Espa?a afronta lo peor de la tercera ola amenazada por la cepa brit¨¢nica
En el pico de la onda de contagios quedan los d¨ªas m¨¢s duros en los hospitales, que en algunas comunidades aut¨®nomas ser¨¢n iguales o peores que en primavera

Complicado. Horrible. Desastroso. Desolador. Terror¨ªfico. En esta escala de calificativos se mueve el an¨¢lisis de la situaci¨®n epidemiol¨®gica espa?ola de una decena de expertos de salud p¨²blica consultados por este peri¨®dico. El pa¨ªs est¨¢ en lo m¨¢s alto de la tercera ola, si es que alguna vez termin¨® la segunda. Probablemente, el jueves se alcanz¨® el pico de casos (44.357 nuevos). Si no se dobl¨® entonces la curva, los especialistas calculan que lo har¨¢ la semana que entra. Pero esto, a?aden, es casi anecd¨®tico. Con una incidencia desbocada (828 casos por 100.000 habitantes en 14 d¨ªas), la cuesti¨®n es a qu¨¦ ritmo baja incluso si entra en una meseta. Y la proliferaci¨®n de la variante brit¨¢nica del coronavirus, m¨¢s infecciosa, aumenta la incertidumbre. Incluso en un escenario optimista, de un r¨¢pido descenso de la transmisi¨®n, los hospitales espa?oles tienen garantizadas semanas duras. La que termina este domingo ya ha sido peor que en la primera ola para algunas comunidades y los ingresos y la ocupaci¨®n todav¨ªa seguir¨¢n creciendo despu¨¦s de que los casos comiencen a remitir.
Cuando la segunda ola iba tomando forma y los datos de diagn¨®sticos se iban pareciendo a los de la primera, los expertos insist¨ªan en que no era comparable. En primavera, apenas se hac¨ªan pruebas a las personas que estaban lo suficientemente graves como para ir al hospital, mientras que en el oto?o se estaba incluso localizando a una buena parte de asintom¨¢ticos. Pero en esta tercera onda, la situaci¨®n ya s¨ª es comparable a los peores momentos de la epidemia en Espa?a. El dato m¨¢s preciso para medir la gravedad de la epidemia es el de las hospitalizaciones. Es dif¨ªcil comparar, porque el Ministerio de Sanidad solo reporta los datos de ocupaci¨®n desde agosto. Con ellos se comprueba que la tercera ola en los hospitales ya est¨¢ siendo mucho peor que la segunda en casi todas las comunidades aut¨®nomas. Y seguir¨¢ creciendo entre una semana y 10 d¨ªas despu¨¦s de que se alcance el pico de casos.
Pero, ?y con respecto a la primera? La mejor aproximaci¨®n que se puede hacer es midiendo los ingresos diarios, datos que proporciona el Instituto de Salud Carlos III desde el mes de diciembre, tras revisar los registros de casos en los hospitales. Es decir, son retrospectivos. Seg¨²n estos, en la peor semana de la primavera hubo 27.000 ingresos. En la del oto?o, 7.000. En la semana que este domingo termina, sin contar los datos del s¨¢bado y el domingo (los ¨²ltimos actualizados son del viernes), suman ya 14.000. Y, con toda probabilidad, la que entra ser¨¢ peor que esta. Eso, a pesar de que en la primera ola la subida fue explosiva; en esta es m¨¢s paulatina y, probablemente, prolongada, puesto que las medidas para contenerla son menos dr¨¢sticas que el estricto confinamiento domiciliario que comenz¨® el 14 de marzo.
Estos datos van en sinton¨ªa con el n¨²mero de positivos diarios que reporta el ministerio que, aunque tiene limitaciones para medir la transmisi¨®n real ¡ªya que presenta retrasos de notificaci¨®n que hace que fluct¨²e seg¨²n festivos, fines de semana o sobrecargas puntuales¡ª es el term¨®metro que los ciudadanos ven cada d¨ªa para comprobar la temperatura de la epidemia. En la primera ola el m¨¢ximo fue de 9.222. Gracias al estudio de seroprevalencia que hizo Sanidad, se calcula que entonces solo se detectaba uno de cada 10 contagios. Es decir, en lo peor de la primavera probablemente rondar¨ªan las 100.000 infecciones en un d¨ªa. En esta tercera ola hemos superado 44.000 reportadas oficialmente en una sola jornada. Hoy se detecta en torno a dos tercios de los casos. O, lo que es lo mismo, la cifra se aproximar¨¢ en realidad a los 70.000 contagios.
Distribuci¨®n territorial
El panorama var¨ªa mucho entre comunidades aut¨®nomas. Mientras que es improbable que Madrid, donde la situaci¨®n de la primera ola fue calamitosa, se vean peores cifras que entonces, en otras que sufrieron menos, como la Comunidad Valenciana, Murcia, Baleares y Andaluc¨ªa, esta semana ya hay m¨¢s ingresos hospitalarios que cualquiera de marzo o abril. ¡°Volvemos a ver un problema de saturaci¨®n que va a estar sobre todo con la patolog¨ªa no covid. Ya se est¨¢n anulando intervenciones, atenci¨®n no personalizada y cirug¨ªa no imprescindible¡±, afirma Ana Mar¨ªa Garc¨ªa, catedr¨¢tica de epidemiolog¨ªa de la Universidad de Valencia.
¡°El enorme esfuerzo de la primavera de 2020 se ha desperdiciado. Las lecciones b¨¢sicas no se han aprendido. Espa?a tiene la mayor incidencia de los grandes pa¨ªses occidentales, la mayor ocupaci¨®n de UCI y probablemente el mayor exceso de muertes per c¨¢pita. Todos los indicadores siguen empeorando, pero las medidas que se toman son m¨¢s suaves que en pa¨ªses con menor incidencia y que est¨¢n vacunando m¨¢s r¨¢pido (por ejemplo, Reino Unido). Es incomprensible. Aun cabe la posibilidad de que haya suerte y la situaci¨®n sea solo extremadamente grave en vez de catastr¨®fica, pero ser¨ªa mejor tener un plan¡±, resume Miguel Hern¨¢n, catedr¨¢tico de epidemiolog¨ªa de la Universidad de Harvard.
Existen varios factores que ayudar¨¢n a que, previsiblemente, no se llegue a una mortalidad como la de la primera ola, que roz¨® el millar de muertos en un solo d¨ªa. La carga hospitalaria est¨¢ mucho m¨¢s repartida por todo el territorio, por lo que el colapso de los hospitales que se vio en Madrid, Barcelona o algunas ciudades de Castilla y Le¨®n y Castilla-La Mancha es m¨¢s improbable (aunque no imposible). Desde entonces la medicina ha aprendido mucho de c¨®mo tratar a los pacientes m¨¢s graves, y las tasas de supervivencia en UCI cada vez son mejores. Hay m¨¢s equipos de protecci¨®n personal, m¨¢s ventiladores mec¨¢nicos para habilitar camas extra de cuidados intensivos, el reparto de la enfermedad por franjas de edad es m¨¢s homog¨¦neo (hay m¨¢s j¨®venes infectados), las residencias est¨¢n m¨¢s protegidas, adem¨¢s de la vacunaci¨®n. Este es el sumatorio de elementos que da algo de optimismo a los expertos en salud p¨²blica con respecto a esta tercera ola. ¡°Seguramente no habr¨¢ un racionamiento de los cuidados cr¨ªticos, como sucedi¨® hace un a?o, pero ser¨¢ muy complicado¡±, afirma Fernando Rodr¨ªguez Artalejo, catedr¨¢tico de Salud P¨²blica de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
Pero ahora se a?ade, adem¨¢s, un factor que puede dar al traste con todas las previsiones: la variante brit¨¢nica. Jos¨¦ Mart¨ªnez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud P¨²blica, recuerda que a mediados de diciembre, el primer ministro brit¨¢nico Boris Johnson advirti¨® de que la epidemia estaba ¡°descontrolada¡± por esta mutaci¨®n. ¡°Dijo esto y al d¨ªa siguiente tom¨® unas medidas distintas de las que hab¨ªa adoptado cuatro d¨ªas antes¡±. El 21 de diciembre, el Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en ingl¨¦s) pidi¨® que se suprimieran viajes y encuentros sociales no esenciales.
En Espa?a no se hizo nada al respecto: todas las comunidades, excepto la valenciana, siguieron abiertas para acoger a familiares y allegados en Navidades. Todos los expertos advirtieron entonces de que esto traer¨ªa consigo una dif¨ªcil tercera ola, incluso sin tener en cuenta la variante brit¨¢nica. Y aqu¨ª la tenemos.
Anna Llupi¨¤, especialista en medicina preventiva y salud p¨²blica del Hospital Cl¨ªnic de Barcelona, como otros colegas consultados, cree que se le est¨¢ dando poca importancia a esta mutaci¨®n. ¡°Seguramente tiene m¨¢s componente aerosol [de transmisi¨®n por el aire]. A nivel internacional se habla de una pandemia dentro de la pandemia y seguramente las medidas que tenemos ahora impuestas no sean suficientes¡±, asegura. Alemania s¨ª se ha tomado en serio esta posibilidad y con una tasa de incidencia de menos de la mitad que la espa?ola (319 casos por 100.000 habitantes) est¨¢ tomando medidas m¨¢s firmes. Los alemanes llevan dos meses y medio de cierre pr¨¢cticamente total de la vida p¨²blica, y el pasado martes lo alargaron dos semanas m¨¢s de lo previsto, hasta el 14 de febrero. Ante la nueva variante, la canciller, Angela Merkel, asegur¨® que hab¨ªa que actuar ya, sin m¨¢s dilaci¨®n. A las medidas que ya ten¨ªan han sumado exigir mascarillas ¡°m¨¦dicas¡± en los comercios y el transporte p¨²blico, donde ya no se podr¨¢ entrar con cubrebocas de tela.

Uno de los problemas que se?alan la mayor¨ªa de los epidemi¨®logos consultados es que Espa?a est¨¢ siendo reactiva. Nunca se anticipa a los contagios; siempre va por detr¨¢s. ¡°Vamos camino de que suceda como en el Reino Unido [donde se est¨¢n batiendo r¨¦cords de fallecimientos diarios] porque no hemos atendido a recomendaciones que eran evidentes¡±, dice Rafael M. Ort¨ª Lucas, presidente de la Sociedad Espa?ola de Medicina Preventiva, Salud P¨²blica e Higiene (Sempsph). ?l y otros colegas ven¨ªan recomendado un confinamiento estricto y corto a principios de diciembre para cortar la transmisi¨®n y que el escenario no fuera el que tenemos por delante. ¡°No entiendo a qui¨¦n beneficia estos meses de agon¨ªa y restricciones intermitentes en lugar de periodos m¨¢s cortos y estrictos¡±, a?ade Llupi¨¤. Ambos miran con envidia este modelo, que est¨¢ funcionando en lugares como China, Taiw¨¢n, Australia o Nueva Zelanda.
?Y ahora, qu¨¦?
Sobre lo que se ha hecho mal hay bastante unanimidad. ?Qu¨¦ se deber¨ªa hacer ahora? Los consultados coinciden en que algo distinto a lo que se hizo en la segunda ola. ¡°El triunfalismo de hace un par de meses fue sorprendente. Mientras las zonas de mayor incidencia continuaban sembrando de virus el resto del pa¨ªs, y aumentando el riesgo de nuevas mutaciones por la gran circulaci¨®n de virus, la incidencia nunca bajo lo suficientemente como para vaciar los hospitales a niveles seguros. Jugamos con fuego al mantener una alta ocupaci¨®n de UCI durante todo el oto?o y nos hemos abrasado. Ahora el panorama es terrible para cualquiera que necesite cuidados cr¨ªticos, sea por covid, por infarto o por accidente de tr¨¢fico¡±, se?ala Hern¨¢n.
Se dio por concluida una onda pand¨¦mica cuando todav¨ªa hab¨ªa una incidencia que en la mayor¨ªa de las comunidades era ¡°alta¡±, seg¨²n el propio sem¨¢foro que dise?¨® el Ministerio de Sanidad con las autonom¨ªas. Se hablaba del ¨¦xito de Madrid sin cerrar hosteler¨ªa cuando el virus realmente circulaba a sus anchas por la comunidad. Los expertos llaman a no repetir el error. ¡°Una cosa que s¨ª sabemos es que el virus responde a las medidas que tomamos; si son duras la incidencia y la transmisi¨®n disminuye. Vamos a hacer lo que sabemos y asumir que las Navidades nos equivocamos¡±, argumenta el epidemi¨®logo Javier del ?guila.
En opini¨®n de Pere Godoy, presidente de la Sociedad Espa?ola de Epidemiolog¨ªa, tenemos una nueva oportunidad de hacer las cosas bien. ¡°Hay que dar prioridad a detectar la nueva variante del virus. Si no se hace, el control despu¨¦s va a ser mucho m¨¢s complicado. Es una oportunidad para establecer un sistema de vigilancia eficaz en el que estas nuevas variantes se controlen de verdad. Y no debemos conformarnos con reducir la transmisi¨®n a los niveles de la segunda ola, porque si no puede que lleguemos a una cuarta todav¨ªa peor¡±.
Cuatro de cada diez personas no saben d¨®nde se infectaron
Una de las grandes dificultades para tomar medidas adecuadas que atajen la epidemia en Espa?a es que queda mucho por saber sobre d¨®nde se producen los contagios. Seg¨²n los ¨²ltimos informes del Instituto de Salud Carlos III, no se logr¨® encontrar v¨ªnculo epidemiol¨®gico en cuatro de cada 10 positivos. Es cierto, como repiten algunos pol¨ªticos, que el ¨¢mbito familiar es un importante foco, pero eso en parte sucede porque es el m¨¢s f¨¢cil de localizar. Est¨¢ sobrerrepresentado porque es muy sencillo rastrear ese tipo de infecci¨®n, pero es casi imposible cuando sucede en un transporte p¨²blico, en un supermercado o en un bar con desconocidos. En estas circunstancias ser¨ªa ¨²til una aplicaci¨®n m¨®vil de rastreo, pero la de Espa?a ha fracasado. Desde que se abri¨®, a principios de septiembre, se han notificado 36.735 positivos, menos del 2% de los que se han producido oficialmente.
Fernando Rodr¨ªguez Artalejo, catedr¨¢tico de Salud P¨²blica de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, insiste en que son claves los estudios que muestren la realidad del contagio para tomar medidas efectivas minimizando la afecci¨®n econ¨®mica y social. ¡°Se deber¨ªan tomar muestras y hacer estudios muy concienzudos, pero hac¨ªa arriba, para buscar d¨®nde se contagiaron, no tanto hacia abajo (a qui¨¦n contagiaron) y esto no me consta que se est¨¦ haciendo¡±, se?ala.
¡°Si no hay buenos estudios epidemiol¨®gicos que nos permitan conocer en detalle la situaci¨®n es dif¨ªcil tomar medidas. Lo que ha demostrado efectividad son el confinamiento y el estudio y aislamiento de contactos. Todas las dem¨¢s son parciales, pueden acertar, pero un poco por casualidad¡±, a?ade Rafael M. Ort¨ª Lucas, presidente de la Sociedad Espa?ola de Medicina Preventiva, Salud P¨²blica e Higiene.
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