No m¨¢s muertos del lado mexicano por Trump
Sin m¨¢s detalles sobre la designaci¨®n de los c¨¢rteles de la droga como organizaciones de terrorismo, se adelanta que se trata de una p¨¦sima noticia para muchas comunidades mexicanas
Sin necesidad de m¨¢s detalles sobre la designaci¨®n de los carteles de la droga como organizaciones de terrorismo internacional, incluidos sus retos legales e implicaciones log¨ªsticas, se puede adelantar que se trata de una p¨¦sima noticia para muchas comunidades mexicanas.
En esta nueva guerra, porque eso ser¨¢, una guerra, otra vez M¨¦xico pondr¨¢ muchas ¡ªdemasiadas¡ª v¨ªctimas mortales. Porque la unilateral medida del nuevo presidente de Estados Unidos se traducir¨¢ en operativos en poblaciones donde no solo caer¨¢n ¡°narcos¡±.
?Qui¨¦n define lo que es un ¡°narco¡± mexicano? ?Qu¨¦ fatales alcances tendr¨¢ esa denominaci¨®n que pretende Donald Trump, seg¨²n confirm¨® este lunes, en poblados donde por m¨²ltiples razones, o sinrazones, los criminales fuerzan a inocentes a ser parte de su oscuro emporio?
El terreno de la legalidad en M¨¦xico es gelatinoso, sin duda. La batalla por instalar el Estado de derecho es, en muchas regiones, poco m¨¢s que un bonito discurso de la capital de la Rep¨²blica. Pero tiene que ser una aspiraci¨®n permanente, no un pretexto para machacar leyes.
?Un aguacatero o un limonero de Michoac¨¢n, ser¨¢ tratado por Washington como criminal por pagar cuota a un cartel que le tiene amenazado? ?Los mineros y los transportistas, tambi¨¦n? ?Los restauranteros, los constructores? ??Los gobiernos estatales que se dejan tomar recursos, maquinaria, personal, y hasta territorios?!
Sin hablar con sus vecinos del sur, sin interesarse en c¨®mo ayudar en vez de perjudicar, el magnate neoyorquino quiere ahora definir ¡ªcon una pluma que tiene detr¨¢s de s¨ª al ej¨¦rcito m¨¢s grande del planeta, y a poderosas agencias que compiten dando golpes, sin reparar en la legalidad, como el del Mayo, por m¨¢s presupuesto¡ª qui¨¦n es un narco y qui¨¦n no en M¨¦xico.
?Eso llamado base social del narco tambi¨¦n es parte de lo que incluir¨¢ esta medida que suena a una fase m¨¢s del expansionismo adelantado por Trump? Escuece este apetito de la Casa Blanca por extralimitarse al perseguir criminales, violando leyes y pisoteando soberan¨ªas.
En M¨¦xico, le toca solo a las y los mexicanos perseguir y castigar a quienes quebrantan la ley. Si los actos de tales individuos o colectivos llegaran a generar problemas allende las fronteras, no es el intervencionismo una medida leg¨ªtima, sino una venganza ilegal.
Al perseguir objetivos comunes, el di¨¢logo y la cooperaci¨®n entre pa¨ªses tienen que ser agotados. Agotados supone explorar de buena fe, que de igual a igual se desarrollen estrategias conjuntas, que se reconozcan los mutuos derechos, y se acepte la corresponsabilidad en el origen del problema, como es en el caso de los estupefacientes.
No solo porque pueda ser violatoria del marco legal, es inaceptable la pretensi¨®n de Trump en este terreno. Tambi¨¦n porque no somos colonia, ni pa¨ªs sin gobierno al que hay que tutelar. Es que encima se tiene que rechazar una acci¨®n que solo traer¨¢ problemas y muerte.
El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum se encuentra en una coyuntura de m¨¢xima gravedad. El embate trumpiano le tomar¨¢ con legitimidad democr¨¢tica, pero con asideros internacionales muy endebles y argumentos nacionales demasiado incipientes.
En los a?os morenos, M¨¦xico ha desde?ado organismos multilaterales, particularmente esos que revisan par¨¢metros democr¨¢ticos o de derechos humanos. De la ONU no se cansaron de decir lo anacr¨®nica que es, as¨ª le hayan pedido luego que les comprara medicinas.
Claro, articular un discurso multilateral implica, antes que nada, cultivar esas relaciones, mismas a las que en seis a?os se les dio la espalda. Y, en segundo lugar, estar dispuestos a cubrir los costos de pedir: aceptar que otros van a observarnos cosas tambi¨¦n.
Escuchar que Trump declarar¨¢ como terroristas a los c¨¢rteles no debe erizar la epidermis nacionalista; debe, sobre todo, activar la conciencia de no volverse un criminal combatiendo a los l¨ªderes criminales, y sobre todo, preservar el entorno en donde han crecido esos grupos: generar en la criminalizaci¨®n, no discriminar, nos llevar¨¢ a conflictos impredecibles, ?a un Vietnam?, as¨ª Estados Unidos en este escenario tenga menos bajas por la sofisticaci¨®n actual de armas y tecnolog¨ªa.
Reducir la capacidad criminal no debe pasar por arrasar con poblados o aceptar ni minimizar las mal llamadas v¨ªctimas colaterales. Los narcos no son unos bandoleros perdidos en la monta?a, sino un sistema de negocios estructurado y, en muchos casos, con apoyo social.
Junto con llamados a respetar la ley y los principios de la diplomacia, hay que denunciar que medidas como las anunciadas est¨¢n lejos de ser una soluci¨®n; igualmente, hay que enunciar los riesgos para la poblaci¨®n, sobre todo para j¨®venes y gente de pocos recursos.
Nadie est¨¢ defiendo a los narcos. Al contrario: se trata de exigir muy claramente que cualquier idea o plan que se quiera poner en acci¨®n no desde?e la complejidad de fen¨®menos en donde, por cierto, intereses criminales de EEUU tambi¨¦n han de ser expuestos y atacados.
M¨¦xico no debe poner los muertos en esta hora en que se revive lo peor, que ya es mucho decir, de Nixon y de Reagan, sea en la hipocres¨ªa de la supuesta lucha de Estados Unidos contra las drogas, sea en la forma de intervenir en Am¨¦rica Latina.
A quienes pidan esperar a ver los detalles de lo que pretende Trump, hay que contraponer lo que ¨¦l mismo dijo en su toma de posesi¨®n sobre el canal de Panam¨¢. Us¨® mentiras para comenzar a pavimentar algo que regresar¨ªa el reloj, y la ley, d¨¦cadas atr¨¢s.
No hay que esperar para insistir en que la pol¨ªtica en contra de los criminales debe ser producto de la ley y sus mecanismos, no la imposici¨®n de un voluntarismo injerencista que har¨¢ que pa¨ªses como M¨¦xico pongan los muertos, y en EEUU sigan disfrutando mercanc¨ªas ilegales y hasta una tajada de las ganancias de las mismas.
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