²ltima instancia, del sacrosanto mito de la democracia electoral. ?C¨®mo es posible que un mentiroso patol¨®gico, irresponsable y pendenciero haya convencido a 70 millones de ciudadanos de votar por ¨¦l? En 2016 pudimos aducir que Trump hab¨ªa sorprendido a un votante cargado de resentimientos en contra del status quo pol¨ªtico, ciudadanos que habr¨ªan ¡°pagado por ver¡± la posibilidad de que un empresario exitoso fuese la respuesta para restablecer el brillo de la m¨ªtica Am¨¦rica. Pero cuatro a?os despu¨¦s resulta imposible mantener ese argumento. Los abusos y mentiras de Trump est¨¢n a la vista; su gesti¨®n no arroj¨® la prometida prosperidad, ni America First detuvo el encumbramiento de China. No obstante, la mitad del electorado quiere m¨¢s de lo mismo un segundo periodo.
?Qu¨¦ pensar de un sistema democr¨¢tico capaz de entregarse a un antidem¨®crata conspicuo y estridente? Peor a¨²n, ?sabiendo que Trump es todo eso sin que ello les importe?
Parecer¨ªa que los valores que rigen la conversaci¨®n p¨²blica en las redes sociales y en la blogosfera se han extendido a otros aspectos de la vida p¨²blica, notoriamente el mercado pol¨ªtico. Un buleador que hace trizas las reglas de un debate presidencial televisado, como lo hizo Trump en esta campa?a, habr¨ªa excavado su propia tumba hace 10 a?os cuando hab¨ªa que presumir mesura, sentido de responsabilidad, autocontrol y civilidad. Hoy son atributos en desuso. Lo que ahora rige son exactamente los mismos criterios que determinan el ¨¦xito en el mundo virtual: la virulencia, la descalificaci¨®n, la burla, el atropello, los prejuicios y el saboteo intelectual del rival.
Al momento de cerrar esta columna, las tendencias en Michigan, Nevada y Arizona favorecen a Biden por una precaria pesta?a; necesita los tres Estados para ganar por las justas. Probablemente lo consiga. Pero eso no podr¨¢ borrar el hecho de que Estados Unidos es una naci¨®n dividida en dos mitades apasionadas, enconadas y, por el momento, irreconciliables. E incluso peor, con un sistema democr¨¢tico agotado que, lejos de subsanar el entrampamiento, ha terminado profundiz¨¢ndolo. La boleta lo dice todo: a esa anomal¨ªa inconcebible que es Donald Trump lo ¨²nico que la mitad supuestamente responsable pudo generar es Joe Biden, un hombre cuya principal virtud, si no la ¨²nica, es que no es Trump.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.