De Pe?a a AMLO: dos informes, dos pa¨ªses
Los cambios entre 2018 y 2024 est¨¢n ah¨ª, a plena luz. Aunque algunos prefieran no verlos
Era 3 de septiembre de 2018. Pe?a Nieto, en su ¨²ltimo aliento, rend¨ªa su informe final de funciones en el patio central de Palacio Nacional. Una caja de resonancia cerrada a cal y canto. A la cita acudi¨® la ¨¦lite: gobernadores, gabinete, embajadores, empresarios y periodistas. Un desfile monocrom¨¢tico de traje, corbata y pompa. Sectarismo, creo que le llaman.
En pantalla ¡ªla ¨²nica rendija desde la cual los mortales pod¨ªan espiar la ceremonia¡ª, aparecieron dos presentadores cuidadosamente seleccionados para prestar su voz al discurso oficial. Con entusiasmo contenido y teleprompter, elogiaron el espl¨¦ndido sexenio que terminaba. Uno hecho por y para la televisi¨®n.
Enrique Pe?a Nieto entra a escena. Avanza en¨¦rgico por la galer¨ªa Insurgentes de Palacio Nacional. La banda presidencial le cruza el pecho como escudo: un conveniente recordatorio de su investidura. A su lado camina el Jefe del Estado Mayor Presidencial, figura de una era que agoniza. Aquel cuerpo de seguridad desaparecer¨¢ en cuanto Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador cruce el umbral.
Besos, sonrisas perfectas y falsa adulaci¨®n escoltan a Pe?a hacia la tarima. Sobre ella, un enjambre de funcionarios de negro, est¨¢n listos para sostener con su presencia la fr¨¢gil autoridad pe?ista. En la esquina del pres¨ªdium, dos mujeres: una tolerada anomal¨ªa.
Los saludos iniciales son un rosario de nombres y cargos: al presidente de la mesa directiva de la C¨¢mara de Diputados, del Senado, el ministro presidente, etc¨¦tera. Pe?a agradece a sus colaboradores y a su familia. Ang¨¦lica Rivera ¡ªla Gaviota¡ª se deja ver llorando. ?Y el pueblo de M¨¦xico? Seguro se perdi¨® entre las versiones previas del discurso. Un olvido entre borradores.
En su informe, Pe?a Nieto da cuenta de los compromisos que hab¨ªa firmado ¡ªante Notario P¨²blico¡ª durante su campa?a. Parece comedia. Tambi¨¦n habla, sin mucha convicci¨®n, de las 14 reformas estructurales logradas gracias al Pacto por M¨¦xico, ese acuerdo que prolong¨®, sin respaldo popular, un sistema que solo fing¨ªa ser democr¨¢tico. En el informe, se presenta como un esfuerzo de los tres grandes partidos para deponer sus diferencias y trabajar por el bien de M¨¦xico. Los asistentes contienen las carcajadas.
Cratos sin demos: poder sin pueblo.
1 de septiembre de 2024: a?o del triunfo de Claudia Sheinbaum Pardo como primera presidenta del pa¨ªs. En tal d¨ªa, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador present¨® su ¨²ltimo informe de Gobierno. Si su intenci¨®n fue ser la ant¨ªtesis de Pe?a y su camarilla, lo consigui¨®. Presenciamos un exorcismo.
El evento tuvo lugar en el coraz¨®n de la narrativa obradorista: el Z¨®calo capitalino. Ese lugar es capaz de contar la historia entera. Ah¨ª lleg¨® Andr¨¦s Manuel por primera vez en 1991 con el ?xodo por la democracia, encabez¨® la marcha del silencio contra el desafuero de 2005, lider¨® las protestas contra el fraude electoral de Calder¨®n y, m¨¢s recientemente, los informes anuales del llamado Triunfo del Pueblo.
Andr¨¦s Manuel sale de su residencia oficial: un departamento levantado por Felipe Calder¨®n dentro de los muros de Palacio Nacional. A su lado, su esposa, la (no) primera dama. No lleva banda presidencial. Lo que natura da, de s¨ªmbolos no necesita.
El invitado de honor es el de siempre: el pueblo de L¨®pez Obrador, los miles que nunca fallan a sus m¨ªtines. Todas las clases, todas las caras. Populismo, le llaman. Un reflejo del marcado contraste con nuestro pasado reciente.
En tarima, solo est¨¢ AMLO. Su presencia basta. Abajo, a ras de suelo, sus colaboradores, funcionarios, la nueva presidenta. ?Las mujeres? Son mayor¨ªa. Es tiempo de ellas.
Los saludos iniciales son para las amigas y los amigos. El mandatario comienza afirmando que lo mejor de M¨¦xico es, precisamente, el pueblo al que saluda.
L¨®pez Obrador rinde cuentas durante m¨¢s de dos horas bajo el sol implacable. Ni un gesto de incomodidad, ni un vaso de agua. No hay diferencia entre ¨¦l, sus colaboradores y el pueblo que ¡ªtras las vallas¡ª lo observa. El sol no distingue.
Las sillas est¨¢n dispuestas para que el p¨²blico soporte la extensi¨®n del discurso, pero la gente, ansiosa, espera a que los que est¨¢n de pie en las primeras filas se cansen y se vayan. ¡°?Venir desde tan lejos para no verlo?¡±, se justifica una veracruzana tras un empuj¨®n. La duraci¨®n del evento crea nuevas oportunidades para acercarse: cada cent¨ªmetro es una peque?a victoria. ¡°?Ya se cansaron?¡±, pregunta el presidente desde la tarima. La negativa es un¨¢nime.
El presidente destaca con cuidado sus resultados en contraste con gobiernos anteriores ¡ª36 a?os del periodo neoliberal¡ª: reforma laboral, incremento de salario m¨ªnimo, programas sociales, obras, obras, obras y mejora econ¨®mica para todos. Habla de sus logros y los combina con los mantras obradoristas: por el bien de todos, primero los pobres. Durante su mandato, cada mes salen de la pobreza 100 mil mexicanos.
El discurso es frecuentemente interrumpido por sollozos, arengas, agradecimientos y c¨¢nticos. Devoci¨®n popular. La multitud completa sus frases: ¡°Con el pueblo todo, sin el pueblo nada¡±. ¡°No puede haber gobierno rico con pueblo pobre¡±. El p¨²blico asiente, c¨®mplice, sus consignas y se enciende con furia cuando mencionan a los adversarios.
¡°Fuera Pi?a¡±, aclaman.
El presidente no deja de mirar hacia el futuro. Menciona algunas batallas pendientes y confirma el respaldo popular que las sostiene. Un amable recordatorio para su heredera. Reafirma el entusiasmo por elegir jueces y organiza una breve votaci¨®n a mano alzada. Gana el s¨ª. Cero abstenciones.
Habla de su obra m¨¢s emblem¨¢tica: el Tren Maya. ¡°Dios nos prest¨¦ vida para ir¡±, dice una se?ora a su amiga y hacen cuentas: 600 pesos de autob¨²s, 800 la noche de hotel. La ilusi¨®n de recorrer el pa¨ªs que Obrador describe.
?Qui¨¦n dir¨¢ que en este pa¨ªs no cambio nada? Los cambios entre 2018 y 2024 est¨¢n ah¨ª, a plena luz. Aunque algunos prefieran no verlos. Y, menos a¨²n, comprenderlos.
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