¡®Big tech¡¯ y competencia
La investigaci¨®n sobre Amazon servir¨¢ para contrastar concepciones de defensa de la competencia
La Comisi¨®n Europea ha anunciado la apertura de una investigaci¨®n a Amazon por supuesto abuso de posici¨®n dominante en el mercado. Se a?ade a otras pasadas en las que ha examinado el comportamiento comercial de los gigantes tecnol¨®gicos y digitales norteamericanos. Al margen de las cuestiones t¨¦cnicas que suscitan, estos procedimientos han ido acompa?ados de debates tachados recurrentemente de ideol¨®gicos y han llegado a enfrentar a las autoridades y c¨ªrculos acad¨¦micos de la UE y Estados Unidos.
Disfrutar de una posici¨®n de dominio en el mercado no es ilegal en s¨ª mismo. Solo el abuso de dicha posici¨®n es punible conforme al Tratado. Ahora bien, lo que constituye un abuso no aparece definido ni en esta norma europea ni tampoco en la equivalente norteamericana. Ello hace que, sin perjuicio del control de los tribunales, las autoridades de Bruselas y de Washington disfruten de un margen de apreciaci¨®n a la hora de definir sus respectivas pol¨ªticas de competencia y de sancionar, por consiguiente, las conductas que estimen abusivas.
El problema es que lo que ha de considerarse como una conducta abusiva es con frecuencia discutible. Implica valorar de antemano qu¨¦ tipo de competencia se desea primar en el mercado, as¨ª como los objetivos que ha de satisfacer. En EE UU, por ejemplo, ha prevalecido el entender seg¨²n el cual las normas de competencia deben orientarse exclusivamente a mejorar el bienestar de los consumidores, sin tener en consideraci¨®n forzosamente la suerte de los competidores. En cambio, la UE ha sido tradicionalmente m¨¢s sensible a la necesidad de garantizar el mayor n¨²mero posible de rivales en el mercado a fin de evitar la concentraci¨®n econ¨®mica. Los riesgos pasan o bien por dejar impunes conductas que favorecen la monopolizaci¨®n o por penalizar el disfrute de una posici¨®n dominante alcanzada por m¨¦ritos propios.
Las big tech norteamericanas, como Google, Facebook y Amazon, han llevado el debate anterior al extremo. Todas ellas parten de una idea innovadora y de una inversi¨®n posterior costosa, que nadie sugerir¨ªa desincentivar. Adem¨¢s, gustan y son utilizadas por millones de usuarios. Sin embargo, sus pr¨¢cticas comerciales, basadas en sus algoritmos y plataformas, pueden favorecer la expulsi¨®n de competidores o impedir la entrada de otros nuevos. A su vez, la concentraci¨®n econ¨®mica puede generar condiciones indeseables para los consumidores, en t¨¦rminos de falta de variedad, desarrollo e, incluso, privacidad. En este contexto, la valoraci¨®n de dichas pr¨¢cticas est¨¢ determinada por una priorizaci¨®n delicada entre eficiencia y desconcentraci¨®n.
Uno de los m¨¢s firmes cr¨ªticos de las decisiones de la Comisi¨®n fue el presidente Obama, quien reproch¨® p¨²blicamente a la UE la imposici¨®n de sanciones por meros intereses comerciales. Otras voces han se?alado que la Uni¨®n deber¨ªa preguntarse m¨¢s bien por qu¨¦ no existen empresas europeas comparables. Aun desde Europa se ha insistido en que el esfuerzo deber¨ªa estar orientado a aportar un impulso p¨²blico a sus empresas tecnol¨®gicas.
Curiosamente, la defensa de la competencia reabre el debate sobre las distintas visiones de ordenaci¨®n del mercado en nuestra sociedad y sobre el papel de las autoridades a la hora de intervenir en ¨¦l. En efecto, la promoci¨®n de m¨¢s rivales en los mercados contribuye a una mayor distribuci¨®n de la riqueza, y a la limitaci¨®n del poder econ¨®mico privado y de su interferencia en la esfera pol¨ªtica. Tambi¨¦n tiende a velar por los peque?os y medianos comerciantes y por fines como la creaci¨®n o el mantenimiento del empleo. Por el contrario, la apuesta ¨²nica por el bienestar de los consumidores entiende que la concentraci¨®n econ¨®mica puede ser eficiente y valiosa en t¨¦rminos geoestrat¨¦gicos.
La Comisi¨®n se ha mostrado firme en sus planteamientos incluso respecto de empresas europeas, como evidencia la oposici¨®n a la fusi¨®n de Alstom y Siemens. Adem¨¢s, se percibe una cierta convergencia por parte de Estados Unidos sobre las big tech. De hecho, la aspirante dem¨®crata Elizabeth Warren abog¨® por la desmembraci¨®n de estas compa?¨ªas, como respuesta a la amenaza que, seg¨²n ella, implican para los consumidores, para su privacidad y para su libertad democr¨¢tica. Por su parte, el Departamento de Justicia public¨® el mes pasado su decisi¨®n de demandar a Google por conductas similares a las reprochadas por la Comisi¨®n en 2019. El ciudadano norteamericano parece ser visto ahora como v¨ªctima de pol¨ªticas de competencia excesivamente permisivas, justificadas en el objetivo de hacer frente a los rivales asi¨¢ticos en el ¨¢mbito tecnol¨®gico.
Queda por ver cu¨¢l ser¨¢ la posici¨®n de la Administraci¨®n de Biden, y tambi¨¦n la de la Uni¨®n tras la propuesta de la Comisi¨®n para reforzar la aplicaci¨®n de las normas de competencia en el sector digital. Por el momento, respecto al presidente electo, ha formado su gabinete de transici¨®n con antiguos altos ejecutivos de Facebook y Apple. Es dif¨ªcil anticipar si existir¨¢ una convergencia definitiva entre los est¨¢ndares europeos y norteamericanos. En cualquier escenario, la nueva investigaci¨®n sobre Amazon aportar¨¢ elementos para contrastar las distintas concepciones de defensa de la competencia en ambos lados del Atl¨¢ntico.
Juan Ignacio Signes de Mesa es letrado del Tribunal de Justicia de la UE y director de la Academia de Pr¨¢ctica Jur¨ªdica Europea.
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