Bochornoso cambio de guardia
Trump niega a Biden la informaci¨®n confidencial de seguridad nacional, y le deja tambi¨¦n sin los datos necesarios para afrontar de manera eficaz la lucha contra el virus desbocado en EE UU
Excepcional este horrible 2020, en que ¡°todo ha empeorado, a excepci¨®n de las guerras¡± (Steve Pinker). La salud de la humanidad por la pandemia, la depresi¨®n econ¨®mica y el paro disparado con el des¨¢nimo social y miedo resultantes. Tambi¨¦n la diluci¨®n de la democracia. Trump ha tirado por la ventana las llaves para que Biden arranque la presidencia. Niega al presidente electo la informaci¨®n confidencial de seguridad nacional con la evaluaci¨®n de posibles amenazas, dej¨¢ndole tambi¨¦n sin los datos necesarios para afrontar de manera eficaz la lucha contra el virus, desbocado en EE UU.
El mundo se pregunta asombrado c¨®mo ser¨¢ el cambio en Washington, cu¨¢ndo admitir¨¢ Trump la derrota, desistiendo de su aberrante pretensi¨®n de ser el juez ¨²ltimo electoral. El golpe que amaga el presidente, su ¨²ltima traca, alentando a la desobediencia civil para cohesionar a su base es propio de dictaduras. El desaf¨ªo de Trump al resultado de una elecci¨®n democr¨¢tica provoca un bochorno indignante.
A pesar de la lentitud, las autoridades que certifican el escrutinio afirman que no han hallado ninguna muestra relevante de fraude electoral que pueda alterar la victoria de Biden. Ha sido la elecci¨®n m¨¢s segura de la historia del pa¨ªs. El extravagante presidente tendr¨¢ que abandonar la Casa Blanca el 20 de enero a mediod¨ªa s¨ª o s¨ª, cerrando la guarder¨ªa donde ha jugado cuatro a?os a ser presidente actuando como un ni?o mal criado, encadenando patra?as. Por precepto constitucional.
No se produjo el repudio masivo de Trump, la ola azul dem¨®crata que ansiaban los liberales y, equivocadamente, predec¨ªan los sondeos. Rechazo, ma non troppo. El trumpismo, con 72 millones de votos, no ha sido arrojado al basurero de la historia; la conducta del elefante en cacharrer¨ªa practicada por el presidente ha calado. El cambio de guardia en Washington no supone el nacimiento de una nueva era pol¨ªtica. Biden presidir¨¢ un pa¨ªs dividido por el tribalismo pol¨ªtico, identitario y cultural. Una trinchera ahondada por las redes sociales.
Posiblemente, los republicanos mantendr¨¢n el control del Senado dificultando la agenda legislativa del presidente. Como en la pandemia, el regreso a la nueva normalidad, al viejo orden nacido hace 75 a?os despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial, es un destino viejo, irrepetible. El mundo del ma?ana exige un respeto decente a las opiniones de la humanidad. EE UU ya no es la potencia hegem¨®nica. A Biden le corresponde enderezar la escora del barco de la democracia estadounidense, actuar como un restaurador de la decencia desde el centro moderado. Estabilizar al pa¨ªs tras la pesadilla de Trump. Un retorno a la civilidad, que no es poco. Porque, como ha declarado el escritor italiano Sandro Veronesi: ¡°Hoy somos peores, acept¨¦moslo, este es un tiempo de fracasos¡±.
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