Serios problemas en la coalici¨®n PSOE-Podemos
La descoordinaci¨®n de los socios y la irresponsabilidad de UP son muy da?inas
La alianza gubernamental entre PSOE y Unidas Podemos exhibe de forma cada vez m¨¢s descarnada serios problemas que urge resolver. Por un lado se observan constantes y lamentables episodios de descoordinaci¨®n y competencia interna que minan la labor gubernamental y la iniciativa legislativa de la coalici¨®n. Por el otro, el socio minoritario agita desde el coraz¨®n de las instituciones ret¨®ricas irresponsables, como la reciente y prolongada reticencia a condenar la violencia callejera. Ambas cuestiones son muy da?inas para Espa?a.
En el primer orden de problemas hay multitud de ejemplos, desde la pol¨ªtica de vivienda hasta la regulaci¨®n de los conocidos como delitos de expresi¨®n. Pero el m¨¢s desolador de todos es la pugna abierta entre las dos formaciones alrededor de la legislaci¨®n en materia de igualdad. Es una cuesti¨®n en la cual ser¨ªa oportuna la mayor unidad posible, precisamente para dar vigor a la protecci¨®n de colectivos en situaciones dif¨ªciles. En cambio, se detecta el desagradable aroma del deseo de ambas partes de rentabilizar de forma partidista las iniciativas. El PSOE debe aceptar un factor primario: UP dirige el Ministerio de Igualdad; UP debe evitar precipitar, para poder hacer bandera de ellas el 8 de marzo, iniciativas que requieren sosiego y consenso. Adem¨¢s de fallos de coordinaci¨®n interna, tambi¨¦n se detecta una seria deficiencia en la construcci¨®n de alianzas y complicidades parlamentarias m¨ªnimamente estables. Es evidente que esto es tarea complicad¨ªsima a la vista del panorama del hemiciclo del Congreso. Pero la sensaci¨®n de improvisaci¨®n ha adquirido recientemente tintes inaceptables en la tramitaci¨®n del decreto ley de gobernanza de los fondos europeos, finalmente aprobado gracias, nada menos, a la abstenci¨®n de Vox.
El segundo orden de problemas es m¨¢s inquietante a¨²n. La irresponsabilidad institucional de Podemos causa un inaceptable da?o. La lista de oprobios es extensa. Pueden citarse la inmadura ligereza con la que se cuestiona la forma de Estado (sin que est¨¦n a la vista soluciones de consenso mejores) o la plenitud democr¨¢tica de Espa?a (en pleno pulso sobre ello con una potencia autoritaria). Claro que la democracia espa?ola es mejorable, pero es f¨¢cil imaginar mejores maneras de lograrlo que las declaraciones de dirigentes de Podemos. Reprobables resultan, adem¨¢s, la reticencia a condenar la violencia callejera (proferida solo tras una ola de indignaci¨®n) o la agitaci¨®n del espectro de un control democr¨¢tico de los medios. Podemos deber¨ªa entender que esta actitud es da?ina no solo para Espa?a, sino para su propio futuro, al autocondenarse de esta manera a una marginalizaci¨®n, al ser percibido por una mayor¨ªa como un actor pol¨ªtico t¨®xico. Es ¨²til para la democracia espa?ola una fuerza con fuertes planteamientos izquierdistas; no lo es una que desestabiliza. En estas circunstancias, el PSOE deber¨¢ ser contundente en rechazar estas actitudes. Cada titubeo representa un riesgo de contaminaci¨®n para un partido clave. El presidente S¨¢nchez habr¨ªa hecho bien en replicar antes a las declaraciones del vicepresidente Iglesias.
Ante todo ello, debe observarse que esta coalici¨®n es la geometr¨ªa de lo posible en el Parlamento elegido por los espa?oles. Quienes desde la cr¨ªtica radical sostienen que esta coalici¨®n jam¨¢s deber¨ªa haber visto la luz deben explicar qu¨¦ alternativas hab¨ªa. Ni la gran coalici¨®n es ahora una opci¨®n viable en Espa?a ni era deseable votar por tercera vez. Esta misma coalici¨®n ha ofrecido resultados positivos: lo son avances sociales como la ley de eutanasia o el establecimiento del ingreso m¨ªnimo vital. La aprobaci¨®n de los Presupuestos, aunque perfectibles, es un gran avance con respecto a la inestable interinidad anterior. A ello ha contribuido UP, con empuje social y apuntalando la gobernabilidad. Lo que los ciudadanos no merecen es este nivel de conflictividad en el Gobierno y, sobre todo, que uno de sus miembros parezca dedicarse m¨¢s a desestabilizar que a construir serenamente.
EDITORIAL | Negociar con Ir¨¢n
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