La ¨²ltima esfera
Deseo una noche buena para todos los que sufren en cl¨ªnicas y hospitales, tanto para los arc¨¢ngeles que los intentan aliviar o atender con algo m¨¢s que villancicos y buenos deseos
Quien va llenando al paso de los meses de todo el a?o el ¨¢rbol de la vida con esferas de sus afectos y descalabros, amores y desencantos o ilusiones y silencios llega a la v¨ªspera de lo que puede ser una noche buena con un pino m¨¢s o menos iluminado por los reflejos de todos los colores posibles. Se le enredan a las ramas los hilos plateados de una cinta brillosa y diversas figuritas policromadas que parecen dijes personalizados de los afectos ausentes. Luego, la escarcha como nieve simulada¡o la pura realidad o resaca de todas las esferas que habitamos.
Conforme pasan las horas y las ansias en cada ¨¢rbol de vida se van rompiendo esferas y esferitas por azar o por accidente. En algunas almas la noche buena transpira al filo de una rama ins¨®lita y abandonada donde solo queda una sola esfera que, por lo general, es morada. Demorada por a?os o enamorada necia, pero morada como hogar de silencio donde cada ni?o de cualquier edad contempla el reflejo distorsionado de su propia soledad y en el desasosiego ante la incertidumbre de un amanecer sin regalos o turrones, en la ansiedad o la culpa por los errores inmediatos. La esfera morada es c¨®ncavo espejo de una cara convexa o bien consternada donde ahora intentar hilar los siguientes deseos.
Deseo una noche m¨¢s o menos buena para la pareja palestina que espera el parto de un ni?a hermosa que no tiene garantizada la vida y deseo una buena noche para la ni?a ucrania que dej¨® un coraz¨®n como vela ilusionada entre los libreros de una librer¨ªa donde trabajaba su madre¡ antes de que ambas tuviesen que volver al territorio de una guerra ajena.
Deseo una noche buena para la mujer que llora a solas bajo el edred¨®n inmaculado donde se le han vuelto pesadillas los fantasmas de sus propios dolores y que sea buena noche para la ni?a que apenas ayer desdibuj¨® una ilusi¨®n que parec¨ªa irrompible. Deseo una noche buena para todos los que sufren en cl¨ªnicas y hospitales, tanto para los arc¨¢ngeles que los intentan aliviar o atender con algo m¨¢s que villancicos y buenos deseos.
Deseo que sea una noche buena para el piloto solitario de una nave que sobrevuela desde la v¨ªspera la larga noche de la Natividad con calendarios trastocados y leyendas improbables, convencido de que palpa con sus alas la estrella luminosa de un aviso feliz para toda la humanidad y que observa a la distancia el l¨¢nguido paso de una caravana de magos y reyes que llevan regalos inconcebibles a un pesebre apestoso donde rumiantes generan calor de divinidad y esperanza para una ni?a reci¨¦n nacida o un ni?o que parece inmortal.
Deseo una buena noche a todas las abuelas vivas y ausentes que logran hacer brillar los ojos a la mesa de sus familias y a los abuelos de mi recuerdo y de mi generaci¨®n que dependemos casi enteramente de la contemplaci¨®n remota de una belleza aleatoria o una sonrisa infantil para justificar otro amanecer. Deseo una noche buena para todos los libros publicados e in¨¦ditos, los millones de lectores de todas las generaciones y todos los idiomas que hoy parecen esfumarse entre la neblina generosa de una tinta compartida aunque invisible.
Deseo una noche buena para quienes ayudan al pr¨®jimo y consideran imprudente provocar un dolor inesperado con palabras o decisiones categ¨®ricas y deseo una buena noche a las legiones de adolescentes o reci¨¦n cumplidos como adultos que ya se sienten due?os de un mundo inasible y a las mujeres que sostienen con inteligencia la defensa de toda su majestad ante todo resto de la necedad machista y deseo una buena noche para la callada mujer que viaja a solas en el ¨²ltimo autob¨²s de la noche y el vagabundo que intenta serenar una noche de paz en el vac¨ªo de un vag¨®n de metro.
Deseo una noche buena para los trenes que sobreviven y para aviones de h¨¦lices, para llaveros entra?ables y u?as largas pintadas de rojo sangre; deseo una buena noche para los coros celestiales y las t¨²nicas de seda, la voz son¨¢mbula de quien ronca levemente y el peque?o Santa Claus que se mece en una silla de juguete. Deseo que a la noche tengan a bien volar los renos que puedan con su peso y que se graben en una cinta interminable las risas a los gritos de todas las ni?as del mundo, las carcajadas de todos los ni?os menores de 74 a?os de edad y que se congele la generaci¨®n de todos los adultos mayores a esa edad para preservarlos en vida ya para siempre. Deseo una buena noche a todos y tantos que incluyo a quienes en realidad no deseo mencionar o recordar por nombre, giro o condena.
Deseo que se mantenga intacta la esfera morada y solitaria que le queda al ¨¢rbol de la vida de un a?o donde pens¨¦ que se acabar¨ªa, donde so?¨¦ inexplicablemente que se multiplicaba y donde bail¨¦ ya sin fin la m¨²sica maravillosa de mis hijos. La esfera lleva tatuados los p¨¢rrafos y pensamientos, los prop¨®sitos y pasos ascendentes de mis hijos y toda su panda de arc¨¢ngeles que ponen el ejemplo indescriptible de su incondicionalidad. La esfera morada se pule con gratitud y mi sincera aceptaci¨®n de la posible culpa e indudables fallas con las que me gan¨¦ ¨¢nimos adversos, reclamos inmerecidos y un desasosiego como de nieve simulada que enredar¨ªa mi gre?a con hilos plateados y que me marea como para sacudir todas las ramitas de un pino escu¨¢lido y pel¨®n, como para tambalear al pinito como mu?eco de nieve amarillenta y romperle todas las rojas esferas del coraz¨®n, todas las azules esferas de la mirada m¨¢s entra?able, todas las esferas verdes de pasadas o caducas esperanzas y las amarillas puntas de una estrella descalabrada. Quiz¨¢ por eso, solo queda la misma esfera morada que viene brillando en cada ¨¢rbol de mi vida de cada a?o desde ya tantas d¨¦cadas que garantizan el afecto y sinceridad con el que intento estos p¨¢rrafos para desear a todo mundo una feliz Nochebuena.
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