El verdadero fraude
No sobra decirlo: no estamos en un escenario en donde la oposici¨®n pueda orquestar el fraude que proclama el oficialismo
El partido oficial y su campa?a han revivido la idea de que la oposici¨®n est¨¢ gestando un fraude electoral nacional rumbo a las elecciones del 2 de junio. La candidata Sheinbaum lo coloca estrat¨¦gicamente en cada discurso ¨Dincluso habl¨® de ello en su mensaje final durante el tercer debate presidencial hace algunos d¨ªas¨D y la idea es diligentemente replicada por sus liderazgos, candidatos y bases de apoyo. La candidata ha llegado incluso a responder que ¡°hay que ver c¨®mo se desarrolla el proceso¡±, en lugar de decir, sin titubeos, como uno esperar¨ªa de una pol¨ªtica que se describe a s¨ª misma como ¡°dem¨®crata¡±, que reconocer¨ªa los resultados electorales, cualesquiera que estos fueran.
La idea de provocar la duda entre el electorado sobre un posible fraude opositor no fue de la candidata sino del presidente, que en una de sus ma?aneras a mediados de marzo solt¨®: ¡°Qui¨¦n sabe qu¨¦ est¨¢ opinando la gente que los trae as¨ª tan nerviosos. Van a dar un golpe de Estado t¨¦cnico, van a hacer un fraude electoral desde los tribunales, desde el Poder Judicial¡±. No era la primera vez que L¨®pez Obrador hablaba sobre la posibilidad de un golpe de Estado en su contra. Al d¨ªa siguiente de estas declaraciones, en su primera plana el diario El Universal contabilizaba al menos 167 veces en las que el presidente hab¨ªa hablado sobre el tema en estos t¨¦rminos en sus entonces casi 1.300 conferencias ma?aneras.
Que regrese el tema al discurso oficialista no es ninguna sorpresa. El presidente ha decidido decide ponerle turbo a la idea de fraude a unos d¨ªas de la elecci¨®n porque sabe que es un tema extremadamente sensible y que despierta fuertes reacciones en el electorado mexicano. As¨ª lo revelan pr¨¢cticamente todas las encuestas: el PRI le sigue sacando ronchas a muchos mexicanos que no se olvidan de sus mapaches electorales y dem¨¢s enga?os y autoritarismos perfeccionados durante sus m¨¢s de siete d¨¦cadas en el poder.
Con la idea de que se est¨¢ gestando un fraude, L¨®pez Obrador busca activar a su base en el caso de que los resultados electorales no salgan del todo como ¨¦l espera y, a la vez, arrebatarle a la oposici¨®n la mayor cantidad posible de votos de entre el segmento de votantes indecisos, que hoy todav¨ªa no saben si apoyar a G¨¢lvez como ¡°un mal menor¡± (con todo y las siglas del PRI) o darle su voto a Morena y mandar a volar la idea de la oposici¨®n de que un voto para Sheinbaum y su coalici¨®n es un voto por la destrucci¨®n democr¨¢tica del pa¨ªs. Solo en d¨ªas despu¨¦s podremos valorar qu¨¦ pas¨®.
Todo esto quedar¨ªa en el anecdotario pol¨ªtico o incluso justificado como parte de una estrategia leg¨ªtima si no fuera porque nos acercamos a las elecciones con un sistema electoral abiertamente debilitado por designio presidencial. Preocupa particularmente que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federaci¨®n, instituci¨®n encargada de recibir las impugnaciones ¨Dque habr¨¢, y muchas, durante el proceso electoral¨D y de declarar la validez misma de la elecci¨®n, no cuente con los magistrados que debieran completar, por dise?o constitucional, su Sala Superior. El Tribunal es, desde hace meses y obedeciendo la orden de L¨®pez Obrador, bot¨ªn pol¨ªtico de Morena que en el Senado ha obstaculizado el nombramiento de los dos magistrados faltantes. Es la primera vez en la historia que llegamos a una elecci¨®n federal sin el Tribunal completo y la misma tendencia se replica en varios tribunales estatales, en donde habr¨¢ 41 sillas vac¨ªas en donde tendr¨ªa que haber funcionarios electorales debatiendo colegiadamente y emitiendo sus votos acerca de las impugnaciones que hagan los partidos y, finalmente, la validez de la elecci¨®n.
No sobra decirlo: no estamos en un escenario en donde la oposici¨®n pueda orquestar el fraude que proclama el oficialismo. Aunque quisiera, simplemente no tiene la fuerza para hacerlo. S¨ª estamos en un escenario en el que el presidente ha violado la ley electoral que le mandata imparcialidad, en el que se han debilitado presupuestal y pol¨ªticamente a los organismos electorales y en el que gobernadores morenistas y funcionarios federales han operado durante al menos un par de a?os para promover la candidatura de Sheinbaum. A estas alturas debe quedar claro cu¨¢l es el verdadero fraude este 2024.
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