Pablo Casado y la ca¨ªda de la casa Usher
El PP era un partido sin rumbo cuando lleg¨® a Catalu?a y de all¨ª ha salido directamente como un partido sin techo
Sobran ejemplos de resultados electorales en los que al jefe del partido se le echa de casa, pero es la primera vez que, ante un batacazo, el jefe del partido, tras mirar a su alrededor, echa a la casa. Esto es lo que acaba de hacer Pablo Casado como parte de una limpieza espiritual en la que, dijo, se quemar¨¢ el pasado y no se volver¨¢ a hablar de ¨¦l. Hasta ahora en el Partido Popular ha habido renovaci¨®n de caras, renovaci¨®n ideol¨®gica (esta cada primavera-verano) y renovaci¨®n parlamentaria; faltaba ya solo emprenderla con el catastro. Hay una transparente lectura pol¨ªtica detr¨¢s de la decisi¨®n, ya anticipada por Teodoro Garc¨ªa Egea: la culpa de la debacle catalana es de B¨¢rcenas, no de la visita de Casado a Catalu?a para decir que ¨¦l no quiso comparecer el 1-O por estar en desacuerdo con las cargas policiales. ?A qu¨¦ perfil de votante del PP catal¨¢n exactamente se dirig¨ªa Casado? ?O era un gui?o estrat¨¦gico al electorado de la CUP, por si alguien dec¨ªa: ¡°Ah, bueno¡±? As¨ª se entiende mejor que el PP fuese un partido sin rumbo cuando lleg¨® a Catalu?a y de all¨ª haya salido directamente como un partido sin techo.
Julio Cort¨¢zar public¨® Casa tomada en 1947, uno de sus cuentos m¨¢s famosos. Dos hermanos habitan una querida casa colonial en la que, un buen d¨ªa, empiezan a escuchar extra?os ruidos sin poder precisar su origen, pero que los obligan a retroceder y abandonar partes de la casa que creen ya en posesi¨®n de los extra?os. Todo ello termina, entre terrores y angustias, con los hermanos fuera de la casa, cerrando con llave y tir¨¢ndola a la alcantarilla. Esta ser¨ªa una lectura extraordinariamente po¨¦tica de lo ocurrido en los ¨²ltimos a?os en el PP, un partido conviviendo con un pasado que, a fuerza de no saldar sus cuentas, le invade sin mostrarse hasta acabar con los inquilinos tirando la llave; al fin y al cabo, ese cuento de Cort¨¢zar fue siempre sometido a m¨²ltiples y ex¨®ticas interpretaciones, tambi¨¦n pol¨ªticas.
Pero seis a?os despu¨¦s de publicar ese relato, en 1953, Cort¨¢zar se fue a Italia para traducir los cuentos y ensayos de Edgar Allan Poe. Entre ellos, uno muy conocido: La ca¨ªda de la casa Usher. Es un relato que hay que leer al menos una vez al a?o, sobre todo cuando tu casa est¨¢ siendo investigada judicialmente. Los dos cuentos han sido relacionados por motivos evidentes (dos hermanos protagonistas, presencia aterradora e invisible que empieza a llenarlo todo, Cort¨¢zar ¡ªdevoto de Poe¡ª escribiendo uno y traduciendo otro), pero la narraci¨®n de Poe, su escritura, desborda cualquier comparaci¨®n: el detalle de las descripciones, la profundidad psicol¨®gica de los protagonistas y, sobre todo, el predestinado fin de raza, la extinci¨®n de la dinast¨ªa Usher en un final terror¨ªfico al que, si ocurriese algo parecido en la calle de G¨¦nova de Madrid, podr¨ªa a?ad¨ªrsele a Casado sobre el techo en llamas gritando eso de James Cagney encima de una torre ardiendo: ¡°Mira, mam¨¢, estoy en la cima del mundo¡±.
La palidez enfermiza del ¨²ltimo superviviente de la casa Usher y su estado de debilidad s¨ª explican mejor la decisi¨®n del PP de abandonar su sede. Porque cuando uno deja la casa en la que se forj¨® una estirpe, mata la estirpe con ella y se convierte en el ¨²ltimo de ella o, en caso de tener mejor fortuna que Roderick Usher, en el primero de una nueva. Aunque eso, que en la literatura es tan atractivo, como argumento pol¨ªtico y judicial (¡°?si nosotros ya no vivimos all¨ª!¡±) no funciona tan bien.
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