V¨ªspera
Quien ocupe la silla del ¨¢guila hereda no pocas madejas enrevesadas: la dolorosa n¨®mina de miles de muertos, miles de desaparecidos, cientos de miles de deudas y fastos espectaculares, promesas empe?adas y dem¨¢s da?os colaterales
Quien camina directamente de frente al sol puede cegarse en un ocaso que parece amanecer; hay sue?os al alba que son en realidad pesadillas de medianoche y la centella hundida en las retinas vuelve dolorosa la l¨¢grima que parec¨ªa feliz.
El resplandor luminoso aunque nuboso parece insuflar un entusiasmo verbal entre miles de mexicanos al ansia de la primera elecci¨®n presidencial que tendr¨¢ candidata ganadora, inminente jefa de Estado¡ Se?ora presidenta. Quien ocupe la silla del ¨¢guila hereda no pocas madejas enrevesadas, mentiras y obnubilaciones, hereda la dolorosa n¨®mina de miles de muertos, miles de desaparecidos, cientos de miles de deudas am¨¦n de a¨²n invisibles deudas de gastos y fastos espectaculares, promesas empe?adas y dem¨¢s da?os colaterales que deja h¨²medamente sobre la silla del ¨¢guila su actual ocupante, habiendo adelantado que pretende retirarse literalmente a La Chingada.
Quien llevar¨¢ en breve la otrora heroica banda tricolor sobre sus pechos contemplar¨¢ con o sin el m¨¦todo cient¨ªfico el enrarecido paisaje de calles y carreteras mexicanas pobladas por gasoliner¨ªas de logotipo extranjero (a contrapelo del c¨ªvico discurso que glorificaba la Expropiaci¨®n Petrolera de 1938) y celebrar¨¢ los resultados de una jornada electoral que acumula m¨¢s de 30 aspirantes asesinados durante los meses de las sucias campa?as, las toneladas de basura de pancartas desinformativas y los mensos aforismos advenedizos en una danza de mercadotecnia que empapa el escenario donde la inmensa mayor¨ªa de voces clamantes son de los j¨®venes y la amnesia, la esperanza de me late tan cerca de la ignorancia y un galimat¨ªas de gentrificaci¨®n o masificaci¨®n donde ya consta que en la colonia Condesa de la Ciudad de M¨¦xico ya no pican las salsas.
Quien llega a la silla como calendario tallado en piedra con una cara que le saca siempre la lengua al sol de quinta o a la supuesta transformaci¨®n de cuarta o al campeonato de tercera, la oferta de segunda y un olvido de primera.
Quien llega trenzada su inteligencia con las mejores intenciones de mejorar el llamado contrato social de este M¨¦xico tan M¨¦xicos merece un minuto de silencio por toda la sangre que transpira la nefanda cuadr¨ªcula del narcotr¨¢fico y el crimen que llaman organizado, la exagerada presencia del color verde olivo tan lejos de sus cuarteles, la monumentalidad simplona de un trenecito de circuito circular como en los parques de diversi¨®n, el candado hier¨¢tico de puertos y aduanas, trasiego y tranzas y hasta la inexplicable inauguraci¨®n de un megarefiner¨ªa de combustibles en un pa¨ªs moteado por el huachicol, esa m¨¢gica palabra que parece clonada de un c¨®dice prehisp¨¢nico.
Por m¨ªnimo respeto a la inteligencia de ancianos y ni?os exijo que se pida perd¨®n por descarrilamientos abominables, falsificaciones a partir de los sismos y sobre todo la imperdonable simulaci¨®n de un tren inexistente, sobre un vag¨®n zarandeado por esclavos y sobre rieles que ven¨ªan de ning¨²n lado con destino a la nada; es decir, el fantasmal aeropuerto del llano en llamaradas.
Quien llegue ahora de elegante huipil y poco maquillaje a la silla de Pancho Villa, Porfirio D¨ªaz o Gustavo D¨ªaz Ordaz entre otros, deber¨¢ abandonar el discurso cantadito y otros dengues tropicales impostados, debe romper los sutiles enredos que han fertilizado polarizaciones necias y defender por encima de toda forma de adoctrinamiento el placer de leer, gozar de la polifon¨ªa sinf¨®nica de la armon¨ªa y no s¨®lo el sonsonete trasnochado de Silvio, la recuperaci¨®n y defensa de la ley allende el populismo de abrazos fingidos.
Pido por piedad que no bese la mano de la madre de un capo asesino y que ya no se finja la integridad ante las pruebas irrefutables de la mordida, el cohecho o desvelar ese silogismo donde la corrupci¨®n se ha redefinido precisamente como combate a la corrupci¨®n o el sonriente nepotismo tan ligado a la obesidad por engreimiento y s¨ª, ?por piedad! Y sin encuestas o consultas de pantomima a todos, absolutamente todos los machos alfa, gobernatores y diputables, cenadoras y desrepresentantes o exmandamases que no ser¨¢ la primera vez en sus vidas que ponga los ponga en orden una voz femenina en medio de sus desmadres y el tiradero que ya d¨¢bamos como inevitable y deseo de coraz¨®n que todos los tiranillos e imputados que se creen intocables caigan de rodillas ante el milagro mexicano donde hasta las jud¨ªas son guadalupanas y la inmensa luna brille como un sol.
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