Chente y el elixir de la mexicanidad
Vicente Fern¨¢ndez fue un ¡®crooner¡¯ en traje de charro. El mariachi dej¨® de ser m¨²sica de j¨®venes para ser el canon de la m¨²sica de la gran familia mexicana.
El d¨ªa de la Virgencita de Guadalupe se nos va Chente. Qu¨¦ dram¨¢tico fin. Como en una de sus pel¨ªculas, solo queda mostrar los cr¨¦ditos finales y bajar el tel¨®n. No esperaba menos. Se nos va el ¨²ltimo del gang en caer. Vicente Fern¨¢ndez. De los Fern¨¢ndez de Guadalajara. Criador de caballos enanos, y a¨²n m¨¢s importante, arquitecto de la quinta esencia mexicanista.
Ya quedan muy pocos. Ya est¨¢n en el cielo gran parte de los Sgt Peppers de la m¨²sica mexicana: Chente junto Lucha Villa, Antonio Aguilar, Pedro Infante, Jorge Negrete, Javier Sol¨ªs, Chavela Vargas y por supuesto Jos¨¦ Alfredo.
Vicente fue un crooner en traje de charro. Int¨¦rprete de las canciones m¨¢s sentidas que apachurran el coraz¨®n de los mexicanos. Con su voz llena de l¨¢grimas. A veces p¨ªcaro, rom¨¢ntico empedernido. So?ador y aventado. Guapo y bigot¨®n.
Chente fue parte de una segunda generaci¨®n de mariachis del cine y la televisi¨®n. Aunque mucha de su personalidad era cercana a la de Pedro Infante y Jorge Negrete, siempre fue m¨¢s un mariachi de rancher¨ªa y menos de ciudad. Sus portadas reflejaban eso; con caballos o en su establo con sus animales. Un badass charro: una suerte de John Wayne de Jalisco. Bling bling rural.
Como muchos de los grandes cantantes de su ¨¦poca, vimos c¨®mo Chente pas¨® de ser un cante de a pie (o en su caso de a caballo) a llevar a nuevas alturas el espect¨¢culo mariachi. Lo convirti¨® en una cosa desapegada de la juventud y mas cercana a un espect¨¢culo familiar. El mariachi dej¨® de ser m¨²sica de j¨®venes para ser el canon de la m¨²sica de la gran familia mexicana.
Para Chente, su m¨²sica deb¨ªa de ser un rito lujoso donde los cantantes eran casi deidades, acompa?ados por 50 mariachis en traje de charro, como orquesta de Hollywood en escenarios majestuosos como el Auditorio Nacional o inclusive, en su m¨ªtico concierto de despedida en el Estadio Azteca.
Chente tuvo una carrera largu¨ªsima que lo convirti¨® en el m¨¢s grande Mariachi Superstar. Nadie como ¨¦l supo conectar con los mexicanos migrantes en Estados Unidos. Fue de los primeros en pensar que M¨¦xico y su vecino somos un solo pa¨ªs. O por lo menos, todos hablamos espa?ol y compramos tickets
Cuando pienso en Vicente, pienso en ese M¨¦xico en franca erosi¨®n. En el M¨¦xico pri¨ªsta controlado por Televisa. En el M¨¦xico pre-TLC. En un pa¨ªs de grandes monolitos. En un pa¨ªs de dos sabores. O eras pro PRI o contra PRI. O eras pro Fern¨¢ndez o eras pro Aguilar. Un M¨¦xico de rancher¨ªas y de tradiciones. Un M¨¦xico de machos con sus mujeres como trofeo.
Chente no dejaba de cantar hasta que se acabaran los aplausos. Siempre tuvo una gran generosidad en sus conciertos. No creo que su muerte signifique que se se hayan acabado esos aplausos. Tal vez, ¨²nicamente se retir¨® a descansar mientras se acababa una botella m¨¢s de tequila.
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