Los patrones no entienden
Los empresarios est¨¢n seguros de que pueden convencer al trabajador de votar contra Morena sin primero cambiar ellos mismos. No entienden nada
Esta semana un consultor de marketing propuso que los empresarios utilizaran lenguaje popular para convencer a sus trabajadores de votar contra Morena. La propuesta, puesta a disposici¨®n de la comunidad empresarial en un medio cuya subscripci¨®n anual equivale a 34 d¨ªas de salario m¨ªnimo, se volvi¨® viral entre las ¨¦lites. Empresarios en todo M¨¦xico lo celebraron. Les pareci¨® un extraordinario ejemplo de c¨®mo se debe ¡°codificar el mensaje¡± para la clase trabajadora.
El mensaje, sin embargo, lejos de ser un ejemplo, es una ofensa a la inteligencia del trabajador mexicano, una declaraci¨®n de incompetencia por parte del empresariado y peor a¨²n, un s¨ªntoma de que gran parte de la oposici¨®n a Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador sigue sin entender por qu¨¦ perdieron. Todo a 11 d¨ªas de la elecci¨®n.
Hay varios tropezones en la propuesta. El m¨¢s grave es que los patrones mexicanos parecen convencidos de que los trabajadores deben estarles agradecidos por tener trabajo. Y usan ese supuesto agradecimiento como argumento de que los trabajadores deben votar en favor de los intereses del empresariado.
Esta falacia (por cierto, una forma de movilizaci¨®n pol¨ªtica t¨ªpica de la mafia del siglo XX) descansa sobre la premisa de que el trabajador no podr¨ªa tener una mejor situaci¨®n econ¨®mica que su trabajo actual. Pero en M¨¦xico, todos los datos muestran lo contrario.
Los trabajadores mexicanos s¨ª podr¨ªan estar mejor y mucho mejor. En el pa¨ªs, la utilidad de una empresa se distribuye desproporcionalmente en favor de los empleadores y en detrimento de los empleados. Mientras que en los pa¨ªses de la OCDE el 68% del valor generado por las empresas se paga a los empleados, en M¨¦xico se paga solo el 33%. Esto lo convierte en uno de los pa¨ªses del mundo donde los empresarios son m¨¢s voraces y se quedan con una mayor parte del pastel. En Europa, por ejemplo, el 74% del valor creado por una empresa se paga a los empleados.
A todas luces, si el inter¨¦s pol¨ªtico de los empresarios mexicanos es mantener esta situaci¨®n de voraz desproporcionalidad, el trabajador deber¨ªa votar exactamente en contra.
Un segundo tropiezo es enga?ar a los trabajadores dici¨¦ndoles que quienes reciben programas sociales son flojos. Esto no solo es mentira (los programas de transferencia directa benefician a personas productivas: estudiantes, aprendices y productores agr¨ªcolas), sino que oculta el hecho de que el principal benefactor del Estado de Bienestar mexicano tal cual est¨¢ estructurado es el empresario.
Como han mostrado los estudios de Santiago Levy, vicepresidente del Banco Interamericano de Desarrollo hasta el 2018, el sistema de seguridad social mexicano est¨¢ estructurado de forma que permite la supervivencia de millones de empresas improductivas y que de no ser por ello, desaparecer¨ªan. M¨¢s a¨²n, los programas sociales permiten que los sueldos sean bajos porque dan acceso a la salud a empleados informales que, de otra forma, demandar¨ªan que los empleadores pagaran por su atenci¨®n m¨¦dica. Es decir, si alguien se est¨¢ beneficiando de los programas sociales es el empresario malo y flojo.
Un ¨²ltimo error es asumir que las duras condiciones del trabajo en M¨¦xico son irreductibles y no est¨¢n relacionadas con los empleadores. En su propuesta, los trabajadores se empe?an en convencer a los trabajadores de que hacer ¡°tres horas a la chamba [al trabajo]¡± por la falta de transporte p¨²blico y llegar habiendo desayunado ¡°un atole¡± y ¡°a veces ni eso¡± es normal, es parte de la vida, y que se hace as¨ª para darle ¡°un mejor futuro para sus hijos¡±.
Pero no es as¨ª. Ni tiene por qu¨¦ ser as¨ª. Si esto sucede es porque el patr¨®n no est¨¢ contribuyendo su justa parte en impuestos para el pago de servicios p¨²blicos. En M¨¦xico, las empresas evaden el 30% del IRS y el 16% del IVA. Esa evasi¨®n, que se convierte en riqueza para los empresarios, impide tener transporte digno y un programa de vivienda mixta. Peor a¨²n, es un insulto que se normalice el hecho de que los trabajadores no tengan recursos para un desayuno integral. En M¨¦xico el 39% de los trabajadores viven en esa situaci¨®n y el empresariado deber¨ªa estar abiertamente en contra de ello. No lo est¨¢n porque el empresariado mexicano tiene una falta de visi¨®n cr¨®nica. Y se han acostumbrado por d¨¦cadas a beneficiarse de tener trabajadores precarios.
Es momento de que el empresariado abra los ojos. M¨¦xico necesita consolidar de manera urgente una oposici¨®n pensante y emp¨¢tica que le d¨¦ batalla a Morena en el terreno electoral y de las ideas.
Ello requiere proponer formas en las que los partidos pol¨ªticos opositores a Morena apoyar¨¢n al trabajador. Morena ha hecho muchas e importantes cosas por los trabajadores. Ha aprobado una ley laboral hist¨®rica para favorecer la libertad sindical, un tratado de libre comercio que demanda la implementaci¨®n de dicha ley y un incremento al salario m¨ªnimo del 48% en tres a?os. El empresario debe ser claro en c¨®mo continuar¨¢ y mejorar¨¢ estas batallas.
Tambi¨¦n es importante que los grupos empresariales marquen distancia con empresarios corruptos, monopolistas, cronistas o abusivos. Si los empresarios no quieren seguir siendo ¡°estigmatizados¡± por la sociedad como un grupo de explotadores, deben pintar diferencias. No lo hacen porque est¨¢n capturados. Las organizaciones gremiales patronales viven en gran medida de las cuotas que pagan los empresarios monopolistas y cronistas. Esto es un error estrat¨¦gico grave. El empresario debe sacar a estas empresas de sus organizaciones gremiales y posicionarse al frente de evidenciar, con nombre y apellido, quienes son los empresarios explotadores.
Y finalmente, el empresario tambi¨¦n debe hacer introspecci¨®n y preguntarse por qu¨¦ piensan que sus trabajadores no entienden el idioma espa?ol a menos de que se les aderece con palabras ¡°de barrio¡±. Una de las recomendaciones del consultor a los empresarios era que al hablar con sus empleados se substituyeran palabras como casa por ¡°cant¨®n¡±, dinero por ¡°lana¡± y salario por ¡°chivo¡±. La intenci¨®n era usar frases populares como ¡°derecha la flecha¡± o ¡°no la chifles¡± para que el empleado se convenciera de que el patr¨®n comparte sus intereses.
?Qu¨¦ tuvo que haber pasado para que el empleador se considere tan superior a los empleados que los piense incapaces de comprender un lenguaje normal? O peor a¨²n, que los piensa incapaces de darse cuenta de que el patr¨®n no habla as¨ª nunca, m¨¢s que cuando se les acerca a ellos.
Yo alguna vez tuve un trabajo manual de muy bajo nivel de ingreso. Recuerdo que luego de una semana de arduo trabajo, el empleador me entreg¨® mi uniforme con un discurso rid¨ªculo que buscaba generarme orgullo por recibirlo. ¡°Este se?or piensa que somos idiotas¡± me dije al terminar la ceremonia, ¡°el uniforme nos lo da porque no le gusta nuestra ropa¡±. Y en efecto, con el salario que nos pagaba no nos alcanzaba para vernos muy bien ante el cliente.
El empresariado en M¨¦xico debe dejar de hacer rid¨ªculos para convencer al trabajador y debe comenzar a verlo como un ser pensante. Quien tiene mucho que aprender y cambiar es el empresario.
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