Naj?w. La gram¨¢tica como derecho
El acceso al conocimiento gramatical est¨¢ condicionado por el estatus sociopol¨ªtico de cada idioma. Hay m¨¢s estudios gramaticales de las lenguas hegem¨®nicas que de las que no lo son
Al igual que sucede con la ense?anza de las matem¨¢ticas, la gram¨¢tica tiene generalmente una mala fama de ser ¨¢rida y, en algunas ocasiones, ha sido tildada de ser francamente aburrida. Sin embargo, esta percepci¨®n me parece que deriva de las maneras en las que se ha implementado su ense?anza, yo considero que pocas cosas hay tan apasionantes como saber del funcionamiento de algo tan fundamental como son las lenguas que hablamos. ¡°Mi cerebro sabe de m¨ª, yo no s¨¦ nada de ¨¦l¡± escribi¨® el novelista portugu¨¦s Jos¨¦ Saramago y algo as¨ª podemos decir del sistema gramatical de las lenguas que hablamos. Las lenguas tienen estructuras, sistemas din¨¢micos, paradigmas, en fin, un andamiaje oculto a nuestra percepci¨®n en primera instancia. De las lenguas que hablamos, tenemos conciencia sobre todo de las palabras, pero de las estructuras internas casi nada alcanzamos a distinguir, sabemos qu¨¦ significa ¡°pensar¡± pero no sabemos naturalmente que pertenece al paradigma de la primera conjugaci¨®n.
Podemos usar las lenguas para hablar de tantos aspectos de nuestro mundo interior, de nuestras percepciones y del mundo que nos rodea, pero no conocemos el funcionamiento del sistema ling¨¹¨ªstico que nos permite hacer todo eso. La escritura implica ya tener un conocimiento gramatical b¨¢sico por lo que durante el proceso de alfabetizaci¨®n nos hacemos conscientes de varios aspectos gramaticales. Por ejemplo, los espacios en blanco que voy colocando entre palabras indican que conozco la frontera entre ellas. Mientras hablamos no colocamos silencios entre las palabras, ?c¨®mo sabemos entonces d¨®nde colocar los espacios en blanco cuando las escribimos? El habla es un continuo sonoro que no hace cortes entre palabras, al escribir colocamos esos cortes en forma de espacios en blanco. La frase ¡°voy a ir a leer¡± muestra espacios en blanco entre la palabra ¡°voy¡± y la palabra ¡°a¡± aunque al pronunciarla digamos ¡°voya¡±. Colocar ese espacio en blanco implica el conocimiento gramatical de que ¡°a¡± es una preposici¨®n y una palabra gramaticalmente independiente. Conocer la gram¨¢tica puede ser muy placentero pues nos permite hacer conscientes las estructuras con las que predicamos del mundo y con las que articulamos nuestros pensamientos. Tambi¨¦n es posible comparar estos sistemas, darnos cuenta de que el orden en el que preferentemente colocamos las partes de una oraci¨®n en castellano es Sujeto, Verbo, Objeto mientras que en lengua mixe preferimos el patr¨®n Verbo, Sujeto, Objeto. La gram¨¢tica comparada nos informa de la existencia de lenguas que prefieren las preposiciones mientras que otras prefieren las posposiciones. Las lenguas del mundo despliegan un sorprendente abanico de opciones.
La posibilidad de realizar reflexiones gramaticales y hablar de ellas se encuentra estrechamente relacionada con la funci¨®n metaling¨¹¨ªstica del lenguaje humano. Podemos usar la lengua para hablar de ella misma. Esto no es posible, hasta donde sabemos, para todos los sistemas de comunicaci¨®n. El sistema de comunicaci¨®n que utilizan las abejas para informar a otras sobre la distancia y la direcci¨®n donde se hallan las flores con polen no les permite comunicar sobre las caracter¨ªsticas de ese sistema mismo. La danza con la que se comunica esta especie no puede ser utilizada para comunicarle a otras abejas sobre las caracter¨ªsticas de esa misma danza mientras que la humanidad puede utilizar su sistema de comunicaci¨®n ling¨¹¨ªstico para comunicar sobre las caracter¨ªsticas de ese sistema. En este punto, la po¨¦tica y la gram¨¢tica se tocan en tanto que ambas son de alg¨²n modo metaling¨¹¨ªsticas.
Sin embargo, es posible pasar toda la existencia hablando una lengua sin conocer casi nada de su funcionamiento gramatical, de las estructuras y rasgos que le son propios. El acceso a ese conocimiento gramatical est¨¢ condicionado actualmente por el estatus sociopol¨ªtico de cada idioma. Hay m¨¢s estudios gramaticales de las lenguas hegem¨®nicas que de las que no lo son. Mi propia relaci¨®n con el conocimiento gramatical estuvo, en un principio, atravesada por el proceso de aprendizaje del castellano como segunda lengua. Aun cuando el mixe era mi lengua materna, nada sab¨ªa de su funcionamiento; con siete a?os de edad me ense?aron que el castellano ten¨ªa cinco vocales adem¨¢s de un buen pu?ado de diptongos. Por contraste, a mis 19 a?os segu¨ªa sin saber cu¨¢ntos vocales ten¨ªa mi lengua materna, la lengua con la que cotidianamente me comunicaba con mi familia, con amigos queridos o con la que pod¨ªa expresar y pensar todo lo que necesitara. Con el paso del tiempo y con ayuda del ling¨¹ista Rodrigo Romero, comenc¨¦ un proceso mediante el cual, mediante la aplicaci¨®n de los m¨¦todos necesarios para la descripci¨®n ling¨¹¨ªstica, los aspectos m¨¢s elementales de mi lengua materna se me fueron revelando.
Mi abuela sol¨ªa pedir que grabaran su voz en un cassette para mandarnos cartas auditivas a quienes nos encontr¨¢bamos lejos de ella en la ciudad. Cada s¨¢bado nos reun¨ªamos Rodrigo y yo para escuchar uno de esos cassettes y transcribir las palabras del mixe utilizando el alfabeto fon¨¦tico internacional, un sistema de notaci¨®n que puede servir para todas las lenguas del mundo. Este trabajo, lento y detallado, un trabajo que necesita de establecer an¨¢lisis, contrastes y hacer inferencias, me trajo uno de los mayores placeres y satisfacciones: pude por fin enterarme que mi lengua materna, esa lengua tan familiar, tan ¨ªntima, tan cotidiana, ten¨ªa siete vocales. Con el paso del tiempo, me enter¨¦ de la existencia de un movimiento mixe que trabajaba para ense?ar a leer y escribir en nuestra lengua y pude conocer, por tanto, mucho m¨¢s de las caracter¨ªsticas gramaticales de ella y pude, por fin, aprender a escribir en mixe. Durante estos a?os despu¨¦s de aquel acercamiento inicial, me he ido enterando a trav¨¦s de los estudios de muchos ling¨¹istas mixes y ak?ts (no mixes) de las caracter¨ªsticas gramaticales del mixe, tambi¨¦n he podido ir descubriendo estos rasgos en m¨²ltiples ¡°eurekas¡± emocionados. Estudiar la gram¨¢tica de mi lengua se ha vuelto en un acto significativo que pretende rebelarse contra las condiciones que permitieron que durante 19 a?os no pudiera siquiera enterarme del n¨²mero de vocales que ten¨ªa mi lengua. Derivado de los estudios gramaticales, hemos establecido convenciones para colocar espacios en blanco cuando escribimos en mixe, ahora s¨¦ que debo escribir ¡°yakmen¡± y no ¡°yak men¡± porque yak- es un prefijo y no una palabra independiente. Esto que parece tan establecido para el castellano, ha implicado todo un proceso en el caso de nuestra lengua, de modo que algo tan b¨¢sico como puede parecer la colocaci¨®n de los espacios en blanco en la escritura se convierte en un asunto muy relevante del que tenemos que estar conscientes todo el tiempo al escribir mixe.
Por todas estas razones, trato de compartir el conocimiento gramatical que tengo de mi lengua materna lo m¨¢s que puedo. S¨¦ que ese conocimiento no se nos ser¨¢ dado en las aulas del sistema educativo mexicano, la ense?anza y el estudio de la gram¨¢tica del mixe se hace en espacios alternativos que vamos construyendo en el proceso colectivo de resistencia ling¨¹¨ªstica. Mi deseo es que las ni?as y los ni?os hablantes de mixe tengan el derecho de conocer sobre las caracter¨ªsticas de la lengua que hablan como sucede con la poblaci¨®n infantil hablante de lenguas hegem¨®nicas. De alg¨²n modo, que el acceso a la ense?anza de la gram¨¢tica sea tambi¨¦n un derecho. Desear¨ªa pues, que no tengan que esperar 20 a?os para saber el n¨²mero de vocales de su lengua materna.
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