El voto bumer¨¢n
Las enormes pifias de Morena y, sobre todo, la obsesi¨®n autoritaria por satanizar y criminalizar a sus cr¨ªticos elevar¨¢ a las nubes el costo de lo que se les pide votar a sus simpatizantes
Votar en M¨¦xico es como jugarse una partidita de ruleta rusa. Igual de sensato. La probabilidad de que nuestro sufragio se nos revierta, en forma de decisiones erradas y acciones vergonzosas de los pol¨ªticos en favor de los que cruzamos la boleta, es enorme.
Esto, que en realidad es una tragedia que desvirt¨²a el sentido de la democracia, sucede por un motivo muy simple: nuestra clase pol¨ªtica podr¨¢ desga?itarse jurando que tal partido o candidato ¡°son diferentes¡± y ¡°representan el cambio¡±, pero en el fondo se trata de la misma gente que da vueltas en c¨ªrculos, de bancada en bancada, de gabinete en gabinete, y que, por medio de redes de familia, amistad y negocios, se las arregla para mantenerse en el juego (una maquinaria que funciona desde hace decenios y convierte a cada nuevo militante en un recluta acr¨ªtico, ladino y lambisc¨®n en tiempo r¨¦cord). No son ¡°chapulines¡± a ciegas: saltan de un grupo de poder a otro para alcanzar a sus parientes, cuates y socios seg¨²n convenga a sus intereses.
La ideolog¨ªa de los pol¨ªticos nacionales se limita, pues, al pragmatismo y el oportunismo: son cr¨ªticos implacables de los dichos, las iniciativas y los resultados de aquellos que ostentan los cargos que ambicionan, y persisten hasta que sucede algo m¨¢s grave de lo habitual, la gente se encabrita y vota para desalojar al gobierno de la silla. Pero una vez instalados en el poder, se resignan a hacer lo que les pegue la gana, justo como sus antecesores. Total: el voto popular los respald¨® para eso, ?no?
Vaya democracia hemos construido: creemos castigar en las urnas a los pol¨ªticos que cometen salvajadas, se corrompen o son simplemente ineptos, pero al final los afectados por ese ¡°voto de castigo¡± que ha dominado los procesos electorales de este siglo somos los propios electores. Creemos que el voto es la piedra con que vamos a replicarle al poder y al lanzarla se nos convierte en un bumer¨¢n que vuelve y se nos estampa en mitad de la cabeza.
El que vot¨® por Calder¨®n en 2006 (y recordemos que ¨¦l se vend¨ªa como ¡°el hijo desobediente¡± del PAN, el que iba a hacer todo aquello que el foxismo no se atrevi¨®¡) valid¨®, queri¨¦ndolo o no, la ¡°guerra contra las drogas¡± y la pol¨ªtica de seguridad que nos ensangrent¨® la vida diaria. Del mismo modo, quien le dio su voto a Pe?a Nieto en 2012 (y cu¨¢nta tinta corri¨® para justificar aquel ¡°cambio¡±) puso en la silla al gobierno de ¡°La estafa maestra¡±, Ayotzinapa, los multimillonarios esc¨¢ndalos en la concesi¨®n de obra p¨²blica, la Casa Blanca, etc¨¦tera.
Esa acumulaci¨®n de dislates y verg¨¹enzas dio forma a la apabullante victoria de L¨®pez Obrador en 2018. Entonces, millones de personas votaron por aquellos que dec¨ªan ¡°no ser los mismos¡± y ¡°representar el cambio¡±. Y ya les est¨¢n pagando con la amarga moneda habitual: votar por Morena dio pie a la p¨¦sima gesti¨®n de la pandemia (llevamos casi 200.000 muertos, las vacunas no est¨¢n llegando al ritmo necesario y el responsable del tema ya van dos veces que se contagia, pero sigue pase¨¢ndose sin cubrebocas, como si nada), a una torpeza pol¨ªtica y econ¨®mica injustificable, a la satanizaci¨®n del disenso. Y, por si fuera poco, tambi¨¦n al decidido apoyo oficial a la candidatura en Guerrero de F¨¦lix Salgado Macedonio, acusado de abusos sexuales.
Dada la dimensi¨®n de su victoria en 2018 y su base ¡°dura¡± de seguidores, lo l¨®gico es esperar que Morena gane las elecciones del pr¨®ximo 6 de junio. Pero sus enormes pifias y, sobre todo, la obsesi¨®n autoritaria por satanizar y criminalizar a sus cr¨ªticos (sean estos el feminismo, la prensa, la academia, etc¨¦tera) elevar¨¢ a las nubes el costo de lo que se les pide votar a sus simpatizantes. Porque, lo quieran o no, apoyarlos ser¨¢ darle un espaldarazo a las turbiedades respectivas de F¨¦lix Salgado Macedonio, Manuel Bartlett o Hugo L¨®pez-Gatell. ?Est¨¢n dispuestos a pagar ese precio?
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