Elefantes ¨¢giles y sensibles
Nuestros Estados actuales son m¨¢quinas imperfectas para protegernos de nuevos riesgos
Protegernos de riesgos externos. Esa es la raz¨®n originaria para mantener a los Estados: son herramientas para poner a mucha gente de acuerdo en un objetivo b¨¢sico com¨²n. En paralelo, los democr¨¢ticos se convertir¨ªan tambi¨¦n en formidables sistemas de distribuci¨®n de poder, de resultas que un Estado democr¨¢tico de derecho es una m¨¢quina que trata de administrar decisiones entre grupos con intereses necesariamente distintos, pero con una base com¨²n.
En esa divisi¨®n de tareas anidan muchas tensiones. Por ejemplo: ante una amenaza inusitada como una pandemia, queremos que el Estado haga tres cosas a la vez para protegernos. Queremos que sea ¨¢gil y eficiente, poniendo en marcha sus recursos de la manera m¨¢s r¨¢pida posible. Pero tambi¨¦n le pedimos poder, tama?o y escala a dichos recursos: la agilidad de una gacela, pero el tama?o de un elefante. Al mismo tiempo, como no podr¨ªa ser de otra forma en una democracia, le exigimos atenci¨®n a nuestras preferencias.
Lo realmente complicado es que, al menos para una pandemia, no nos basta con que cumpla medio bien en uno o dos de los frentes anteriores, y mal en el resto. Queremos, pues, elefantes ¨¢giles y sensibles. Los Estados gigantescos y eficientes, pero no democr¨¢ticos (como China) demuestran que por su l¨®gica intr¨ªnseca no les importa poner en riesgo a porciones enormes de su poblaci¨®n, o a la del resto del mundo, para cumplir los objetivos definidos por su ¨¦lite dirigente. Las democracias ¨¢giles, pero con tama?o insuficiente o desarticulado, como EE UU o el Reino Unido, se ven desbordadas por una crisis doble, sanitaria y social, que alcanza primero a las capas m¨¢s d¨¦biles de la sociedad. Por ¨²ltimo, los Estados democr¨¢ticos de cierto tama?o, pero torpes (Espa?a, Francia) muestran que la potencia mal administrada solo sirve en el corto plazo, pero falla en el largo, en el juego de la anticipaci¨®n con el virus.
Las recetas ideol¨®gicas cl¨¢sicas (¡°menos Estado m¨¢s ¨¢gil¡± liberal conservadora, ¡°m¨¢s Estado¡± socialista, ¡°m¨¢s democracia¡± populista) no responden bien en esta triple necesidad de la que cada d¨ªa nos damos m¨¢s cuenta. Nuestros Estados actuales son m¨¢quinas imperfectas para protegernos de nuevos riesgos. Porque si la capacidad, agilidad y sensibilidad de estas m¨¢quinas ante una pandemia nos ha parecido insatisfactoria, imaginemos lo que pasar¨¢ cuando se nos venga encima la ola final del cambio clim¨¢tico. @jorgegalindo
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.