El conformismo del posneoliberalismo mexicano
A tres a?os, el sexenio de L¨®pez Obrador se celebra a s¨ª mismo como ¡°posneoliberal¡±, inadvertidamente mostrando con ello sus derrotas
A la mitad del sexenio la 4T se proclama posneoliberal. Con ello se jacta de haber terminado con la ¡°larga noche neoliberal¡± y de dar paso a la implementaci¨®n de pol¨ªticas que empoderan al Estado y que ponen al frente las necesidades de los m¨¢s pobres.
Es verdad que L¨®pez Obrador ha cambiado al Gobierno para bien en muchos aspectos. Su Administraci¨®n ha aumentado en 73% el salario m¨ªnimo que beneficia a seis millones de trabajadores, ha incrementado en 13% el gasto social en provisi¨®n y prestaci¨®n de servicios p¨²blicos, as¨ª como programas sociales y subsidios, y ha aumentado de manera hist¨®rica el gasto en salud del IMSS-Bienestar. Tambi¨¦n ha regulado el outsourcing al punto de reducirlo en 75% en el sector manufacturero y ha aumentado en 37% de la recaudaci¨®n de las grandes empresas.
Sin embargo, a¨²n a pesar de estos cambios, en este ensayo muestro que estamos lejos de haber dejado atr¨¢s los peores abusos de las pol¨ªticas neoliberales.
Para hacerlo, defino qu¨¦ es el neoliberalismo y c¨®mo fue implementado en M¨¦xico, describo las pol¨ªticas llamadas ¡°posneoliberales¡± que el Gobierno est¨¢ implementando, muestro que dichas pol¨ªticas no han sido suficientes para dejar atr¨¢s los vicios m¨¢s grandes del neoliberalismo mexicano y planteo qu¨¦ tipo de pol¨ªtica necesitamos para hacerlo.
La larga noche neoliberal
El capitalismo y el neoliberalismo no son lo mismo, y no todo capitalista es neoliberal. El capitalismo es un sistema econ¨®mico donde la demanda y la oferta fijan libremente los precios motivados por la obtenci¨®n de ganancias de individuos privados.
El neoliberalismo, en cambio, es simplemente una forma de hacer las cosas dentro del capitalismo. Es decir, una serie de reglas que dictan c¨®mo deben actuar los gobiernos y los privados para, supuestamente, maximizar el crecimiento econ¨®mico. Para los privados, estas reglas son la desregulaci¨®n, la apertura comercial y el libre flujo de capitales financieros. Para los gobiernos la regla es reducir el tama?o del Estado mediante privatizaciones y austeridad, esto es, llevando al m¨ªnimo el cobro de impuestos, los d¨¦ficits fiscales y la deuda p¨²blica.
El neoliberalismo es un dogma y una teor¨ªa, no es un mecanismo probado para lograr el crecimiento o el bienestar de las personas. De hecho, el neoliberalismo ha sido un fracaso, generando demasiado poco crecimiento econ¨®mico y un ensanchamiento grosero de la desigualdad.
M¨¢s a¨²n, en M¨¦xico, la implementaci¨®n de la agenda neoliberal fue una hipocres¨ªa. La desregulaci¨®n aplic¨® para algunos, pero no a un pu?ado de empresas cercanas al poder. Los capitales solo fluyeron para los m¨¢s grandes, mientras que las empresas peque?as contin¨²an recibiendo cr¨¦ditos caros de bancas poco competitivas y abusivas.
Como ha mostrado el trabajo de Charles Calomiris y Stephen Haber, profesores de la Universidad de Columbia y Stanford, respectivamente, muchas de las empresas m¨¢s grandes de M¨¦xico en los noventa fueron favorecidas con pr¨¦stamos bancarios a modo, rescates millonarios y pol¨ªticas de desarrollo que solo funcionaban para ellas, y no a las empresas medianas o peque?as. La desregulaci¨®n fue m¨¢s bien regulaci¨®n a modo. El Estado peque?o existi¨® para la mayor¨ªa, pero no para los m¨¢s ricos.
Por su parte, la austeridad fue una asesina. Por d¨¦cadas los neoliberales asesinaron al Estado para convertir a los gobiernos en testigos de problemas sociales que no pod¨ªan resolver.
El posneoliberalismo de Obrador
Hoy L¨®pez Obrador nos ha dicho que termin¨® con la hipocres¨ªa neoliberal, pero la realidad es que pocas de las prescripciones del neoliberalismo han sido erradicadas.
Las razones son varias. Algunas prescripciones, como la apertura comercial, no son malas ideas y no habr¨ªa raz¨®n para terminarlas. Otras no dependen de M¨¦xico, como el libre flujo de capitales. Otras m¨¢s, y esto es lo m¨¢s preocupante, simplemente no han terminado porque el Gobierno no lo ha considerado una prioridad.
As¨ª, la protecci¨®n a las empresas grandes contin¨²a. En el consejo asesor de L¨®pez Obrador se encuentran los grandes potentados de M¨¦xico, los mismos que han sido favorecidos por su cercan¨ªa con el poder por d¨¦cadas. Nuestros ultra-ricos extractivos, no-competitivos y explotadores.
El Estado s¨ª est¨¢ recaudando m¨¢s de los m¨¢s ricos, pero no lo suficiente como para eliminar la austeridad neoliberal. De hecho, actualmente, L¨®pez Obrador solo recauda 1,1 puntos porcentuales del PIB m¨¢s que Pe?a Nieto. En cambio, Pe?a Nieto durante sus primeros tres a?os aument¨® la recaudaci¨®n en 4,4 puntos porcentuales. Manteniendo la recaudaci¨®n baja, el rol del estado con L¨®pez Obrador ha sido suficiente.
Con respecto al trato preferencial de los empresarios ultra-grandes, si bien ante la crisis del 2020 el Gobierno no los apoy¨®, tampoco apoy¨® de manera significativa a casi nadie, y con ello, se permiti¨® que, nuevamente, solo los empresarios m¨¢s grandes sobrevivieran. As¨ª, el 80% de las empresas que antes de la pandemia eran las m¨¢s importantes de M¨¦xico, de acuerdo con el ranking de la revista Expansi¨®n, continuaron si¨¦ndolo despu¨¦s de la pandemia. En cambio, un mill¨®n de empresas peque?as y medianas quebraron durante la pandemia.
No solo eso, la banca abus¨® de nosotros durante la pandemia pues la regulaci¨®n a modo se mantuvo inc¨®lume. Entre marzo de 2020 y febrero de 2021, la tasa de inter¨¦s para pr¨¦stamos personales fue de 43,3%. Esto es 4,7 puntos mayor que la tasa en el mismo periodo un a?o antes, seg¨²n datos oficiales de Banxico. M¨¦xico es el pa¨ªs con las tasas de inter¨¦s m¨¢s altas para cr¨¦ditos personales m¨¢s alta de 15 pa¨ªses incluidos en un estudio publicado por el Instituto Belisario Dom¨ªnguez del Senado.
El conformismo del posneoliberalismo
Al balance de mantener las cosas casi igual que antes se le ha llamado posneoliberalismo. Es decir, pol¨ªticas p¨²blicas que act¨²an al margen del modelo econ¨®mico neoliberal, asumiendo que un cambio m¨¢s ambicioso e innovador es imposible.
El posneoliberalismo es un t¨¦rmino acu?ado durante la marea rosa y que se usa principalmente en Latinoam¨¦rica. Se refiere a pol¨ªticas p¨²blicas que pueden establecerse, condicionales al neoliberalismo. Asumiendo su presencia como infranqueable.
As¨ª, el posneoliberalismo en muchos casos se ha prestado a promover soluciones incompletas y poco profundas a los principales problemas que aquejan a nuestro pa¨ªs. Por ejemplo, se habla de utilizar la austeridad para combatir la austeridad. Es decir, de que ser austero con los sueldos de los puestos de altos del Gobierno va a crear mayores recursos para el Estado, cuando en realidad los sueldos son recortes marginales y M¨¦xico, aun con ellos, contin¨²a siendo el pa¨ªs con menor gasto social de la OCDE.
Tambi¨¦n se habla de utilizar a la banca, en particular a Banco Azteca, para distribuir las transferencias en efectivo del Gobierno, aceptando con ello que millones de personas de bajos recursos se bancaricen con una instituci¨®n conocida por el cobro de tasas de inter¨¦s alt¨ªsimas. De acuerdo con Banxico, la tasa promedio por cr¨¦ditos personales en Azteca es de 60%, un fen¨®meno que sucede primordialmente porque no se tiene una regulaci¨®n bancaria inteligente que permita m¨¢s competencia en el sector. Un Gobierno m¨¢s ambicioso regular¨ªa mejor a la banca en vez de solo promover su uso tal cual est¨¢.
As¨ª mismo, el posneoliberalismo ha justificado el tener un Gobierno que solamente otorga transferencias en efectivo, en vez de buscar tener un Estado que brinde servicios p¨²blicos de primera. El hecho de que la pol¨ªtica social se limite a dar dinero en efectivo es parte de ese mismo estado m¨ªnimo neoliberal que ya ni guarder¨ªas quiere administrar.
La ¨²nica raz¨®n por la que hablamos de posneoliberalismo es porque carecemos de formas de imaginar un pa¨ªs distinto. Nuestro Gobierno ha quedado cooptado, empeque?ecido, e incapaz de imaginar o ambicionar un M¨¦xico distinto.
La tarea pendiente
L¨®pez Obrador o nuestros futuros gobiernos deben tener el coraje para cambiar a M¨¦xico de ra¨ªz, cambiar las reglas del juego, no solo darlas por sentadas. Esto implica cambiar la forma en la que trabajamos, hacemos negocios y pagamos impuestos.
Habr¨¢ que cambiar las reglas para que exista una nueva ley laboral que responda a las necesidades actuales y que elimine las cuotas de seguridad social para sustituirlas con impuestos progresivos al ingreso y al capital. Tambi¨¦n es necesario regular mejor a la banca, implementar leyes de morosidad y profesionalizar al emprendedor por medio de educaci¨®n especializada. Finalmente, tambi¨¦n se deber¨¢n implementar impuestos a la riqueza, a las herencias mayores a cinco millones de d¨®lares, aumentar las tasas de ISR que pagan los ultra-ricos y reducir la capacidad de los ricos para eludir el pago de impuestos.
Pero, sobre todo, habr¨¢ que desterrar la idea de que el mercado se regula solo, porque lo que llamamos ¡°mercado¡±, no es un ente independiente, sino reglas de intercambio y cooperaci¨®n creadas por nosotros. El mercado es en realidad una serie de mecanismos de interacci¨®n formales e informales que, en el caso de M¨¦xico, han sido hechos para favorecer a unos cuantos, en detrimento del resto. Y que ya va siendo hora de cambiar para hacer crecer a las clases medias y reducir la pobreza.
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