Decepciones
Una vez vacunado el alcalde, el general y el obispo, solo nos falta el maestro para consumar ¡®Cr¨®nicas de un pueblo¡¯
Una vez vacunado el alcalde, el general y el obispo, solo nos falta el maestro para consumar Cr¨®nicas de un pueblo. Sepan los jovenzanos, si es que hay alguno leyendo esto (ojal¨¢ est¨¦s ah¨ª), que aquella serie de Antonio Mercero destil¨® en una sencilla comedia el estilo del tardofranquismo, el resultado de 40 a?os de tinieblas y oscurantismo, un mundo en el que se daba por hecho que los poderes f¨¢cticos deb¨ªan nadar en el mar de privilegios que les otorgaba la naci¨®n, la religi¨®n y la sombra.
Ya vemos que seguimos viviendo aquella pesadilla, con todos esos vacunados fuera de protocolo que solo pueden exhibir galones para disculparse. Y los galones no son un argumento. Las dimisiones me parecen correctas ¡ªfaltan algunas mientras escribo esto¡ª porque debe corregirse el p¨¦simo ejemplo que estas personas han dado a la ciudadan¨ªa, y porque saltarse la cola revela una psicolog¨ªa antigua e incompatible con un cargo de responsabilidad en una democracia. No estamos para una segunda edici¨®n de la serie de Mercero. Esa es una de las decepciones que nos ha deparado la pandemia, pero ni mucho menos la ¨²nica.
Tras la contumacia exhibida el a?o pasado por las Administraciones para salvar la Semana Santa, salvar el verano, salvar el puente de la Constituci¨®n, la Nochebuena, la Nochevieja y la noche de Reyes, hay indicios de que ese anuario de la salvaci¨®n se va a repetir en 2021. La escalada casi vertical de la tercera ola es la consecuencia directa del empe?o irracional en salvar la Navidad pasada, y ni siquiera Fernando Sim¨®n est¨¢ ya tranquilo con la variante brit¨¢nica del virus. Bienvenido al final del argumento. El objetivo del Gobierno en la segunda ola era rebajar a 25 la tasa acumulada (casos por 100.000 habitantes sumados durante dos semanas). Estamos ahora mismo rozando los 900, unas 36 veces m¨¢s que el objetivo. Aumentan los signos de saturaci¨®n en las UCI y empiezan a aplazarse las operaciones para otras patolog¨ªas. Si un factor 36 constituye o no un fracaso quedar¨¢ para los historiadores y los ling¨¹istas, pero desde luego no es un ¨¦xito.
Pese a todas esas evidencias aplastantes, las Administraciones se han obsesionado ahora con salvar el pr¨®ximo verano. El presidente andaluz tuvo el buen sentido, ya en diciembre, de suspender la Feria de Abril y la Semana Santa ¡ªaunque no se atrevi¨® con la Navidad, por alguna raz¨®n¡ª, y ojal¨¢ cunda el ejemplo con las dem¨¢s fiestas de la piel de toro. Pero todo eso es una minucia en comparaci¨®n con salvar el verano, la ¨¦poca en que una econom¨ªa del siglo pasado, dependiente del turismo y el ladrillo, suele crecer como una espuma vol¨¢til y fugaz. Pero lo ¨²nico que puede salvar el verano son las vacunas, y estos elixires de la salud no est¨¢n llegando al ritmo suficiente para cumplir el objetivo. La inmunidad de reba?o que salvar¨ªa el verano, un 70% de la poblaci¨®n vacunada en julio, no parece alcanzable. Los sectores hosteleros y hoteleros que est¨¢n sufriendo van a necesitar ayudas directas para sobrevivir. O un plan que los recoloque a todos en un laboratorio. Toda resistencia ser¨¢ f¨²til, como dicen en Star Trek.
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