Hora de definiciones
Ejercer el periodismo es un compromiso que se asume en lo personal, pero que en la actual coyuntura obliga a reflexionar, y decidir, qu¨¦ hacer para garantizar la libertad, de unas y otros, para publicar los hallazgos que la sociedad necesita
El lunes, el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador: ¡°Loret de Mola, ya lo dije, es un golpeador, un mercenario, sin ideales, sin principios¡±.
El martes, el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador: ¡°Ayer no le gust¨® a Loret de Mola c¨®mo lo defin¨ª, me falt¨® una palabra. Dije que era un periodista golpeador, mercenario, sin principios y sin ideales; me falt¨®, es un periodista golpeador, corrupto, eso fue lo que me falt¨®, mercenario, sin principios y sin ideales¡±.
El mi¨¦rcoles, el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador: ¡°Loret de Mola ?no?, pues ?con qu¨¦ autoridad moral? Lo repito: periodista, porque le tengo que decir as¨ª, pero sin duda golpeador, corrupto, mercenario, sin ideales y sin principios. Lo ten¨ªan ah¨ª en Televisa, me consta, me dio hasta pena, porque un alto directivo de Televisa se refiri¨® a ¨¦l, a Loret, diciendo qu¨¦ era para Televisa. No lo puedo repetir aqu¨ª, lo m¨¢s suave es decir un golpeador que tenemos aqu¨ª, o un porro; pero no me dijo eso, me dijo una cosa que no la puedo repetir, un alto, alto funcionario, de para qu¨¦ les serv¨ªa¡±.
El presidente cerr¨® los d¨ªas h¨¢biles de la semana sumando descalificaciones contra otra periodista. Esto dijo L¨®pez Obrador el viernes: ¡°Carmen Aristegui, que tambi¨¦n enga?¨® durante mucho tiempo, mucho tiempo. Yo conoc¨ª gente que ve¨ªan en Carmen Aristegui al modelo de comunicaci¨®n a seguir, la paladina de la libertad. Una vez unos se?ores grandes, un se?or espa?ol casado con una se?ora mexicana, ya grandes los dos, pero de esos que escuchan la radio, todos los programas, muy simpatizante. Entonces, de repente que yo hice un comentario, les digo: ¡®Pues tengan cuidado, porque no es as¨ª lo de Carmen¡¯. ¡®?No! ?C¨®mo nos va a decir eso, c¨®mo nos va a decir eso!¡¯, ofendidos. Y me quieren y yo los quiero much¨ªsimo, pero no, era muy venerada. Muri¨® el se?or espa?ol y ah¨ª est¨¢ la se?ora, muy luchadora, de Guadalajara. Pero much¨ªsima gente as¨ª y no, no, no, o sea, a la hora de las definiciones se fue, o as¨ª pensaba siempre, pero simulaba, est¨¢ a favor del bloque conservador. Todos estos reportajes calumniosos, manejados por Carmen Aristegui¡±.
As¨ª se refiere el presidente de los Estados Unidos Mexicanos a dos periodistas. Adem¨¢s de las palabras denostativas, rotundas por s¨ª solas, el mandatario imprimi¨® en cada caso un tono que acentuaba su inquina, su desprecio por la labor y la persona de esos dos comunicadores. Hay que consignar para la posteridad estos ataques. Para nada los primeros, ni contra ellos ni contra otros colegas, pero igualmente graves.
M¨¢s graves si tenemos en cuenta que: en M¨¦xico se asesinan periodistas como en casi ning¨²n pa¨ªs del planeta; en M¨¦xico est¨¢ consagrada en la ley la libertad de prensa; constitucionalmente, en M¨¦xico ninguna autoridad puede coartar esa libertad, y en M¨¦xico el presidente, su Gobierno e incluso sus familiares mayores de edad, est¨¢n sujetos al escrutinio p¨²blico. Porque as¨ª es la democracia. Aunque a L¨®pez Obrador no les guste. La cosa que en com¨²n tienen hoy Loret y Aristegui es que recientemente en sus plataformas fue difundida, y comentada con profusi¨®n, la manera en que vive en Houston, junto con su esposa, el primog¨¦nito del presidente.
A falta de pruebas de alguna ilegalidad en ese modus vivendi, as¨ª como de una investigaci¨®n de entidad oficial por alg¨²n presunto conflicto de inter¨¦s, por ser ella una funcionaria de petroleras y haber vivido en aquella ciudad texana en casa de un ejecutivo de una empresa contratista de tiempo atr¨¢s de Pemex, la revelaci¨®n subrayaba, si algo, la disparidad entre el discurso de austeridad que promueve L¨®pez Obrador y la forma en que vive su v¨¢stago. Y esa denuncia, dada a conocer hace 10 d¨ªas, ha desatado la iracunda respuesta del presidente, que se ha lanzado contra esos periodistas de una forma desaforada, a un nivel poco visto en quien ha hecho de atacar a la prensa un h¨¢bito cotidiano.
Los denuestos presidenciales ameritan varias preguntas en voz alta. ?Qu¨¦ consecuencias tendr¨¢n para el ejercicio de la libertad de prensa en M¨¦xico? ?Qu¨¦ riesgo suponen para esos periodistas en concreto? ?Qu¨¦ har¨¢n a partir de esa andanada los seguidores del presidente? ?Qu¨¦ deben hacer Loret, Aristegui y el gremio? ?Qu¨¦ tipo de convivencia democr¨¢tica se puede esperar en un pa¨ªs donde el jefe del Estado responde a una publicaci¨®n no con desmentidos puntuales, sino con descalificaciones personales? ?Por qu¨¦ callan el gabinete y la jefa de Gobierno ante la descalificaci¨®n de Carmen, una periodista vista con una bien ganada simpat¨ªa por los progresistas? ?D¨®nde qued¨® la amistad de esos que antes iban a casa de Aristegui a festejarla y que hoy, desde sus trabajos en el Gobierno, callan sobre los ataques contra ella?
Reiterar: lo visto en esta semana no es del todo nuevo, pero es grave. ?Es m¨¢s grave que antes o la repetici¨®n lo hace menos delicado? ?D¨®nde est¨¢ la l¨ªnea de alerta de que el presidente ha ido m¨¢s all¨¢ de lo premisible, de lo tolerable, de lo democr¨¢tico? ?Cu¨¢ndo se rebas¨®? ?A costa de qu¨¦ son esos excesos verbales y de autoridad? O, puesto de otra manera, ?es consciente L¨®pez Obrador de lo que hace y de lo que puede provocar, adem¨¢s de aislamiento al trabajo period¨ªstico, al atacar a la prensa?
Esto no es sobre dos periodistas, por visibles que sean. Para empezar, porque no solo los atac¨® a ellos esta semana. El modus operandi lopezobradorista contra la prensa incluye la descalificaci¨®n recurrente de Denise Dresser, a la que anula incluso antes de llenarla de ep¨ªtetos: es com¨²n que haga como que olvida el apellido de la articulista, o menciona ¡°por error¡± en su lugar a la periodista Denise Maerker, lo que tiene que ser visto como una estrategia expansiva de desprestigio: las dos Denise por el precio de una. Y as¨ª se sigui¨®, con Sergio Aguayo y con El Universal y Reforma, con la misma Televisa. Y, otra vez, solo estoy hablando de algunos de los atacados esta semana.
El ejercicio de la prensa en M¨¦xico no est¨¢ libre de defectos, agendas personales, carencias y, por supuesto, partidismo. Nuestro medio period¨ªstico, a pesar de las aportaciones que en d¨¦cadas han hecho voces y plumas meritorias, arrastra defectos de un tortuosa, sino que corrupta, relaci¨®n con el poder.
Entre otras aspiraciones de mejora, la llegada a la presidencia de L¨®pez Obrador tambi¨¦n supon¨ªa la oportunidad de establecer nuevas reglas en esa relaci¨®n ¡ªmenos discrecionalidad en la entrega de publicidad oficial, menos ¡°no te pago para que me pegues¡±, por ejemplo¡ª. M¨¢s transparencia y menos espionaje, tambi¨¦n. No ha sido el caso. El Gobierno de Andr¨¦s Manuel destina menores recursos a la propaganda, es cierto, pero estos se entregan a dedo: el presidente es igual que sus antecesores: consiente a amigos.
Pero la elecci¨®n de 2018 no significaba, en forma alguna, que las y los periodistas dar¨ªan a este Gobierno un beneficio de la duda que se tradujera en dejar de investigar dispendios o desv¨ªos, errores y fallas en pol¨ªticas p¨²blicas, por m¨¢s bien intencionadas que ¨¦stas fueran; y por supuesto, frente a una administraci¨®n que se cree transformadora no es antipatri¨®tico, sino al contrario, reportar las negligencias, los abusos y los delitos de los de Morena en el uso del presupuesto y los cargos p¨²blicos.
Igualmente, la conducta de este presidente, su equipo y su familia es materia de escrutinio porque es una sana pr¨¢ctica desde pasados sexenios. Es as¨ª porque la sociedad y la prensa mexicanas conquistaron el derecho a investigar todo lo p¨²blico ¡ªque incluye a los ¡°orgullos del nepotismo¡±, para seguir con las citas de L¨®pez Portillo¡ª, y eso no iba a cambiar en este Gobierno, aunque al presidente le enerve, aunque ¨¦l se diga diferente. Y es que, de alguna manera, L¨®pez Obrador cosecha parte de lo que ¨¦l sembr¨®. El sano ejercicio de la cr¨ªtica fue usado por periodistas y por ¨¦l para denunciar el despilfarro y la frivolidad en los tiempos recientes.
El comunicado b15-053 de Morena, fechado el 8 de abril de 2015, lleva por t¨ªtulo: ¡°Se averg¨¹enza L¨®pez Obrador que Enrique Pe?a y Ang¨¦lica Rivera se comporten como nuevos ricos¡±. El arranque de ese bolet¨ªn consigna lo siguiente: ¡°Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador manifest¨® que le da verg¨¹enza que Ang¨¦lica Rivera y el priista Enrique Pe?a Nieto se comporten como nuevos ricos y lament¨® que haya tanta corrupci¨®n, impunidad, desverg¨¹enza, extravagancias y fantocher¨ªas por parte de quienes ostentan el poder en M¨¦xico. (...) Y puso de ejemplo que las c¨¢maras de la empresa Telemundo capt¨® (sic) a la esposa del priista Enrique Pe?a Nieto, Ang¨¦lica Rivera y sus hijas al entrar en tiendas machuchonas de Beverly Hills, California, Estados Unidos, donde las prendas de vestir son costos¨ªsimas y donde van a comprar los potentados del mundo. (¡) En Milpa Alta, L¨®pez Obrador plante¨® que deber¨ªan de renunciar Enrique Pe?a Nieto; los secretarios de Hacienda, Luis Videgaray y del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida, entre otros, por utilizar sus cargos para llevar a cabo actos de corrupci¨®n, de derroche, de despilfarro y obtener privilegios¡±.
Esta es, por supuesto, solo una de las incontables ocasiones en que desde la oposici¨®n el hoy presidente denost¨®, seg¨²n el citado bolet¨ªn, ¡°las extravagancias de los peque?os faraones acomplejados y corruptos como Enrique Pe?a y otros¡±: entre muchos otros criticados por el tabasque?o estuvieron hijos de pol¨ªticos, como los de Marta Sahag¨²n, o el de Jos¨¦ Murat, Alejandro, hoy gobernador de Oaxaca. En referencia a estos ¨²ltimos, y en el pre¨¢mbulo electoral de hace seis a?os en esa entidad, L¨®pez Obrador dijo en enero de 2016: ¡°Luego que se dedican a robar, se les premia. Se sabe que su hijo [Alejandro Murat] tiene departamentos de lujo en Nueva York; quieren seguir saqueando el Estado¡±.
Muchas de las denuncias que como opositor Andr¨¦s Manuel formul¨® tuvieron origen en revelaciones period¨ªsticas que ¨¦l retomaba; y tambi¨¦n ocurr¨ªa que sus denuncias sobre corrupci¨®n y dispendio eran replicadas por m¨²ltiples medios locales, nacionales e internacionales.
Sin propon¨¦rselo, la prensa fue aliada de quien propon¨ªa un M¨¦xico donde los excesos de la ¨¦lite fueran no solo acotados sino mal vistos. Las cr¨ªticas de L¨®pez Obrador a la forma fr¨ªvola en que se comportaban gobernantes y sus familias encontraba eco en una sociedad harta del saqueo de la naci¨®n para enriquecimiento de las cortes sexenales.
¡±La corrupci¨®n es el principal problema de M¨¦xico¡±, dijo el pol¨ªtico en Torre¨®n en enero de 2015, ¡°y solo con un Gobierno honrado saldremos de la decadencia. Cuando triunfe nuestro movimiento voy a pedirle a organizaciones de filantrop¨ªa que compren la Casa Blanca de Pe?a Nieto para convertirla en museo y mostrar c¨®mo viv¨ªan los pol¨ªticos corruptos en la ¨¦poca del PRIAN¡±.
Esa Casa Blanca hoy no es museo, pero las noticias de otras casas han acaparado espacios medi¨¢ticos y redes sociales, y si no ah¨ª est¨¢n las de Bartlett.
En 2018 la ciudadan¨ªa premi¨® con el voto a quien formul¨® promesas de renovaci¨®n, a quien propuso un nuevo est¨¢ndar, uno donde se ofrec¨ªa un comportamiento virtuoso que sin embargo ha sido abollado por videos, denuncias y sentencias que exhiben c¨®mo hermanos y colaboradores de este presidente lo mismo reciben sobres con efectivo que descuentan ilegalmente diezmos a bur¨®cratas.
Ha sido la prensa, esa que tantas veces sirvi¨® de veh¨ªculo al discurso lopezobradorista, la que ha dado cuenta de las fallas e inconsistencias del actuar de este gobierno y del entorno de Andr¨¦s Manuel. Pero ¨¦l est¨¢ decidido a no permitir que los mexicanos se enteren por s¨ª solos. El presidente que antes atizaba la denuncia period¨ªstica ahora la toma contra el mensajero.
El recuento de la semana incluye otras denostaciones a la prensa, a la que se le ve como ariete de los adversarios: ¡°Ya pueden lanzarse con las campa?as m¨¢s fuertes y armonizarse, agruparse entre todos y atacarnos e inventar hacer un periodismo mercenario. No pasa nada, nada, nuestro escudo es la honestidad y es nuestra conciencia¡±.
Para los periodistas en general tuvo otras lindezas el presidente esta semana: record¨® al maderismo al comparar al hoy con aquellos tiempos: ¡®Le muerden la mano al que les quit¨® el bozal¡¯; por si hubiera duda agreg¨® la referencia de que ¡°periodistas e intelectuales¡± ¡°luego se volvieron huertistas¡±. Y hasta en el aquelarre nada diplom¨¢tico con Panam¨¢ recomend¨® un libro de Greene para ilustrar c¨®mo los periodistas ¡°se convierten en inquisidores¡±.
Es hora de definiciones, dijo al menos en dos ocasiones esta misma semana el presidente. En una de ellas para reclamar el comportamiento de Aristegui, de la que seguro esperaba, como antes ha dicho de Proceso, sumisi¨®n con respecto a su Gobierno.
Decirle al pueblo que hay prensa mercenaria y al servicio de sus opositores, que no ha renunciado a pleg¨¢rsele, es una proclama que pretende conculcarle a la naci¨®n el derecho a informarse libremente. Y en esa agenda, pocas semanas como la actual, en donde el abuso ret¨®rico del presidente ha perdido todo l¨ªmite.
S¨ª, es hora de definiciones, seg¨²n lo ha dicho el propio L¨®pez Obrador. ?l lo menciona para someter. Debe ser le¨ªdo para refrendar que ante los ataques del poder, a la prensa le queda un camino, pero tambi¨¦n una obligaci¨®n. Ejercer el periodismo es un compromiso que se asume en lo personal, pero que en la actual coyuntura obliga a reflexionar, y decidir, qu¨¦ hacer para garantizar la libertad, de unas y otros, para publicar los hallazgos que la sociedad necesita.
La hora de las definiciones supone pensar en las rutas que hagan viable, y efectivo, el derecho de la sociedad a tener la informaci¨®n sobre lo que hace y deja de hacer el gobierno lopezobradorista y sus integrantes, incluidos familiares directos y pol¨ªticos.
No ser¨¢ suficiente en estos tiempos que cada cual siga comprometido con su b¨²squeda period¨ªstica individual, o de medio aislado, si el presidente est¨¢ decidido a abusar del poder. Hay un momento in¨¦dito en d¨¦cadas. Hay un ataque sist¨¦mico desde Palacio, en tiempo real y con recursos oficiales, contra la prensa.
Responder desde lo individual permite al mandatario vapulear a los colegas y a su trabajo. A los que fueron atacados esta semana y a otros. A ellos y a todos. Si es cierto que el periodismo solo se entiende como labor colectiva para la colectividad, es la hora de probarlo. Es tiempo de definiciones. Y esas no deben ser establecidas desde la m¨¢xima tribuna.
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