Falla por fatiga
En el tufo de la polvareda se huele a leguas el hurto, el abuso y se confirma el infatigable empe?o de la corrupci¨®n por goteo
Un ingeniero civil califica como ¡°falla por fatiga¡± el derrumbamiento de la viga o el vencimiento de la estructura o la caries que carcome las columnas de algunos pasos a desnivel como el que se desplom¨® en la desgracia m¨¢s reciente, dolorosa y lamentable de la L¨ªnea 12 del metro de la Ciudad de M¨¦xico. El propio ingeniero aclara que le llama ¡°falla por fatiga¡± por no mencionar negligencia y corrupci¨®n como explicaciones nodales en el centro de las hip¨®tesis que ahora se dirimen para fincar responsabilidades, aunque habr¨ªa que a?adir ¡ªontol¨®gica o etimol¨®gicamente¡ª que en el tufo de la polvareda se distingue a quien da la cara y a quienes se esconden, se huele a leguas el hurto y el abuso, la mala leche y el aisev¨¢ o el qu¨¦masda y se confirma el infatigable empe?o de la corrupci¨®n por goteo, la que empapa a manos llenas ¨¢vidas del moche.
A contrapelo, ni uno solo de los pasajeros del Metro en general ¡ªy en particular, los viajeros de la L¨ªnea 12 mal llamada Dorada (si no es que cada uno de los heridos y muertos)¡ª ha fallado jam¨¢s a sus deberes y a sus horarios, al tedio de tener que transportarse de un lado a otro de la ciudad m¨¢s grande del mundo, sin viso alguno de vencimiento por fatiga. Fatigado por deudas como cargas pandeantes, el padre que llevaba a su hijo hoy difunto a comprar un regalo al centro; fatigado, el transe¨²nte al volante que pereci¨® por ca¨¦rsele encima la polvareda y el peso de tanta imperdonable errata: el puente que se pandea en plena pandemia, cuando se pudo haber invertido en mantenimientos y reestructuraciones forzando, incluso, la reclusi¨®n de los miles de mexicanos que no se pueden quedar confinados, los que viven debajo de los puentes inseguros y los que transitan como sombras por las endebles v¨ªas de una nervadura fatigada que se coagula y constipa constantemente con c¨ªclicos brotes de colesterol en la construcci¨®n de sus arterias y estorban o paran en seco las v¨ªas por donde repta la serpiente naranja sobre el inmenso valle como piedra de sacrificios, labrada con todos los nombres y apellidos de las v¨ªctimas que lo habitan desde siglos, cuyos cr¨¢neos se van acumulando en el tzompantli de la conciencia para que conste que el ciclo ejemplar de tantas miles de vidas buenas, an¨®nimas, m¨¢rtires y hartas¡ jam¨¢s presentan falla alguna por fatiga.
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