Sobrerrepresentaci¨®n, ?qui¨¦n tiene la raz¨®n?
La capacidad de la fuerza gobernante para modificar la Constituci¨®n sin necesidad de negociar con las minor¨ªas, si as¨ª lo desea, resulta inquietante, al margen del signo ideol¨®gico del partido en el poder
Es comprensible la preocupaci¨®n que provoca en la oposici¨®n la mayor¨ªa calificada que habr¨¢ de tener Morena con sus aliados en el Congreso a partir de septiembre. La capacidad de la fuerza gobernante para modificar la Constituci¨®n sin necesidad de negociar con las minor¨ªas, si as¨ª lo desea, resulta inquietante, al margen del signo ideol¨®gico del partido en el poder. Uno pensar¨ªa que, sin contrapesos reales, solo la moral y la conciencia de los dirigentes de Morena podr¨ªan evitar abusos contra la expresi¨®n de otras fuerzas pol¨ªticas.
No es as¨ª del todo, porque el poder real reside en gran medida en los llamados poderes f¨¢cticos, responsables entre otras cosas del 75% de la generaci¨®n del PIB, y el grueso de ellos no est¨¢n con Morena. Lo de la mayor¨ªa constitucional, en todo caso, har¨ªa el piso un poco m¨¢s parejo para estar en condiciones de paliar la desigualdad que generan las l¨®gicas del mercado en contra de las mayor¨ªas, est¨¦n o no en el poder. (Pero eso es otra discusi¨®n).
Lo cierto es que la preocupaci¨®n respecto a la sobrerrepresentaci¨®n es genuina, la justificaci¨®n para intentar invalidarla no lo es. En ese sentido, me parece que las voces cr¨ªticas han equivocado la argumentaci¨®n. No es correcto acusar de ilegal el reparto de las plurinominales sabiendo que no es as¨ª. Han querido instalar la narrativa de que ese reparto entra?a un abuso de poder y constituye una expresi¨®n m¨¢s de los rasgos ¡°autoritarios¡± del obradorismo. Pero los cr¨ªticos lo han hecho a sabiendas de que la ley no est¨¢ de su parte.
La Constituci¨®n expresa puntualmente la manera en que se establece ese reparto y define con precisi¨®n los dos l¨ªmites que no deben ser rebasados: ning¨²n partido puede tener m¨¢s de 300 diputados, ni puede ¡°contar con un n¨²mero de diputados¡ que represente un porcentaje del total de la C¨¢mara que exceda en ocho puntos a su porcentaje de votaci¨®n nacional emitida¡¡±. Consecuentemente, en esta ocasi¨®n Morena obtuvo 43,5% del voto y tras las pluris qued¨® en 49.5% de las curules. Cinco puntos, no ocho y en total 248 diputados, no 300. Ambos l¨ªmites fueron establecidos en esos t¨¦rminos en 1996, por un congreso dominado por el PRI. Y es cierto que, en la ley secundaria, como afirma el C¨®digo Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, (Cofipe), ese mismo a?o se estableci¨® que tales l¨ªmites tambi¨¦n se aplicaban a las coaliciones.
Eso les lleva a argumentar que hoy se est¨¢ violando la ley. La suma de Morena, PVEM y PT, supera esos l¨ªmites y, por consiguiente, afirman los cr¨ªticos, las restricciones deber¨ªan operar e impedir la sobrerrepresentaci¨®n. Pero convenientemente no mencionan dos aspectos que invalidan tal reclamo: el Congreso decidi¨® en 2008, por votaci¨®n de los hoy opositores (PAN y PRI, adem¨¢s del PVEM), exentar a las coaliciones de cualquier restricci¨®n. Desde entonces, cada tres a?os (2009, 2012, 2015, 2018 y 2021) el Congreso se ha configurado a partir del criterio de partidos, no de coaliciones, y en cada ocasi¨®n se ha beneficiado a las alianzas cualquiera que ellas hayan sido: PRI, PVEM y Partido Alianza en la mayor parte de esos a?os; PRI, PAN y PRD en 2021, adem¨¢s de las de Morena y los suyos.
No hay fundamento legal, ni en teor¨ªa ni en la pr¨¢ctica, para que un tribunal falle en contra de lo que se ha venido haciendo o interprete de otra manera el texto constitucional, cuando la propia reforma de COFIPE, hoy vigente, limita a los partidos y exenta a las coaliciones. M¨¢s a¨²n, las autoridades electorales estar¨ªan violando la ley si act¨²an de otra manera.
Puede entenderse que los voceros y columnistas que escriben en t¨¦rminos partisanos en contra de la 4T se hagan de la vista gorda respecto a lo que contempla la ley y la manera literal en la que se ha aplicado hasta ahora, y pretendan hacer creer que hay un intento de violaci¨®n de la Constituci¨®n por parte del gobierno. Ellos est¨¢n en la tarea de generar indignaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica en aras de una supuesta causa mayor: detener el avance del populismo en contra ¡°de las instituciones democr¨¢ticas¡±. Peccata minuta que eso implique pedir que se viole la Constituci¨®n y se lesionen las reglas democr¨¢ticas que rigen la distribuci¨®n del poder en las C¨¢maras, solo porque en esta ocasi¨®n no conviene a sus intereses.
Lo que cuesta trabajo explicar es el hecho de que exconsejeros electorales y abogados constitucionalistas desafectos de la 4T mientan sin ning¨²n rubor sabiendo todo lo anterior. Se presentan como adalides de la moralidad y la legalidad en espacios medi¨¢ticos para protestar con vehemencia y detener la infamia del proceso en curso, con actuaciones que merecer¨ªan un reconocimiento teatral.
En un texto titulado Sin ¨¦tica no habr¨¢ 4T, en este mismo espacio hace dos semanas, critiqu¨¦ el truculento ardid de Morena en el congreso de la Ciudad de M¨¦xico para alcanzar una sobrerrepresentaci¨®n artificial. Tras las elecciones, siete diputados locales de este partido se cambiaron a PT o PVEM, horas antes del reparto, para que Morena obtuviera m¨¢s plurinominales. Una chapucer¨ªa que en el fondo traiciona el voto del ciudadano a favor del candidato de un partido, que luego burla el sentido de ese sufragio para ejercer con otra casaca. No era ilegal, pero s¨ª profundamente inmoral porque hacen uso de un vac¨ªo de la ley para quitarle cinco representantes a la minor¨ªa.
Lo mismo vale ahora para estas actitudes de la oposici¨®n. Asumir esquizofr¨¦nicamente que ¡°los buenos¡± est¨¢n excluidos de una exigencia moral porque buscan el bien com¨²n, supone que habr¨¢ una ¨¦tica diferenciada para unos y otros, conclu¨ª en esa ocasi¨®n. Las mayor¨ªas est¨¢n obligadas a respetar el derecho de las minor¨ªas, pero eso tambi¨¦n opera en el otro sentido. ?C¨®mo exigir un Estado de derecho cuando solo se invoca en los casos en los que me favorece y se rechaza cuando beneficia a mi contrario? Justo la negaci¨®n de lo que implica un Estado de derecho.
Morena y aliados tendr¨¢n mayor¨ªa constitucional y eso implica riesgos y responsabilidades. El propio Gobierno de Claudia Sheinbaum entiende que ning¨²n futuro es posible sin una conciliaci¨®n razonada entre econom¨ªa y pol¨ªtica, sector p¨²blico y privado, crecimiento y gobernabilidad. Ese es el verdadero desaf¨ªo para todos; sentarse en la mesa como adultos y construir entendimientos para que el que gan¨® pueda gobernar y el que perdi¨® tenga garant¨ªas para que sus derechos y participaci¨®n sean respetados. Nada de eso se conseguir¨¢ si gobierno y oposici¨®n act¨²an deliberadamente de manera deshonesta, chapucera. Exigir responsabilidad y un comportamiento ¨¦tico al otro, impone la misma exigencia a la contraparte.
@jorgezepedap
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