Una ocasi¨®n para Europa
La UE puede crear un escenario geopol¨ªtico propio, en el que la colaboraci¨®n con Rusia sea garant¨ªa de la democratizaci¨®n de Bielorrusia y de Ucrania y de la apertura y reforma del r¨¦gimen ruso
La explosi¨®n de la sociedad civil bielorrusa abre por primera vez en a?os una posibilidad de mejorar las relaciones entre Rusia y la Uni¨®n Europea. El problema bielorruso no se va a solucionar por s¨ª solo: ni la fuerza de las sanciones por parte de Bruselas, ni la presi¨®n de Mosc¨² para controlar el pa¨ªs van a surtir efecto. La dictadura de Minsk es un sistema obsoleto, que carece de futuro, en continuo deterioro.
Hay por tanto una posibilidad de que la Uni¨®n Europea entre en di¨¢logo con la Federaci¨®n Rusa sobre Minsk e impulse una soluci¨®n conjunta que pase por una salida pactada de Alexandr Lukashenko y nuevas elecciones sobre la base del respeto a la soberan¨ªa bielorrusa y de la estabilidad del pa¨ªs.
Una soluci¨®n de este tipo podr¨ªa servir de banco de pruebas para desencallar otras situaciones en el ¨¢rea, incluyendo la de la propia Federaci¨®n Rusa. Una acci¨®n conjunta entre Rusia y la Uni¨®n Europea en este caso evitar¨ªa los errores que siguieron a la revoluci¨®n del Euromaid¨¢n en Ucrania y condujeron a la intervenci¨®n rusa y la guerra civil ucrania. En aquella ocasi¨®n, la biso?ez geopol¨ªtica de los negociadores europeos se sum¨® a una desafortunada intervenci¨®n estadounidense para impedir cualquier posibilidad de un entendimiento ruso-europeo. Esto destruy¨® las posibilidades emancipadoras abiertas por la revuelta ucrania, enajen¨® a Rusia del debate con Ucrania as¨ª como desbarat¨® todo dise?o posible de un espacio europeo compartido para Ucrania, pero tambi¨¦n, a la larga, para Rusia.
No basta con tener siempre presentes los perjuicios de la propaganda rusa y de los servicios secretos rusos (que existen, pero no son omnipotentes). Europa debe ofrecer a la Federaci¨®n Rusa una opci¨®n real, un escenario de cambio a trav¨¦s de una colaboraci¨®n que, lejos de ser ingenua, permita alcanzar una estabilidad y una apertura democr¨¢tica a la zona, compatible con el mantenimiento de sus se?as de identidad.
Rusia est¨¢ en un punto crucial de su historia y se ver¨¢ obligada a cambiar en un plazo m¨¢s breve del que muchos piensan. Europa debe preparar el tiempo despu¨¦s de la presidencia de Vlad¨ªmir Putin, cuando una generaci¨®n rusa que todav¨ªa recuerda el miedo nuclear d¨¦ paso a otra m¨¢s joven, acostumbrada a un sistema de Relaciones Internacionales regido por el populismo y la competencia brutal.
Europa puede crear un escenario geopol¨ªtico propio, en el que la colaboraci¨®n con Rusia sea garant¨ªa tanto de la democratizaci¨®n de Bielorrusia y de Ucrania, como de la apertura y reforma del r¨¦gimen ruso. Una acci¨®n coordinada y conjunta de la Uni¨®n Europea con la Federaci¨®n Rusa sobre el caso bielorruso es una ocasi¨®n que no se debe dejar pasar. Y hay que hacerlo deprisa, porque en Minsk ya ha empezado a morir la gente.
Jos¨¦ Mar¨ªa Faraldo es historiador.
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