Negociar con Ir¨¢n
Europa tiene que colaborar a romper la desconfianza que existe entre Teher¨¢n y Washington
La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca con la declarada voluntad de regresar al acuerdo nuclear abandonado por su predecesor despert¨® esperanzas no s¨®lo en Ir¨¢n. La Uni¨®n Europea, que medi¨® activamente para lograr aquel pacto en 2015, ha vuelto a ofrecer sus buenos oficios para facilitar el contacto directo de la Rep¨²blica Isl¨¢mica con Estados Unidos, cuya retirada tres a?os despu¨¦s dej¨® el Plan Integral de Acci¨®n Conjunta (PIAC) en agua de borrajas.
Existe un amplio consenso sobre el fracaso de la pol¨ªtica de m¨¢xima presi¨®n de Trump. No s¨®lo el r¨¦gimen iran¨ª ha sobrevivido a las dur¨ªsimas sanciones que le impuso, sino que los 102 kilos de uranio enriquecido (el material que sirve de base para fabricar armas at¨®micas) que ten¨ªa hace cuatro a?os se han convertido en 2,5 toneladas. Cualquier esfuerzo por volver a meter al genio en la botella merece apoyo. Pero el empe?o no va a ser f¨¢cil no s¨®lo por el trabajo perdido, sino porque EE UU desea ampliar el acuerdo para incluir el programa de misiles y el apoyo iran¨ª a grupos afines en los pa¨ªses vecinos.
Ir¨¢n ha respondido con desaire a los primeros gestos de la Administraci¨®n Biden. Hay una parte de postureo, pero tambi¨¦n cierto sentimiento de superioridad moral. Si EE UU rompi¨® el pacto, debe ser el que lo repare levantando las sanciones, argumentan las autoridades iran¨ªes. De ah¨ª su ultim¨¢tum de reducir la cooperaci¨®n con los inspectores de la ONU a partir de la pr¨®xima semana. El problema es que ellos tambi¨¦n est¨¢n en falta.
Como respuesta al desplante de Trump, Teher¨¢n ha llevado a cabo un calculado desaf¨ªo con un goteo de incumplimientos a los compromisos que adquiri¨® al firmar el acuerdo. Ninguno de ellos es tan grave como para desatar el mecanismo de resoluci¨®n de disputas del PIAC, pero poco a poco han vaciado de contenido el acuerdo.
Romper el c¨ªrculo vicioso no es imposible, pero la desconfianza rec¨ªproca complica la tarea en la que se afanan los firmantes europeos. Su esfuerzo mediador debe empezar por reconocer los incumplimientos de ambas partes. Antes de dar pasos significativos, hacen falta muestras de buena voluntad por los dos lados. Ir¨¢n podr¨ªa empezar por rebajar su ret¨®rica incendiaria y controlar a los grupos que apadrina, en especial las milicias que hostigan a las fuerzas norteamericanas en Irak. Estados Unidos tiene que permitir alg¨²n alivio econ¨®mico (desbloquear fondos iran¨ªes en el extranjero o un pr¨¦stamo del Fondo Monetario Internacional), pero sobre todo aclarar si quiere recuperar el PIAC primero, o si va a presionar por un acuerdo m¨¢s amplio desde el principio.
EDITORIAL | Serios problemas de coalici¨®n
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